> Estudian las probabilidades de que un asteroide caiga en la órbita de la Tierra.
> Ahora mismo, otra luna de un metro de diámetro debería estar orbitándonos.
Si Tatooine era el planeta con dos soles en La Guerra de las Galaxias, la Tierra podría ser el planeta con dos lunas, y no en la ciencia ficción. Un estudio sobre la forma en la que nuestro planeta captura asteroides temporalmente sugiere que la Tierra debería tener al menos una luna extra por la periodicidad con la que se capturan asteroides en la órbita terrestre.
Así lo recoge la investigación recogida por el MIT en la revista Technology Review que se remonta a los datos recogidos el pasado 2006 cuando el Catalina Sky Survey, en Arizona, observó un misterioso cuerpo que había empezado a orbitar la Tierra.
El objeto resultó ser un diminuto asteroide, bautizado como 2006 RH120, de tan solo unos metros de diámetro. Fue capturado por la gravedad terrestre en septiembre de 2006 convirtiéndose en un satélite natural y orbitó junto a nosotros hasta junio de 2007, cuando se adentró en el Sistema Solar en busca de un vecino más interesante.
Así, 2006 RH120 se convirtió en el primer ejemplo fiablemente documentado de una luna temporal.
Pero según recogen Mikael Granvik y sus colegas de la Universidad de Hawai en Honolulu, deberían existir muchos más ejemplos. El equipo investigador ha modelado la forma en la que el sistema Tierra-Luna captura estos objetos estelares para averiguar con que periodicidad se atraén a lunas adicionales y cuánto estas se quedan en nuestra órbita.
Las lunas temporales quedarían unos 10 meses a nuestro alrededor
La respuesta es sencilla para los expertos, este fenómeno es muy frecuente. Ahora mismo debería haber una luna extra que permanecería a nuestro alrededor en 'secreto'.
En cualquier momento, debería haber al menos un satélite natural de la Tierra de 1 metro de diámetro orbitándonos, afirman Granvik y compañía.
Estos objetos deberían permanecer durante unos 10 meses a nuestro alrededor y dar unas tres vueltas al planeta.
Esta información tiene una vertiente interesante, aparte del interés académico. La NASA ha dicho repetidas veces que está interesada en enviar humanos a un asteroide cercano a la Tierra y esta sería una buena oportunidad.
Sin embargo, estas lunas temporales son difíciles de observar y son muy pequeñas. Están sujetos a tantas fuerzas gravitatorias que es muy difícil predecir cuándo serán capturados por la Tierra.
Pero una mejor monitorización podría ayudar a observarlos, lo que permitiría una posible misión de visita a estos cuerpos.
"El potencial científico de poder visitar un asteoride y traerlo de vuelta ala Tierra no tiene precedentes", señala el equipo de investigación.