Cuidados de salud en verano
Por
doctorsaludLunes, 19/12/2011
Recién son las ocho de la mañana y la radio ya anuncia una temperatura de 30 grados y una sensación térmica de 35. No hay de qué sorprenderse: así comienza un típico día de verano en el que estemos donde estemos -la ciudad, la playa o el campo- vamos a necesitar de estrategias eficaces para enfrentar al calor durante todo el día.
Aunque a la mayoría de las personas se les hace muy difícil pasar un día de calor sin quejarse o sentir que el cuerpo no les responde como quisieran, desde el punto de vista fisiológico, el hombre es un animal tropical. Esto significa que el clima cálido es al que mejor se adapta el organismo y para que este acostumbramiento se lleve a cabo, el cuerpo posee una serie de tácticas de adaptación.
Una de ellas es su capacidad para mantener la temperatura corporal mediante los mecanismos fisiológicos adaptativos que posee; otra es la transpiración que, añadida a otros mecanismos de pérdida de calor como el exhalar aire calentado en los pulmones, hace que el cuerpo sea capaz de hacer frente a los excesos de calor.
Estas características demuestran que el cuerpo humano puede protegerse contra ciertos extremos de calor por sí mismo. Sin embargo, es innegable que cuando las temperaturas sobrepasan los 30 grados la fisiología queda de lado y comenzamos a desesperarnos. Para que este verano usted salga vencedor en la batalla contra el calor.
La utilización del aire acondicionado es una buena opción, pero hay que tomar precauciones. Para que no reseque las mucosas o irrite el aparato respiratorio el equipo debe estar instalado a una altura mínima de entre 50 centímetros y dos metros sobre el suelo para que, además, no absorba aire contaminado, sobre todo si la toma exterior da a un pozo de aire. Escoja un modelo capaz de regular y controlat la hidratación mínima y máxima, así como de mantener una temperatura adecuada y constante.
Vigile las reacciones de los chicos. Los niños están menos preparados que los adultos para defenderse del calor. En los más pequeños el proceso de regulación térmica aún está en estado de inmadurez: sus organismos son incapaces de adaptar la temperatura interna a la del ambiente. Es por ello que hay que protegerlos más que a nadie, cubriéndolos siempre a la sombra y dándoles abundantes líquidos.
Por
doctorsalud