Mar del Plata es una ciudad bendecida en muchos aspectos. Uno de ellos, sin dudas, pasa por tener acceso continuo a lo mejor de lo mejor en cuanto a manifestaciones culturales, incluido en este rubro, el deporte. Entonces, lo que pasa a ser algo tan habitual, en determinado momento hace que los marplatenses cometan el error de no valorar ciertas cosas. Como si estar acostumbrados a tener a los más destacados, impidiera discernir la real dimensión de algunos personajes.
Desde finales de agosto pasado, el hoy exitoso entrenador, antes glorioso jugador, Waldo Kantor, encabeza un ambicioso y novedoso proyecto con el vóleibol de Buenos Aires Unidos, que apunta a conjugar el alto rendimiento con la construcción de nuevas bases en el deporte formativo.
Sí, Kantor ha sido considerado por la Federación Internacional (FIVB) como uno de los 25 mejores jugadores de la historia, fue el armador indiscutido del seleccionado argentino durante 350 partidos a lo largo de dos décadas, entre las cuales ganó, entre otras cosas, dos medallas de bronce: una en un Mundial y la otra en los Juegos Olímpicos. Historia viva del vóleibol internacional, también ha sido exitoso como entrenador. Hoy lo disfruta Mar del Plata.
Como uno de los ideólogos del proyecto Buenos Aires Unidos, ¿cuál es tu percepción con respecto a lo que ustedes imaginaron y a cómo está posicionado ahora?
Si pensamos que hace seis meses estábamos hablando de que esto podía ser una realidad, y ahora tenemos todo lo que tenemos, es indudable que no lo hubiésemos imaginado. No sólo a nivel de resultados, que evidentemente han sido muy buenos, sino también por todo lo que Buenos Aires Unidos le ha aportado a la ACLAV, al vóley marplatense y de la zona, involucrando a los entrenadores y los chicos que juegan. Si me decían que después de seis meses íbamos a estar así, con un proyecto tan saludable, no lo hubiese creído. Había una idea, un objetivo, una misión bien clara, pero era todo a confirmar. Y hoy podemos hablar de una pequeña realidad, que debe seguir apuntalándose, fortaleciéndose, y que tiene que buscar nuevos horizontes, es decir, cuestiones superadoras de lo que ya se está haciendo.
Obviamente, con objetivos tan amplios, debe ser necesario un esfuerzo de trabajo extra...
Tiene que ver con las personas que están poniéndole el hombro todo el tiempo a esto. El hombro, el trabajo, la cabeza, las ideas. Hay muy buena química entre todos y eso hace que funcione. Desde los jugadores, el cuerpo técnico, la dirigencia, quienes apoyaron desde muy arriba en la Secretaría de Deportes, que acompaña con una mirada más amplia para toda la provincia. Es un bloque que está funcionando muy bien y tiene un montón de resortes que salen para todos lados y por ahora estamos bastante bien plantados. Hay un montón de cosas que todavía no están, que se están pensando, que tienen que llegar más adelante, pero con todas las inciativas que se pensaron y se concretaron, el trabajo del equipo y lo que va a venir, no puedo estar más que contento.
¿Están dadas las condiciones para que esto se prolongue en el tiempo?
Diría que sí. En el aspecto macro, el equipo se sustenta con un plan de presupuesto importante y creo que eso está de alguna manera garantizado por una temporada más y vamos a seguir insistiendo para que los aportes de las distintas patas que pueden componer esta estructura sean cada vez más fuertes, no tanto del lado estatal, sino del lado privado. Sería muy interesante involucrar a sponsors de Mar del Plata como respaldo del lugar para el equipo del lugar. Tenemos un año y medio casi garantizado y eso nos da respiro para seguir pensando en que sí o sí tiene que entrar más gente a apoyar esto desde el punto de vista económico. Pero, hay un montón de cosas que no tienen que ver con la plata, son importantes en sí mismas y consolidan también este proyecto para que haya un equipo-imagen-reflejo que permita después hacer más cosas. Hay iniciativas de grandes equipos, grandes sponsors y grandes presupuestos que no tienen esta inquietud tan fuerte como la que tenemos nosotros y poco tiene que ver con el dinero.
¿Te referís a lo que se denomina la parte menos visible pero a la vez más considerable del proyecto? ¿El aspecto social?
Sí, pero no solamente el aspecto social, que seguramente nos ocupa y mucho. Hicimos un curso para entrenadores locales en un día difícil, de regreso a las clases tras un fin de semana largo y hubo una asistencia importante e incluso gente que vino de afuera, de Coronel Pringles. Un ejemplo en el cual no hubo plata de por medio. Ni los profesores y entrenadores pagaron un centavo, ni el cuerpo técnico de Buenos Aires Unidos cobró un centavo. El club Once Unidos aportó las instalaciones y se hizo algo fenomenal para el movimiento. Son cuestiones que tienen que ver con las ideas, las iniciativas, la voluntad política, y no con el dinero.
Tanto ese curso para entrenadores como la charla ofrecida por Julio Velasco fueron inéditas por esta zona. ¿Esa apertura tiene también que ver con que ustedes, los entrenadores, se brindan de otra manera hacia los que están algunos escalones por debajo y quieren progresar y mejorar?
Creo que la integración con el medio local es indispensable, insustituible y radical para la salud del proyecto. No se trata de un equipo que surgió de las bases de la ciudad, con sponsors locales, sino que surgió de otra manera. Llegó un equipo con entrenadores de afuera, jugadores de afuera. Es cierto, hay jugadores locales, pero los tomamos porque eran los mejores de acá y para lograr una identificación también. Era necesario y fundamental encontrar el vínculo inmediato con el vóley local. Y el referente para mí, en ese sentido, fue Javier Tadey, y lo sumamos para integrar el cuerpo técnico. Las primeras reuniones fueron directamente con la Asociación Marplatense de Vóleibol, con la idea de poder abrir los entrenamientos para que sean presenciados por entrenadores locales. El curso no lo hicimos antes porque la vorágine del campeonato no lo permitió, pero siempre ratificamos nuestra voluntad de que los entrenadores locales pudieran integrarse y tener un contacto más directo. No tengo ningún tipo de idea de esconder nada, al contrario, sino la intención de poder devolver todo lo que uno aprendió y sabe, de transmitirlo, y de generar entusiasmo e inquietudes positivas en el vóley local. Por el contrario, si te cerrás al medio, lo más probable es que generes el rechazo de la ciudad, y eso va absolutamente en contra de los orígenes de este proyecto.
En los posibles cursos de acción para captar nuevos jugadores, las escuelas parecen ser fundamentales, aunque en ese ámbito, el vóley parece haber sido desplazado como opción en el deporte escolar. ¿Cuál es tu pensamiento?
En general, el deporte no es una prioridad en las escuelas. Por lo menos, como muchos entrenadores quisiéramos. Es en los colegios donde está el público cautivo, donde están los chicos y entrar con el vóley en las escuelas sería bárbaro para nosotros. En algunos lugares, el vóley ha tenido esa posibilidad. En Buenos Aires, por ejemplo, la Federación Metropolitana se acercó durante muchos años a los Consejos Escolares y Direcciones de Educación Física, insistió y finalmente consiguió implementar unos programas valiosísimos. Costó muchísimo y evidentemente no es fácil cambiar la currícula. Es una decisión política de los más altos niveles. Pero desde ya que las acciones directas con las escuelas es un punto que tenemos muy en cuenta. Cuanto más estrecha sea nuestra relación con la Asociación Marplatense y la Secretaría de Educación, tendremos más posibilidades de colocar al vóley dentro de un esquema probable en las escuelas. Y sería un paso adelante muy importante.