Vida en germen podría llenar el universo
Por loinexplicable
  
Miercoles, 21/09/2011
Indeseables mensajeros de destrucción cuando la vida ya florece, los cometas y meteoritos podrían ser los vehículos que llevan las semillas de vida a planetas recién formados.

Uno de los ladrillos de la vida, el RNA -cuyas tres formas principales trabajan en el núcleo de las células para hacer una plantilla sobre la que se replica el DNA, a su vez conjunto de genes que comandan la formación de un humano o un pino-, ha sido localizado por astrónomos en una región poco apta para buscar vida: en el caliente y compacto núcleo de una región de nuestra galaxia, la Vía Láctea, donde se forman estrellas de gran masa.

El RNA, como el DNA, es una molécula extraordinariamente larga y compleja que se pudo formar con la materia de los planetas, lo cual “sugiere que muchos otros mundos estén sembrados con algunos ingredientes de la vida justo desde su nacimiento”, dice la nota de Phil Berardelli en ScienceNOW del pasado 26 de noviembre.
Ya se han encontrado moléculas orgánicas en meteoritos provenientes de remotas regiones del espacio. La diferencia ahora estriba en que no se localizó cualquier molécula orgánica, algún compuesto de carbono, sino glycol (o glucol) aldehído: “Un azúcar simple que hace ribosa, uno de los constituyentes del RNA”, el material genético de los retrovirus, como el VIH, y uno de los pasos para replicar un organismo que no sea un retrovirus. Y se encontró en las nubes de polvo y gas en torno de estrellas nuevas que pueden estar formando planetas.

Este hallazgo, publicado en el journal Astro-ph de la semana que acaba de terminar, se debe a un equipo de astrónomos de la Unión Europea que emplearon el conjunto de radiotelescopios IRAM, en Francia. A unos 26 mil años-luz se encuentra una región donde se forman estrellas, y allí se descubrió esa molécula de azúcar, componente de la columna vertebral del RNA, que, “al parecer, se forma de una simple reacción entre monóxido de carbono y polvo”.

El descubrimiento cobra importancia por dos razones: una es que esa región se encuentra lejos del centro de la Vía Láctea, lleno de radiación dañina para estructuras tan complejas y largas, así que si algunos procesos biológicos comienzan allá, habrá oportunidad de que persistan.

Segunda, que la abundancia de glycolaldehído en esa nube de gas y polvo sugiere que la molécula es “común a muchas regiones donde se forman estrellas”, apunta Serena Viti del University College London.
“La implicación es que dondequiera que haya formación de estrellas y planetas, también se pueden estar ensamblando bloques de construcción orgánicos”.
Podría ser, pero el radioastrónomo Karl Menten, del Instituto Max Planck para Radio Astronomía en Bonn, Alemania, hace notar que “no está claro en qué medida sobrevivieron moléculas interestelares complejas a las violentas fuerzas que acompañaron la formación de la Tierra”.
En efecto, es posible que se hayan perdido estos bloques orgánicos más primitivos, pero, como indica el astrobiólogo Michael Mumma del Goddard Space Center de la NASA, también “es posible que los bloques de construcción de la vida lleguen a planetas después de que ha terminado ese período violento”.
Cuando la Tierra tuvo condiciones más propicias para la vida quizá ya había perdido esas complejas moléculas orgánicas entre vulcanismo y corteza ardiente, pero otras pudieron arribar con el bombardeo de cometas y meteoritos provenientes de regiones similares a la observada por el equipo de la Unión Europea.

“Mumma dice que algunos de tales cometas podrían en algún momento llevar azúcar a planetas jóvenes”.
Indeseables mensajeros de destrucción cuando la vida ya florece, los cometas y meteoritos podrían ser los vehículos que llevan las semillas de vida a planetas recién formados.


Por loinexplicable