Cada día estamos un poco más cerca de descifrar algunos misterios del universo, como el último gran descubrimiento del día. Científicos europeos han hallado restos de agua similar a la de nuestro planeta en un lejano cometa.
Un hallazgo con el que soñaban muchos astrónomos, puesto que hace unos años se empezó a considerar a los cometas como una importante fuente de agua. Una hipótesis que no se había conseguido demostrar hasta hoy, debido a que las proporciones descubiertas en cuerpos espaciales eran muy diferentes a las de la Tierra.
El protagonista de este último descubrimiento científico es el cuerpo celeste 103P/Hartley 2, y pertenece a la familia de Júpiter. Un hallazgo determinante para la comunidad científica, que ayudará a descubrir cómo y cuándo se formaron nuestros océanos.
Por lo que se refiere a la composición de este cometa, no cabe duda de que es muy diferente a la de otros cuerpos espaciales. Entre otras cosas porque se creó en una región distinta del Sistema Solar, en concreto en el Cinturón de Kuiper, próximo a Plutón y 30 veces más lejos del Sol que la Tierra.