La mejor forma de rehabilitar lesiones deportivas
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tkMiercoles, 10/08/2011
La propiocepción es el sentido que le informa al organismo el estado de músculos y articulaciones y suele alterarse al sufrir una lesión. Es lo que causa, por ejemplo, volver a torcerse un tobillo ya doblado. Cómo evitar resentir el daño
Cuando una persona que practica deportes sufre una lesión en un tobillo, en una rodilla o en cualquier parte del cuerpo, se altera el sistema propioceptivo (sentido que informa al organismo sobre la posición del cuerpo, la capacidad de sentir las distintas partes corporales, detectar el movimiento, la posición de las articulaciones, el lugar en el que se encuentran y el estado de cada una de ellas) y aumentan las posibilidades de que sufra la misma lesión.
Un ejemplo de esto es cuando nos torcemos un tobillo. Suele pasar que a los pocos días, cuando la inflamación disminuye, nos volvemos a torcer el mismo tobillo debido a la alteración del sistema propioceptivo. Para evitar este tipo de circunstancias, además de entrenar el sistema propioceptivo, es muy útil la utilización de ortesis como ser una tobillera o una rodillera.
Un deportista debe tener un entrenamiento propioceptivo para que su cuerpo sea capaz de reaccionar con precisión e inmediatez a las exigencias estresantes de la competición. La propiocepción toma mayor relevancia en los movimientos deportivos que requieren una coordinación especial.
Es muy frecuente en los deportistas que luego de tener una lesión, por más que estén totalmente recuperados, utilicen una ortesis para reforzar el sistema propioceptivo, como un vendaje de tobillo luego de un esguince de tobillo, una rodillera en caso de un esguince de rodilla, o como ha estado de moda en un momento la calza en los futbolistas debajo del pantalón corto, este último con el fin de mejorar la propiocepción de los aductores e isquiosurales. La compresión brinda seguridad y esa seguridad es propiocepción.
La disfunción de este sistema puede producir lesiones e indefectiblemente las lesiones producen la disfunción de este sistema. Cuando una persona sufre una lesión en un tobillo, en una rodilla o en cualquier parte del cuerpo, se altera el sistema propioceptivo y aumentan las posibilidades de que sufra la misma lesión. Un ejemplo de esto es cuando nos torcemos un tobillo. Suele pasar que a los pocos días, cuando la inflamación disminuye, nos volvemos a torcer el mismo tobillo debido a la alteración del sistema propioceptivo. Para evitar este tipo de circunstancias, además de entrenar el sistema propioceptivo, es muy útil la utilización de ortesis como ser una tobillera o una rodillera.
Una tobillera de neoprene no limita la movilidad completa del tobillo como para que este no se esguince en caso de una torcedura, pero ayuda mucho a los receptores de la piel que proporcionan información sobre el estado tónico muscular y sobre el movimiento, contribuyendo al sentido de la posición y al control de la articulación. Es por este motivo que la persona prefiere sentirse más segura. Esa sensación de seguridad es porque hay mayor información de los receptores que es enviada al cerebro.
Por: Damián A. Pascual, kinesiólogo y fisiatra. Director terapéutico de Bander Green
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