Después de siete temporadas en Bolívar, el año 2010 desencadenó una serie de tempestades que Guillermo García ha tenido que afrontar con el timón de su carácter bien firme. Fue desafectado del seleccionado argentino un mes antes del Mundial de Italia, se sintió decepcionado por la forma en que manejó el tema su entrenador Javier Weber y decidió cambiar de aire. Y se encontró gratamente sorprendido en la nueva estructura de Buenos Aires Unidos, que debuta en la Liga Argentina de Clubes de Vóleibol. Un recorrido por sus inicios, sus otros deportes y esta actualidad para conocer un poco más de la vida de una de las caras más visibles de la competencia.
¿Vos también formás parte de quienes empezaron a jugar al voley en el colegio?
Sí, empecé en el colegio, en Córdoba, a los 13 ó 14 años.
No eras tan chico entonces...
No, es verdad, lo que pasa es que siempre jugué al fútbol, después al handball. Y antes, de más chico, jugué como 9 años al tenis. Obviamente hubo etapas en que hacía varias cosas a la vez, como la mayoría de los chicos.
Hasta que elegiste...
Sí. Yo jugaba al fútbol, pero en el baby hay una regla que si pasás de cierta altura, tenés que jugar en una categoría más grande. Yo me pasaba siempre, y da la casualidad que mi división, la '83, era campeona de todo. Y la que me tocaba a mí, la '82, andaba como el culo (risas). Yo renegaba con eso y un amigo que después terminó jugando conmigo en Jesús María, Esteban Reale, me llevó a jugar al voley, el profe me insistió porque me veía alto, porque me gustaban los deportes y porque se ve que alguna habilidad tenía, y terminé ahí, jugando en el colegio.
Estuviste siete temporadas en Bolívar, una parte importante de tu carrera...
Sí, Bolívar lleva ocho años en la Liga y sólo no estuve en el primero. Yo jugaba en Jesús María y nos cruzamos en semifinales con ellos. Teníamos un equipo muy joven y que fue una especie de revolución. Y al año siguiente ya que incorporé a Bolívar.
¿Y te imaginabas que te ibas a ir de ahí?
Sí, porque siempre estaba a punto de irme a clubes del exterior, no de Argentina, pero me terminaba quedando. Lo que no me imaginaba era irme y llegar a un club que va a ser un poco "la contra". Pero se fueron dando situaciones y en ningún momento dudé en venir para Buenos Aires Unidos. Me pareció un buen proyecto y un equipo que va a aspirar a ganar.
Mencionaste el progreso que podía significar ir a jugar al exterior, pero te quedabas en Bolívar que era el "top" en el país. ¿Con qué panorama te encontraste al llegar a Buenos Aires Unidos?
Gratamente sorprendido. Al haber estado mucho tiempo en un mismo lugar ya estaba muy acostumbrado a una manera de trabajar, a una organización perfecta, que pagaba al día, a una estructura armada. Y aquí sinceramente me sorprendió todo. Desde el hotel en que nos alojaron cuando llegamos, hasta las viviendas que nos han conseguido, al principio teníamos un micro que nos pasaba a buscar para ir entrenar, el estadio, las ganas de hacer las cosas bien que tienen los dirigentes, a quienes uno no conoce y han hecho todo lo posible por cumplir con todo lo que necesitamos. Y a Waldo (Kantor), unos más, otros menos, pero todos lo conocíamos, sabíamos quién es, que viene del voley, que le gusta laburar.
Ustedes también saben que el proyecto va más allá del alto rendimiento deportivo, sino también de acercar al voley a la gente. ¿Asumen este compromiso de buen grado?
Sí, sabemos que se trata un poco de eso. De mostrar y de transmitir un buen ejemplo hacia esos chicos que la dirigencia aspira a que se metan en el voley.
Se ha formado un grupo muy interesante y se dice que de buenos grupos humanos generalmente surgen buenos equipos. ¿Es tan así?
Sí, sin dudas. Yo priorizo mucho estar bien psicológicamente, que estemos cómodos. El jugador profesional en general siempre encuentra algo de qué quejarse. Estar bien hace que todo sea más sencillo, que uno llegue a entrenar contento y que haya que pensar solamente en practicar y en jugar. Esa es la forma, no hay otra. El camino para ganar es un conjunto de cosas interrelacionadas entre lo que hacen los dirigentes, el cuerpo técnico y los jugadores.
Si bien se trata de un equipo nuevo, que llevará su tiempo ensamblar, hay nombres de jerarquía, tanto de jóvenes como de experimentados, y se ha generado una expectativa importante. ¿No llegar a semifinales sería un fracaso?
No, en principio lo importante es empezar ganando y a partir de eso vamos a ir encontrando un nivel de juego que va a ser superior al de los rivales por la calidad de jugadores que tenemos. No voy a hablar de fracaso porque a semifinales vamos a llegar seguro. Y nuestra apuesta es todavía más allá. Vamos a ver si lo conseguimos.
¿Cómo imaginás el primer partido de local por la Liga Argentina?
Me encanta el estadio de Once Unidos y el primer día que lo vi pensé, "el día que se llene va a ser una caldera". Me lo quiero imaginar lleno de gente. Si nos hacemos fuertes en ese sentido, vamos a dar lindos espectáculos.
Además de Bolívar y UPCN, candidatos naturales, ¿quiénes creés que van a estar en la pelea grande?
La Unión de Formosa, Sarmiento de Chaco, nosotros, hay cinco equipos muy parejos. Boca también puede estar. Dependerá de cómo arranquemos todos por aquello de la confianza y el nivel de juego que se puede alcanzar.
¿Cuánto tuvo que ver en tu salida de Bolívar tu situación con Javier Weber en la selección?
Mucho. Creo que después de lo que me había pasado en la selección no daba para quedarme en Bolívar. No por bronca ni nada parecido. Pero fue una situación fea y me pareció que no era oportuno quedarme todo un año en un lugar sin saber lo que podía pasar. O sabiendo que podía pasar cualquier cosa, porque la relación no estaba bien. Si bien no hablamos nada con Javier (Weber) después de que me dejaron afuera de la selección, obviamente me quedé muy mal, porque me "cortaron" un mes antes, no seis meses antes. Hice toda la preparación para el Mundial y de repente que me encontré afuera. Me quedé re-caliente y esa calentura no se me iba a pasar de un día para otro. Preferí evitar un cruce y me vine para acá, para Mar del Plata, en donde tenemos las mismas posibilidades que Bolívar.
Incluso dijiste que no te había gustado la forma en que te habías enterado de tu exclusión, pero como no hablaron, tampoco supiste si Weber quería que te quedaras en Bolívar.
Hablé con la gente de Drean Bolívar, con Fabián Scoltore, y me dijeron que quería que me quedara. Yo fui porque ya me habían contactado de Buenos Aires Unidos y a mí me interesaba la propuesta, también tenía una oferta de Chaco (Sarmiento Santana Textiles), había que definir mi situación y les planteé cómo me sentía. Me entendieron perfectamente y a partir de ahí quedé liberado.
Dio la impresión de que el grupo de jugadores que había estado en la Liga y después no fue al Mundial, quedó como el responsable público del fracaso del 0-14 en la World League. ¿Ustedes lo entendieron así?
Y, es una de las lecturas que se pueda hacer, y eso te da bronca. Yo no creo que haya sido la intención, pero fue un descuido, no se manejó bien y cualquier persona lo puede interpretar de esa manera. Está involucrada gente con la que yo trabajé mucho tiempo y sé que no es mala leche, pero se podía haber evitado.
¿Cómo viste la actuación del seleccionado argentino en el Mundial?
Muy bien. La verdad es que jugaron bien, los cambios le vinieron bien al equipo (risas). Facundo (Conte) jugó bárbaro, (Sebastián) Solé hizo un Mundial de la puta madre, a "Cachete" (Luciano De Cecco) se lo vio más suelto, más tranquilo. Es como que se sacaron una presión de encima y estoy muy contento por todos los chicos, porque hacen un terrible sacrificio y no cobran un mango por estar en la selección, y resignan tiempo con la familia y los amigos.
Vos que estuviste adentro, ¿qué causas encontrás para no haber podido ganar ningún partido en la Liga Mundial?
Fue una seguidilla extraña. No arrancamos mal, para nada. Todo lo contrario. Con Cuba, de visitantes, estuvimos a punto de ganarle y creo que a partir de ahí nos desesperamos un poco por no haber metido alguno de esos partidos. Polonia nos agarró mal en el primero de los dos juegos en San Juan y después mejoramos pero perdimos 2-3. Alemania nos sorprendió porque no lo conocíamos y realmente juega muy bien. Después fue toda una cuestión de falta de confianza y pasó lo que pasó.