Un trabajo realizado por especialistas argentinos reveló distintos mitos y verdades que hay sobre algunos disparadores de accidente cerebrovascular (ACV), teniendo en cuenta la experiencia y la investigación médica
El ACV, que también puede denominarse infarto cerebral, se produce cuando se tapa u obstruye una arteria o cuando se rompe un vaso y la parte del cerebro afectada, no recibe el oxígeno necesario, lo que causa la muerte de las neuronas.
El trabajo médico destaca que hay evidencias que demuestran la relación entre el estrés y el ACV, pero un factor que debe tomarse en cuenta ante esta situación, es la hipertensión porque cuando una persona responde con alta presión a una situación estresante, se advierte una aumento en el riesgo de sufrir un ACV.
Respecto de la realización de actividad física en edad avanzada, los médicos aclararon que desde el punto de vista fisiológico, el ejercicio regular puede disminuir el riesgo de desarrollar el ACV.
La investigación internacional Prospectiva de ACV publicada en la revista Stroke que abarcó el seguimiento de 21.823 hombres de 40 a 84 años durante 11 años, precisó que quienes practicaban ejercicios sufrieron menos ACV que los que no lo hacían.
Pero Andrea Franco, neuróloga del Hospital Ramos Mejía, señaló que es necesario ver qué tipo de ejercicio se realiza, ya que el levantamiento de pesas es una actividad que puede inducir a un ACV en pacientes con malformaciones cerebrovasculares por el brusco incremento de la presión que genera.
En otro orden, Rosana Ceratto, médica neuróloga de la Unidad de Rescate Cerebral, reconoció que hay una baja probabilidad de que una relación sexual aumente el riesgo de sufrir un ACV.
No obstante, indicó que en la experiencia médica hemos tenido algún caso, pero es necesario saber es que el ACV puede ocurrir en cualquier momento: en la ducha, haciendo gimnasia o tomando una clase de música.
Aclaró que muchas veces cuando suceden este tipo de hechos, se investiga al paciente y se encuentran factores de riesgo que le eran desconocidos o directamente su causa, como una malformación cerebrovascular o una arritmia severa.
Respecto a un informe publicado en Stroke, sonarse la nariz fuerte puede también ser disparador de ACV, pero no en todas las personas como se cree popularmente, sino en aquellas que tienen un aneurisma cerebral que es una pequeña lesión y no lo saben.
Se estima que una de cada 15 personas puede tener un aneurisma durante su vida y todas esas lesiones tienen el potencial de romperse y sangrar, pero pocos lo hacen.
Por eso, Franco consideró que es conveniente si la persona conoce que familiares directos sufrieron un ACV, se realice un estudio para descartar la presencia de malformaciones cerebrovasculares.
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