Despegue conectado
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omicronoLunes, 26/12/2011
El pasado 27 de noviembre, coincidiendo con la fiesta de Acción de Gracias (uno de los días de mayor tráfico aéreo en Estados Unidos), el responsable de tecnología del New York Times, Nick Bilton, agitó la blogosfera con un artículo sobre el uso de dispositivos electrónicos en los aviones durante el despegue y aterrizaje.
Nadie parece tener claro por qué su uso no está permitido. Ni los organismos reguladores, ni las aerolíneas ni los fabricantes de aeronaves. La historia cambia según a quién se pregunte y todos parecen culparse entre sí.
Ayer volvió a la carga con un artículo de seguimiento tras hablar con varios responsables de la F.A.A. (el organismo regulador estadounidense), que recientemente ha permitido el uso del iPad a los pilotos en cabina como sustituto de las cartas de navegación en papel. ¿Por qué pueden los pilotos y no los pasajeros? ¿Que peligro supone leer en un Kindle, por ejemplo, durante el despegue?
El artículo merece la pena pero les ahorro la lectura si tienen prisa: la respuesta sigue siendo confusa y nadie parece tener claro el motivo. Las normas americanas son parecidas a las europeas. La única diferencia es que aunque el uso de aparatos de electrónica durante el despegue y aterrizaje está prohibido, en EE.UU. se permite el uso de teléfonos y dispositivos electrónicos desde que las ruedas tocan el suelo al aterrizar. En Europa, o al menos en España, hay que esperar hasta que al avión se pare y la puerta se abra. Para quienes han sustituido el papel por la pantalla o la tinta electrónica es una molestia porque hay poco que hacer durante esos minutos aparte de mirar el respaldo del asiento delantero que, por cierto, cada año está más cerca.
Las emisiones electromagnéticas de un iPad o un Kindle son muy bajas y comparables a las de dispositivos que sí están permitidos durante el despegue y aterrizaje y que incluyen objetos tan absurdos como una afeitadora eléctrica o una grabadora. Los sistemas de aviónica están protegidos para evitar interferencias, sobre todo en los aviones más modernos y no es un problema de atención porque causan la misma distracción que una revista o un libro de papel. Más bien, como señala un ingeniero de Boeing, se debe a "la inercia y la paranoia" de las agencias reguladoras.
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omicrono