Camine, trote, corra... para vivir más y mejor
La práctica de ejercicio físico se presenta, cada vez con mayores evidencias, como una de las mejores soluciones para vivir más y mejor. No sólo combate el «gen de la obesidad», también disminuye las probabilidades de sufrir una depresión, un cáncer, e incluso influye en la movilidad de los espermatozoides.
Efectivamente, las personas que tienen una predisposición genética a la obesidad pueden reducir sus probabilidades de acumular peso si son activas en su vida diaria, según un estudio del Hospital de Addenbrooke (Cambridge, Inglaterra) publicado en la revista Plos One. Este resultado se obtiene tras realizar un metaanálisis, que incluye los datos de más de 200.000 personas en 45 estudios independientes.
El trabajo concluye que el gen «FTO», asociado con obesidad y aumento de masa grasa en el cuerpo, es un 27% menos potente en las personas adultas físicamente activas que en las sedentarias; es decir, un estilo de vida saludable (con ejercicio) previene el aumento de peso. Hay que recordar que la obesidad aumenta los riesgos de padecer diabetes, ciertos tipos de cáncer, accidentes cerebrovasculares o enfermedad cardiaca. Los investigadores recomiendan para el control del gen «FTO», una hora de actividad al día, cinco veces por semana, además de subir escaleras o ir en bicicleta.
La Fundación Minneapolis Heart Institute daba a conocer hace unos días sus investigaciones sobre mujeres que corren maratones de forma profesional, para indicar que éstas tenían un menor número de placas en la arteria coronaria que sus colegas varones. Para ello, utilizaron angiografía coronaria por tomografía computarizada que permite visualizar estas placas (constituyen una de las principales causas de muerte por enfermedad cardiaca), y compararon los resultados entre mujeres sedentarias y maratonianas con un mínimo de un maratón al año en los últimos diez. El 50% de las mujeres sedentarias tenían lesiones de placa coronaria (arterioesclerosis), mientras sólo se presentaban éstas en el 20% de las corredoras; además, el volumen medio de la placa adherida a la pared interna de las arterias fue mucho menor (un 50%) entre las maratonianas, mientras que la presencia de estrechamiento de «luz arterial» (estenosis) fue tres veces mayor en las mujeres sedentarias. A todas estas ventajas, hay que sumar que las maratonianas tenían una presión arterial más baja, menos concentración de colesterol en sus venas, y una menor incidencia de diabetes que las sedentarias.
El ejercicio físico también protege de la depresión según publican, en American Journal of Epidemiology, investigadores del Colegio de Salud Pública de Harvard (Boston, EEUU). El estudio afirma que las mujeres mayores que hacen más ejercicio y ven menos horas de televisión tienen un 20% menos de probabilidades de sufrir una depresión. Además, el ejercicio aumenta la autoestima, otorga mayor autocontrol, y aumenta en sangre las endorfinas, y todo ello con 90 minutos de actividad física al día. Es decir, que el ejercicio físico es sumamente importante para una buena salud cerebral. El trabajo de Harvard indica también que las mujeres que veían más de tres horas al día la televisión tenían un 13% más de probabilidades de convertirse en depresivas. Además, especialistas en envejecimiento y geriatría de la Universidad de Florida (EEUU) publican en Archives of Internal Medicine un estudio que indicaba que las actividades rutinarias (salir a comprar, vaciar el lavavajillas, sacar la basura, doblar la ropa
) en las personas de más de 65 años podrían ayudar a evitar la demencia.
Por otra parte, leemos en la revista Cancer Prevention Research que pasar mucho tiempo sentado aumenta las probabilidades de padecer un cáncer. Por lo tanto, no sería suficiente hacer ejercicio físico (en este estudio se recomienda 150 minutos a la semana) si el resto del día lo pasamos sentados. El ejercicio practicado de forma regular, cinco veces a la semana, reduce el riesgo de cáncer de colon en un 35% y el de cáncer de mama hasta un 25%, quizás porque la actividad física disminuye los marcadores de inflamación (como la proteína C reactiva). La mayor presencia en el organismo de moléculas de inflamación está asociada a la obesidad y al cáncer. La falta de ejercicio (vida sedentaria o pegados a la silla) aumenta la presencia de estos marcadores de inflación en la sangre. Aunque no se sabe todavía, a ciencia cierta, si al disminuir los marcadores de inflación se reduce el riesgo de padecer un cáncer, el consejo sería «pase menos tiempo sentado, y muévase más en el trabajo».
Pero todo en su justa medida. Un estudio de la Universidad de Yamaguchi (Japón) presentado en la reunión anual de la American Society for Reproductive Medicine, indica que los espermatozoides humanos son más felices, se mueven mejor, en aquellos varones que practican ejercicio moderado, ya que una actividad física extenuante o la ausencia de ella, reducen su movilidad de dos a tres veces. Aunque los datos del estudio son preliminares, si usted quiere perpetuar la especie
¡modérese hombre!
Las migrañas favorecen la depresión
Las personas con migrañas muy dolorosas podrían desarrollar depresión clínica, según sugiere un estudio realizado en Canadá y publicado en la revista «Headache». Además, las personas con depresión correrían riesgo de padecer migrañas. El estudio reunió datos de 15.000 personas obtenidos cada dos años entre 1994 y el 2007; en esos 12 años, el 15% desarrolló depresión y el 12% migrañas. La depresión fue ignificativamente más común en el grupo que había comenzado el estudio con migrañas: el 22% frente al 15% de las personas sin dolores de cabeza. Eso se traduce en un 80% más de posibilidad de desarrollar depresión en las personas con migrañas que sin migrañas. Sin embargo, las personas con depresión eran un 40% más propensas que los participantes sin depresión a tener migrañas.