¿Lácteos enteros o desnatados?
Por sintesisdeprensa
  
Miercoles, 12/10/2011
Los lácteos no deben faltar en la alimentación diaria, pues constituyen la principal fuente de calcio en la dieta y aportan al organismo proteínas de buena calidad, vitaminas, hidratos y minerales. Sin embargo, debemos saber elegirlos de acuerdo a la edad, peso corporal y circunstancias ligadas a la salud.

De acuerdo a su contenido graso los lácteos pueden dividirse en: enteros, semidesnatados y desnatados.

Los lácteos enteros son aquellos que conservan toda su grasa láctea. Tienen un mínimo de 3,2 gramos por 100 gramos de producto, por lo que su valor calórico, así como su porcentaje de colesterol, son más elevados.

En los lácteos desnatados parcial o totalmente, el aporte de calorías y grasas disminuyen de manera significativa, pero también tienen menos vitaminas liposolubles A y D que necesitan de la grasa para su absorción. Afortunadamente hoy en día casi todas las marcas comerciales añaden estas vitaminas a sus productos, para paliar estas pérdidas. Estos productos se recomiendan a quienes están haciendo dietas para adelgazar, o a quienes padecen problemas cardiovasculares o de colesterol elevado.

Los lácteos semidesnatados son aquellos a los que se les ha eliminado parcialmente su contenido graso, el cual oscila entre 1,5 y 1,8 gramos por 100 gramos de producto. Su sabor es menos intenso.

Por su parte los lácteos desnatados o descremados, son aquellos que mantienen todos los nutrientes de la leche entera, excepto la grasa, el colesterol y las vitaminas liposolubles que como decíamos, suelen añadírsele para compensar las pérdidas.

Durante la infancia o al menos hasta los 2 años de edad se aconsejan los lácteos enteros. La leche semidesnatada no debe darse antes de esta edad y la desnatada, no antes de los cuatro años y tan sólo se indicará su empleo en caso de que exista riesgo cardiovascular o de obesidad y siempre bajo la supervisión de un profesional de la salud y de la nutrición.

A partir de la adolescencia, se recomiendan lácteos parcialmente desnatados y en la adultez se recomiendan los desnatados, que permiten obtener todos los nutrientes que este tipo de alimentos aporta, pero sin las grasas innecesarias para que el organismo funcione correctamente.


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