Un año de fama para los 33 mineros rescatados en Chile.
Por discovery
  
Martes, 06/09/2011
Hace 30 años que el chileno Juan Carlos Aguilar se dedica a la minería en su país, el principal productor de cobre del mundo. Comenzó joven y su vida de minero no fue fácil: 12 horas de bus para llegar de su casa en el sur del país hasta la mina del norte chileno donde laboraba. Siete días trabajando sin ver a su familia, y seis días con los suyos.

Así crió a su hija Carla Andrea, que hoy tiene seis años. Su historia no tendría nada de peculiar en un país minero como Chile, de no ser porque Aguilar es uno de los protagonistas de una de las historias de supervivencia más increíbles de esta era. El es uno de los 33 mineros que sobrevivieron al derrumbe de la mina San José el año pasado y que volvieron a nacer tras un rescate de ribetes cinematográficos. Aguilar habló con tudiscovery.com a un año del accidente, rememoró las horas pasadas en un encierro de más de dos meses, y la alegría y las dificultades de “volver a la vida”.

El accidente, la desaparición, la esperanza, el miedo y un inédito rescate
El 5 de agosto de 2010 un derrumbe a unos 190 metros de profundidad en la mina de oro y cobre San José, cercana a la ahora famosa ciudad de Copiapó, en el inhóspito norte chileno, dejó incomunicados a 33 mineros que trabajaban en las profundidades de la Tierra.

El caso tenía antecedentes en el mundo y la esperanza de encontrarlos con vida se mezclaba con el realismo de quienes sabían que, aunque hubieran sobrevivido al derrumbe, las dificultades de excavar a través de casi 200 metros de tierra y roca, eran enormes.

Las esperanzas de hallarlos con vida eran mínimas y tuvieron que pasar 17 días de incansables trabajos con máquinas perforadoras para que finalmente, para asombro del mundo que seguía con atención la historia, se supiera que los trabajadores, todos ellos, estaban atrapados pero con vida en el fondo de la mina.

33 hombres. 33, la edad de Jesús cuando fue crucificado. Un número mágico. ‘Dios existe’, clamaron algunos. El mundo entero se conmovía y buscaba explicaciones que pasaban más bien por la fe que por la razón para tratar de explicarse tamaña noticia.

La alegría de los familiares de los mineros dio paso rápidamente a la preocupación: Estaban vivos pero… ¿Sería posible sacarlos?

Las autoridades chilenas montaron un esquema de socorro que permitió primero hidratar y alimentar a los hombres, para luego comenzar a planificar opciones para un rescate cuyo resultado era, por supuesto, incierto.

Cientos de periodistas se trasladaron hasta las cercanías de la mina y coparon Copiapó, que se convirtió en el centro de transmisión de las principales cadenas mundiales de noticias.

Los mineros se volvía famosos, sin saberlo y sin buscarlo. Eran estrellas anónimas sepultadas en las entrañas de la Tierra.

Sondas, perforadoras, noticias cotidianas de los mineros. Videos para los familiares que pasaban rápidamente a youtube y se convertían en verdaderos hits de la red: el silencio y la privacidad de una mina y algunas de las dificultades de los protagonistas de esta historia, llegaron a los ojos del mundo que esperaba con ansiedad el rescate.

El final de esta historia es conocido: el 13 de octubre, gracias a una cápsula metálica que fue llevada al interior de la mina a través de un sistema tubular, los mineros, los 33, salieron a la superficie, uno a uno, rodeados de vivas, oraciones y apretones de manos de políticos que aparecieron en todas las fotos con los verdaderos protagonistas de esta historia.

Juan Carlos Aguilar: testimonio de un minero
Los mineros se volvieron famosos. Hollywood les compró los derechos para una película que debería comenzar a filmarse –según versiones de prensa- en 2012. También habrá un libro.

Algunos de ellos viajan por el mundo dando charlas motivacionales. Algunos ya están trabajando y otros, como Juan Carlos Aguilar, siguen todavía en recuperación tras el trauma del encierro.

“Yo todavía estoy con licencia. (…) Todavía estamos con cuestiones de psiquiatras, psicólogos. Y bueno, pues, (estoy) en mi casa, disfrutando a mi familia. Mi hija, mi hijo que nació hace poquito. El niño tiene 25 días”.

Con sencillez, Juan Carlos Aguilar resume su vida luego de los casi 70 días de encierro en la mina San José. Su hijo Juan Pedro llegó al mundo cerca de un año después del accidente que casi acaba con su vida.

“Yo me he dedicado a mi familia. A mi señora, a mi hija. A eso me he dedicado este tiempo. (A aprovechar) al máximo. Después de lo que vivimos… es algo que… no sé. Uno quiere vivir cada momento al máximo. Estar sobre todo con mi hija que tiene seis años, que ella sufrió harto (mucho) cuando yo estuve abajo ahí. Trato de disfrutarla al máximo, a mi señora, ahora a mi retoño. Imagínese. Así que ahí estamos. Luchándole a la vida. Dándole gracias a Dios por la nueva oportunidad de vida que me dio, pues”.

Aguilar tiene claro que las secuelas de lo vivido a casi 700 metros de profundidad persistirán, y su pelea por reponerse pasa en este momento por buscar trabajo.

“Tengo control la semana que viene. Y estoy en este momento en busca de ‘pega’ (trabajo). Estamos buscando trabajo”, enfatizó.

“En este momento estamos con un profesor que da charlas y nos está preparando para dar charlas (…) de motivación. (…) Hablar un poco de seguridad. Eso es muy importante. La seguridad en todas las índoles de trabajo que uno tenga, no solo la minería. Construcción, forestal. En todos lados hay peligros. Que los empresarios trabajen de la mano con los comités paritarios (formados por empresarios y empleados) y que inviertan en prevención pues”.

Minero desde su juventud, Aguilar no descarta regresar a la actividad que le ha dado sustento a lo largo de su vida, y con ella, a los peligros que encierra la minería.

“Llevo 30 años haciendo la ‘pega’ de minería y subterránea. Entonces en estos momentos si me dijeran si me gustaría volver, yo creo que sí, porque es lo que he hecho por 30 años. Y para cambiar de rubro, no es tan fácil, por lo menos aquí en Chile, decir ‘aquí estaba y me voy a meter en este otro rubro”.

Los psiquiatras insistieron en que los mineros deberán “vivir con esto”, remarca Aguilar.

“El tratamiento que tenemos es para minimizar un poco lo que nos pasó. Pero lo que vivimos adentro de la mina, la tragedia esa, va a vivir en la mente nuestra. Mientras vivamos vamos a estar con eso adentro. Eso ni con remedios ni con nada lo vamos a sacar de la mente”.

Ahora famoso como sus compañeros, Aguilar dice poco del momento del derrumbe, no por emoción, ni por pudor, sino porque desea preservar el misterio sobre los dos proyectos que el grupo lleva adelante y que podrían significar un cambio de vida para estos trabajadores: una película y un libro.

Tudiscovery le preguntó cómo recordaba el momento del derrumbe y qué fue lo primero que pensó. Y, con humor, su respuesta fue:

“¡Se vienen tantas cosas a la mente! Pero la pregunta (…) no la voy a poder responder, porque estamos ya construyendo un libro, ya trabajando en una película. Entonces todo eso lo van a ver cuando salga el libro y supuestamente cuando salga la película”.

Libro, película y demanda millonaria
Aún no hay información oficial sobre fechas y directores, pero sí ha trascendido en la prensa especializada que el productor Mike Medavoy, quién vivió en Chile, tiene los derechos para hacer la película en la que Hollywood contará al mundo la versión cinematográfica del accidente de los mineros y su espectacular rescate (Medavoy produjo el comentado psicodrama “Cisne negro”). El guión sería obra de José Rivera (“Diarios de Motocicleta”).

También habrá un nuevo libro en Estados Unidos que se sumará a otro ya publicado, y será escrito por el periodista Héctor Tobar.

Mientras esperan, los mineros adelantan una demanda contra el Servicio Nacional de Geología y Minería (estatal), según Aguilar no en busca de dinero, sino de que se refuerce la vigilancia de las condiciones de trabajo para la minería en el país. Reclaman casi 17 millones de dólares.

La demanda fue presentada por 31 de los 33 trabajadores.

“Yo estoy dentro de los 31. (…) Nosotros demandamos al Sernageomin, que es una entidad del Estado. (…) A esos caballeros nosotros los demandamos (…) para que no vuelva a ocurrir lo que a nosotros nos ocurrió. Para que hagan su trabajo como corresponde. Porque nosotros no podíamos callarnos. Porque si nosotros callábamos, no hacíamos nada, no hacíamos demanda, no hacíamos nada, iban a seguir pasando irregularidades en la minería chilena, pues. Ahí apuntamos nosotros. A que la entidad esta que se llama Sernageomin haga bien su trabajo. Mucha gente ha dicho que nosotros somos malagradecidos, que cuánto invirtió el gobierno, el Estado, en sacarnos. Esto es independiente. Nosotros buscamos un abogado y el abogado es el que pone (valor en) plata. Nosotros jamás hemos dicho tanta plata necesitamos”, concluye Aguilar.

Citado a mediados de julio por el diario chileno La Tercera, el director del organismo demandado, Enrique Valdivieso, señaló: "Voy a dejar que la Justicia opere y ellos estarán en su derecho de hacer los reclamos que sean convenientes".

Entrevista a Juan Carlos Aguilar

¿A qué se dedica usted ahora, después de ese rescate tan conocido, cuál es su actividad principal?

Bueno yo todavía estoy con licencia. (…)Todavía estamos con cuestiones de psiquiatras, psicólogos. Y bueno pues en mi casa, disfrutando a mi familia. Mi hija, mi hijo que nació hace poquito. El niño tiene 25 días. (…) Después que salí quedó mi señora esperando el bebé. (…) Tengo control la semana que viene. Y estoy en este momento en busca de ‘pega’ (trabajo). Estamos buscando trabajo.

¿Qué tipo de trabajo le gustaría hacer después de lo ocurrido?

En este momento estamos con un profesor que da charlas y nos está preparando para dar charlas (…) de motivación. (…) Hablar un poco de seguridad. Eso es muy importante. La seguridad en todas las índoles de trabajo que uno tenga, no solo la minería. Construcción, forestal. En todos lados hay peligros. Que los empresarios trabajen de la mano con los comités paritarios (de trabajadores) y que inviertan en prevención pues.

¿Se ha planteado la posibilidad de volver a trabajar como minero?

Pues sí. Llevo 30 años haciendo la ‘pega’ de minería y subterránea. Entonces en estos momentos si me dijeran si me gustaría volver, yo creo que sí, porque es lo que he hecho por 30 años. Y para cambiar de rubro, no es tan fácil, por lo menos aquí en Chile, decir ‘aquí estaba y me voy a meter en este otro rubro’.

¿No le da cierto temor después de todo lo que vivieron?

No. No, porque según los doctores nosotros vamos a vivir con esto. Nosotros vamos a vivir con esto. El tratamiento que tenemos es para minimizar un poco lo que nos pasó. Pero lo que vivimos adentro de la mina, la tragedia esa, va a vivir en la mente nuestra. Mientras vivamos vamos a estar con eso adentro. Eso ni con remedios ni con nada lo vamos a sacar de la mente.

¿Cómo ha vivido estos meses que siguieron al rescate?

Yo me he dedicado a mi familia. A mi señora, a mi hija. A eso me he dedicado este tiempo. (A aprovechar) al máximo. Después de lo que vivimos… es algo que… no sé. Uno quiere vivir cada momento al máximo. Estar sobre todo con mi hija que tiene seis años, que ella sufrió harto (mucho) cuando yo estuve abajo ahí. Trato de disfrutarla al máximo, a mi señora, ahora a mi retoño. Imagínese. Así que ahí estamos. Luchándole a la vida. Dándole gracias a Dios por la nueva oportunidad de vida que me dio pues.

¿En algún momento ustedes pensaron que podían no volver a salir de la mina?

No, por lo menos en el caso mío yo jamás perdí la fe y la esperanza de que iban a sacarnos. Siempre tuve yo fe y esperanza, que en realidad se iban a demorar las máquinas en llegar a dónde estábamos nosotros pero que iban a llegar.

¿Cómo recuerda el momento del derrumbe, qué fue lo primero que pensó en ese momento?

¡Se vienen tantas cosas a la mente! Pero la pregunta (…) no la voy a poder responder, porque estamos ya construyendo un libro, ya trabajando en una película. Entonces todo eso lo van a ver cuando salga el libro y supuestamente cuando salga la película.

¿Cuál es el mensaje que le daría a su hijo el día de mañana?

Bueno ya cuando él tenga su mayoría de edad, estudie y todo eso, si él quisiera ser minero yo no me opondría porque es un trabajo como cualquiera. Nosotros tuvimos un percance en la mina esa. Le podía haber pasado a otra gente. (…)

Las entidades que hacen las inspecciones a la minería que se preocupen harto de toda la seguridad que hay que tener en una mina.

¿Cómo vive con la atención que le dan los medios y la gente a la historia de los mineros rescatados?

Yo muy agradecido de la gente en general de todo el mundo. Porque, hicieron cadenas de oraciones. Para mí todo eso es lindo. (…) Lo que yo le puedo decir a todo el mundo es que estoy muy agradecido de todo lo que hicieron por nosotros. (…) Si nosotros no hubiéramos salido, habría hoy día ya 33 cruces. ¿Entonces qué le puedo decir al mundo yo? Muchas gracias por todo lo que hicieron por nosotros. Mucha gente oró por nosotros, lloró con nosotros. (…) Todo el mundo estuvo pendiente de nosotros. Yo soy un agradecido.


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