Emiliano Ojeda: su segunda Liga en cuatro años de voley
Por volear
  
Jueves, 22/12/2011
“Poné a Tribi”, se escucha en cada partido de local de Instituto Doctor Carlos Pellegrini en la Liga Argentina de Voley Tarjeta Nativa Nación. En un principio, el pedido que surgía desde las tribunas era un tanto tímido. Pero después quienes lo hacían se motivaron más y sobre todo se convencieron de la frase. Para entender el origen de la exigencia hay que contar la historia.

La unión de estas palabras se refiere al pedido del público para que Emiliano Ojeda entre a la cancha a disputar los partidos de su equipo. No es un capricho del público, es un ruego que generó el rendimiento del propio jugador. Es que cuando se lesionó César Cottini, el central titular, él, con sólo 20 años, se calzó momentáneamente el traje de líder en esa posición y cumplió con creces.

Así puso en enormes y lindos aprietos al técnico Pablo del Grecco que, como capitán del barco “tricolor”, debe tener la firmeza para no ceder siempre al pedido del público. Lo curioso de la historia es que Ojeda es el jugador más aclamado por la tribuna. Y eso que en el plantel está Jerónimo Bidegain, uno de los mejores jugadores que tuvo la Selección Argentina y que fue campeón en Tucumán con Swiss Medical Monteros.

La reacción de la gente en el estadio de Moreno y Alsina, en el barrio sur de la capital tucumana, es similar a la que causó Messi en Sudáfrica: sólo rozar el balón ya causaba una catarata de aplausos y arenga. Lejos de salir en tantas tapas, revistas y tener los bolsillos gordos como los del futbolista, “Tribilín” tiene una riqueza de otro tipo, pero que le llena el alma de igual manera que al astro argentino.

“Empecé a jugar al voley a los 16. Al deporte lo conocí cuando fui por dos años alumno del Instituto”, recordó el jugador. “Benjamín Pantorrilla, ex preparador físico del equipo, me recomendaba que vaya y pruebe; sobre todo por la altura que tenía. Hasta ese día nunca había jugado al voley”, reveló Ojeda.

“Empecé a aprender y me costó mucho la defensa y la recepción”, explicó el central. En su discurso no deja de ocultar su sorpresa por la rápida proyección que tuvo su carrera. No todos los jugadores de voley pueden jactarse que en sólo cuatro años en el deporte ya van por su segunda Liga profesional. “La verdad que nunca pensé que iba a tener esta posibilidad. En la primera Liga aprendí mucho con quien era el técnico del equipo, Julio Giménez. Todo eso fue importante para que ahora Pablo del Grecco me elija”, analizó el tucumano.

Ojeda se va acostumbrando a que los gritos con su nombre retumben en el estadio. “Me gusta, me sorprende y me pone contento; nunca pensé que la gente me pida en los partidos”, afirmó “Tribilín”.

Y sí, usted que viene leyendo estas líneas quiere saberlo: ¿por qué su apodo? Es difícil sacarle las razones en la charla telefónica. “No me acuerdo bien, me lo pusieron en el Instituto mis compañeros hace un montón”, comentó entre risas. Pero una voz del otro lado viene a poner un manto de mayor claridad a la situación. “Es por el dibujito de Tribilín”, dice la voz. El mismo Ojeda avisa que es Diego Bobillo, uno de los armadores del equipo. Y ya no le queda otra que reconocerlo: “porque soy alto, flaco, patón y en ese momento tenía el pelo más corto y me hacía "orejón" me pusieron Tribilín”.

Ahora su calzado número 45 a la par de otros más grandes paradójicamente le marca que creció deportivamente, que se codea con los mejores del voley y que todavía hay más. Él mismo lo reconoce: “en algunos momentos estoy conforme con lo que hago, pero sé que entrenando puedo llegar a dar mucho más de lo que doy ahora”.


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