Las sondas Voyager llevan 33 años viajando por el espacio.
Por loinexplicable
Martes, 06/09/2011
> Estudian Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, sus lunas y sus anillos.
> Son los más lejanos de la Tierra y también los qué más tiempo llevan en órbita.
> Sus baterías tienen capacidad para aguantar en el espacio hasta el 2020.
Han cruzado la frontera más lejana que nunca ha atravesado el ingenio humano, 33 años en órbita sin interrupciones. Las sondas gemelas Voyager partieron de la Tierra el verano de 1977 y desde entonces envían información de todo aquello que se han encontrado a su paso.
El objetivo era estudiar los planetas más externos del Sistema Solar, los gigantes gaseosos: Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, sus lunas y sus anillos. El tiempo estimado para ello, cinco años. Sin embargo, más de tres décadas después siguen funcionando y enviando datos.
Imagen: El disco, bañado en oro, contiene 115 imágenes e información donde se explica la localización del Sistema Solar y las características de la Tierra y los humanos.
Están tan lejos que su señal tarda un día en llegar a nuestro planeta.
Se encuentran a unos 17.000 millones y a 14.000 millones de kilómetros de la Tierra respectivamente. Están a punto de abandonar los límites de la influencia magnética del Sol, la heliosfera, a punto de llegar allí donde el viento solar se encuentra con el vertiginoso espacio interestelar. Las naves observarán entonces por primera vez cómo se comporta el viento solar en esas condiciones.
Hitos de la Vogayer
Gracias a las Voyager hemos visto los anillos de Saturno de cerca, hemos conocido la composición de la atmósfera de los planetas gigantes, hemos sabido que un satélite de Júpiter, tiene actividad volcánica. O que Titán, satélite de Saturno, está helado y se parece mucho a la Tierra. Tanto, que se ha llegado a pensar que podría albergar vida. También descubrieron el gran punto negro de Neptuno y sus vientos de 450 metros por segundo.
El primer gran hito del viaje de las Voyager ocurrió en marzo de 1979, cuando la Voyager 1 pasó junto a Júpiter, entregando información y observaciones detalladas de sus lunas.
En noviembre de 1980 la nave pasó por Saturno, capturando impresionantes fotos de sus anillos y atmósfera, más información de la luna Titán. En 1990, la Voyager 1 capturó la imagen conocida como "Pale Blue Dot", una foto de la Tierra desde las afueras del Sistema Solar, en el que el planeta se ve como un pequeño punto celeste.
El astrónomo Carl Sagan fue quien solicitó que el Voyager diera media vuelta y tomara la foto, que lleva a pensar en la enormidad del espacio (y lo pequeña que es la Tierra).
La misión más larga
Su hermano, el Voyager 2, completó en junio pasado sus 12.000 días en el espacio, después de terminar sus observaciones de Urano y Neptuno.
Con 815 kilogramos de peso, las Voyager albergan una potentísima antena de unos 4 metros de diámetro, con la que envían los datos a la Tierra.
Las dos naves Voyager han protagonizado la misión más larga de un ingenio humano en el espacio profundo. La Voyager 2 fue lanzada el 20 de agosto de 1977, cuando Jimmy Carter era presidente, y la Voyager 1, dos semanas después, el 5 de septiembre.
Después de haber viajado más de 21.000 millones de kilómetros en su camino sinuoso a través de los planetas hacia el espacio interestelar, la nave está ahora a 14.000 millones de kilómetros del sol. Una señal de la Tierra, viajando a la velocidad de la luz, toma alrededor de 12,8 horas en alcanzar a la Voyager 2.
Llevan un mensaje para los alienígenas
Como curiosidad, cabe destacar que cada sonda lleva a bordo un mensaje de la humanidad grabado sobre un disco de cobre bañado en oro que incluye mensajes en 55 lenguas, fotografías y mucha información más, para el remoto caso de que nuestras sondas se crucen con algún artificio ideado por cualquier civilización alienígena.
Los discos, que tienen un diámetro de 31 centímetros, contienen además una selección de hora y media de duración de música proveniente de diversas culturas, además de un saludo del entonces Secretario General de Naciones Unidas, Kurt Waldheim, y el ensayo Sonidos de la Tierra, que es una recopilación de ruidos característicos del planeta.
También contiene 115 imágenes (más una de calibración) mediante las que se explica, en lenguaje científico, la localización del Sistema Solar, las unidades de medida que se utilizan, las características de la Tierra y las características del cuerpo humano y de la sociedad en general.
El material del disco fue seleccionado por un comité de científicos dirigido por el conocido divulgador Carl Sagan.
Las baterías nucleares de larga duración deberían servir a las naves hasta 2020, cuando estén a más de 21.000 millones kilómetros de distancia de nosotros.
Voyager 1 encuentra caos en la heliopausa
El principal objetivo de la Misión Voyager 1 es descubrir y analizar la heliopausa, el límite más allá de que el viento solar deja de soplar. En otras palabras, la nave espacial tiene que encontrar el punto donde acaba nuestro sistema estelar y comienza el medio interestelar, y es posible que este objetivo haya sido logrado.
De acuerdo con la NASA, la sonda espacial logró pasar a la heliofunda en 2004. Esto significa que se convirtió en el primer objeto artificial en explorar el área de nuestro sistema solar donde la influencia magnética del Sol comienza a escasearse y desaparecer.
En sus investigaciones de la heliopausa, Voyager 1 encontró lo que los expertos de la NASA plásticamente denominan caos. En este punto, la nave se encuentra en una región muy peculiar, donde la velocidad de la plasma que origina de nuestra estrella es cero.
Esto significa que la sonda no puede detectar ningún movimiento de gas ionizado caliente en su ubicación. Los expertos sospechan que esto ocurre porque los vientos solares han cambiado su orientación, no porque la sonda espacial salió del sistema solar, según informa Universe Today.
Una explicación de por qué estos vientos hayan ido hacia los lados es que el medio interestelar también contiene vientos, que influyeron en las corrientes de plasma que nuestro Sol emite, y cambiaron sus cursos.
"El viento solar ha pasado la cuesta. Voyager 1 se asemeja al espacio interestelar", explica el experto Ed Stone, que es un científico de proyecto de la Misión Voyager. El experto trabaja Instituto de tecnología de California (Caltech), en Pasadena.
La sonda espacial está ahora vagando por la heliofunda, la zona donde las influencias del Sol son equilibrados por influencias de fuera del sistema solar. Estas interacciones están causando caos magnético en esta región, como lo atestiguan las lecturas que Voyager 1 envía en respuesta.
La heliofunda comienza a unas 8,7 millones de millas (14 millones de kilómetros) del Sol y es entre 930 a 9,3 millones de millas (1,5 a 15 millones de kilómetros) explican los físicos.
Mientras voló en esta región, la sonda espacial midió numerosos cambios en el campo magnético circundante. Todas las variaciones fueron repentinas y muy pronunciadas, y fueron producidas por las así-llamadas hojas de corrientes. Los nuevos datos enviados por Voyager indican que hay tres tipos de dichas hojas.
La conclusión pertenece a un estudio realizado por expertos del laboratorio de física de materia de NASA Goddard Space Flight Center (GSFC), liderados por el científico L. F. Burlaga. El experto N. F. Ness del Instituto de Astrofísica y Ciencias Computacionales también contribuyó a la labor.
"Las estructuras, que aparecen como capas de límite de protones (PBL), taladros o jorobas magnéticas o límites del sector, se identificaron a través de sus fluctuaciones características en intensidad de campo magnético o dirección cuando la nave cruzó casi 500 millones de km (310 millones de millas) de la heliofunda en 2009."
"PBL se definen por un salto rápido en la fuerza del campo magnético, con un evento observable que resulta en una duplicación de la intensidad de campo en tan sólo media hora", escriben los investigadores en un documento nuevo.
"Pasar a través de un límite de sector llevó a un repentino cambio en la dirección del campo magnético. Los taladros magnéticos observaron la fuerza de campo bajando hacia casi cero antes de regresar a la fuerza de fondo original. Las jorobas magnéticas consistían de un aumento repentino de las fuerza y, a continuación, una vuelta a los niveles iniciales", concluyen.
Misión cumplida
La Vogayer 1 fue lanzada el 5 de septiembre de 1977 desde Cabo Cañaveral. Pasó por Júpiter en 1979 y por Saturno en 1980.
La Voyager 2 fue enviada el 20 de agosto de 1977, pasando por Júpiter y Saturno para llegar a Urano en 1986 y Neptuno en 1989.