Según los científicos de la Agencia Espacial Norteamericana, NASA, la presencia de hielo en el interior de profundos cráteres del planeta Mercurio es un fenómeno cada vez más probable.
A esta conclusión han llegado los expertos tras analizar los datos facilitados por la nave espacial Messenger, que se encuentra en la órbita del planeta y que ha proporcionado importantes pistas acerca de su origen e historia geológica.
Además de las imágenes de la superficie de Mercurio, la nave también ha proporcionado mediciones sobre la composición química y datos globales sobre su campo magnético. Todos estos descubrimientos servirán para determinar la naturaleza y el funcionamiento del planeta más próximo al Sol, y al mismo tiempo también para revelar ciertos aspectos de nuestro Sistema Solar.
Por el momento, el hallazgo más importante han sido unos brillantes depósitos en algunos cráteres de Mercurio, y en concreto los situados en los polos más próximos al sol. Tras un análisis científico más detallado, los expertos también han descubierto importantes cantidades de azufre en la superficie del planeta, lo que sugiere que los bloques de construcción original de Mercurio se habrían podido oxidar menos que en el caso de los planetas terrestres, y además explicaría la intensa actividad volcánica del planeta en el pasado.
El hielo de agua de estos profundos depósitos están conservados gracias a la sombra de los cráteres de alta latitud. Aunque todavía faltaría por determinar la profundidad aproximada, en opinión de los científicos, estos depósitos polares podrían ser lo suficientemente profundos como para que existan zonas de sombra permanente.
Unos interesantes descubrimientos facilitados por la nave Messenger, que se lanzó al espacio el pasado 18 de marzo y desde entonces no ha dejado de proporcionar miles de imágenes de gran nitidez y con un enfoque muy definido.