Anorexia
Por tk
  
Martes, 28/06/2011
Es mejor morir flaca, que vivir gorda.
El falso ideal de belleza que vincula la delgadez con el éxito hace que miles de mujeres, de todas las edades, coqueteen permanentemente con la muerte. En enero, dos modelos brasileñas murieron a causa de su bajo peso, por Internet circulan cada vez mayor número de sitios y blogs que enseñan técnicas para dejar de comer y las siluetas raquiticas se imponen en las pasarelas. ¿Qué hacer frente a la anorexia? ¿Qué influencia tiene la publicidad y el mundo de la moda? ¿Cómo influye el factor genético? Todo para entender un fenómeno en aumento.




Es una enfermedad muy compleja, difícil de tratar, con múltiples causas, que en los últimos 10 años ha aumentado peligrosamente en pacientes con edades que van desde los 10 a los 19 años, aunque puede empezar mucho antes, y seguir mucho tiempo después. Es decir, normalmente se da a partir de la pubertad, del desarrollo, de la menarca. Pero el desconcierto, hoy, es que se da también en pacientes de más baja edad. De 6 años, por ejemplo. Y si bien hasta hace poco la relación entre varones y mujeres era de 1 a 10, últimamente se detectó –en los centros que atienden esta patología– un aumento de casos entre los varones. Estados Unidos
–según los especialistas– es el reino de este trastorno alimentario, seguido por México, Colombia y Venezuela. Argentina está en el cuarto lugar en el ranking Latinoamericano. Es preocupante. Hoy se dan clases preventivas en el primario y el secundario, y cuando se le pregunta a las chicas: “¿Qué querés ser cuando seas grande?”, contestan: “Flacas”. Se insiste: “¿Flacas o lindas?”; “Flacas”, responden sin dudar.
¿Es la anorexia una moda? ¿Se debe a factores genéticos? ¿A la crisis de la adolescencia? ¿Es consecuencia de la publicidad, la televisión, el mundo de las modelos? ¿Se debe a la presión de los padres –o de la sociedad– para que sus hijos sean brillantes, perfectos, siempre los mejores y siempre competitivos? ¿Es la caída vertiginosa de los valores, que ponen hoy el acento en lo que se aparenta y no en lo que se es? ¿Es la falta de ídolos virtuosos y sólidos a seguir y a respetar? ¿Se da más en las clases medias, medias altas y altas que en las clases bajas?
Hay muchas preguntas para dilucidar esta nefasta idea de los jóvenes y adolescentes de hoy que asocian siempre la flacura con el éxito. La flacura como el único modo de triunfar. Aunque en ello les vaya la vida.
Para responder todas estas preguntas, consultamos a dos especialistas con gran autoridad y larga experiencia en el tema de la anorexia y la bulimia
La Dra. Mabel Bello fue –hace 25 años- pionera en la materia. Trabajaba como Jefa de Psiquiatría del Hospital de Gastroenterología Udaondo, y cuando llegaban casos de chicas muy delgaditas que los médicos no sabían o podían resolver —porque no encontraban razones orgánicas— se lo derivaban a ella. Muchas de esas pacientes morían. Bello, sola, empezó a investigar sobre el tema. A los dos meses tenía 70 pacientes. Fueron los padres de esas pacientes los que, al notar la mejoría de sus hijas, la alentaron a seguir y la apoyaron. Al tiempo fundó ALUBA, un hospital de día que hoy atiende 30 nuevos casos por mes (llevan más de 10.000 casos curados) y que sigue siendo la nave insigne en esta especialidad.
La Dra. Susana Sarubbi es médica psiquiatra infanto-juvenil, Jefa de Salud Mental del Hospital Pedro Elizalde (ex casa cuna) y vicepresidenta del área de “Trastornos de la alimentación en la cultura contemporánea”, un título que habla de un enfoque moderno del fenómeno, y que fue creado en 2000 por la prestigiosa Asociación de Psiquiatras Argentinos (Apsa) ante el sorpresivo aumento de consultas sobre anorexia y bulimia.
Dra. BELLO
—¿Cuál es el origen de esta enfermedad?
—Viene por los genes. Si uno no tiene la predisposición genética, no se enferma. Todo lo que sea adicciones, proviene de un mal metabolismo de la serotonina en el cerebro. No sólo la bulimia y la anorexia. También la drogodependencia, al alcoholismo, el juego compulsivo, el tabaquismo. Todo eso forma parte de una tendencia a no tener estabilidad emocional, debido al mal metabolismo de la serotonina en el cerebro.
—¿Cuáles son los factores precipitantes de esa predisposición genética?
—La adolescencia. Es el cambio. Esos chicos no tienen capacidad para enfrentar el futuro. Incluso no piensan en el futuro. Se encierran en sí mismos porque no pueden atender las demandas de convertirse en un adulto. Tienen miedo, y se obsesionan con su cuerpo como una defensa al requerimiento social de cambiar y crecer.
—¿La moda y el entorno social es también un agravante importante?
—Si no hubiera esta sociedad, esta publicidad, esta televisión que presiona, no habría anorexia y bulimia. Hoy decirle a una persona: “¡Qué flaca estás!”, es el mejor elogio posible. Eso crea un campo fértil para la enfermedad. Yo no estoy en contra de las dietas. Critico la ideología que hace de la delgadez el summum. Las mujeres —desde el principio de los tiempos— siempre se sacrificaron por la belleza. Pero no se exhibía tanto como ahora. Ahora los medios de comunicación multiplican esas imágenes.
—¿La anorexia y la bulimia son dos caras de la misma moneda?
—No. Hay mucha confusión en la gente. Depende de la masa corporal. Si tiene una masa corporal menor a 18, o sea bajo peso, es anorexia. Hay dos clases de anorexia: la restrictiva y la purgativa. En la anorexia restrictiva o clásica, el paciente no come o come muy poco. Raramente toma laxantes o diuréticos. Es generalmente una persona perfeccionista, que nunca está conforme con lo que hace, que es muy susceptible a las críticas de los demás, que se encarna en la mejor alumna, la abanderada de la escuela. Al entrar en la adolescencia, empieza a criticar su cuerpo, a mirarse, pesarse, medirse. Sigue con las dietas y los ayunos. En la anorexia purgativa, en cambio, el paciente es más trasgresor, más impulsivo, se la asocia más con los estados de ánimo como la depresión y la euforia. Come una galletita, y vomita. Toma purgas y diuréticos. Pero también tiene un problema de desnutrición , porque el índice de masa corporal es bajo. Pero nunca se pega los grandes atracones de la bulimia. La bulimia es cuando tiene un índice de masa corporal mayor de 18. Es decir, normal. La anorexia purgativa se puede convertir después en bulimia.
—¿Cómo es el tratamiento en Aluba?
—Hacemos terapia grupal, porque la terapia individual no sirve. El apoyo del otro es fundamental. Trabajamos por objetivos. El paciente llega sin autoestima, no tiene orden en sus hábitos, no sabe enfrentar la realidad, y el objetivo es que aprenda a superar sus emociones, que aprenda a comunicarse, que sea una persona estable. Son grupos de autoayuda dirigidos. Trabajamos con las teorías de la Escuela de Negocios: hay que negociar los conflictos. No permitimos que se juzgue a nadie. Se describe el problema y se le busca la solución. El grupo contiene, apoya, tiene el teléfono del otro para acudir cuando lo necesita. Acá reciben todas las comidas: desde el desayuno hasta el té. Reciben una colación cada tres horas. Pero cenan en sus casas. Es importante que la familia vaya aprendiendo a regular la alimentación del paciente.
—¿Cuánto tarde un anoréxico en curarse?
—Esto es importante: la anorexia se cura. Le lleva 6 meses recuperar el estado nutricional. Pero seguimos haciendo el seguimiento por 4 años. Los damos de alta cuando no hay posibilidad de una recaída.
Dra. SARUBBI
—¿Sin predisposición genética no hay anorexia?
—La influencia genética está en vías de investigación. Todo lo genético se investiga permanentemente. Un solo factor no basta. Por eso los genetistas ahora hablan de epigenética, es decir, todo el entorno social, familiar y cultural que favorece la enfermedad. Entre ellos, el vínculo temprano madre-hija, que marca para el resto de la vida. Hoy el factor social es tremendo. Las adolescentes tienen un mecanismo de identificación, donde todas quieren ser iguales. O todas son “dark”, o todas son delgadas, o todas son Barbies. Si el factor genético está ahí predisponiendo, la patología va a llegar a la cronicidad. Si no hay un factor genético, hay que bucear en las relaciones familiares, las enfermedades psiquiátricas de la familia y en los hábitos de la familia. Yo tengo una paciente de 50 años que fue y es anoréxica, y le dice a su hija: “De anorexia nadie se muere”.
—Ustedes hablan de anorexia nerviosa.
—Es una definición para la anorexia de los adolescentes. En este momento, lo que más se da es la asociación de bulimia y anorexia. Lo que llamamos bulimarexia. Es decir, cuando las chicas empiezan a recuperarse de la anorexia, adoptan conductas compensatorias como puede ser vomitar, consumir laxantes o diuréticos. También detectamos que las anorexias con bajo peso tienen mejor pronóstico que las bulimias. Porque la bulimia está asociada a trastornos depresivos mayores, a trastornos límites de personalidad, que es el caso de las chicas que se autoagreden, que se cortan. También hay compulsión a la ingesta de alimento y compulsión al vómito. Son las que más frecuentemente los psiquiatras medicamos. En cambio la anorexia nerviosa puede mejorar sin medicación.
—Usted pone el acento en la relación temprana de madre-hija.
—Sí. Cuando se alimenta a los bebés, no sólo se transmiten nutrientes: se trasmite afecto, seguridad. En estas niñas con anorexia o bulimia, seguramente pasó algo en esos primeros años, donde la seguridad –hay una teoría que se llama del attachment, del apego– sufrió una situación traumática temprana. Trauma no es solo algo violento. Una madre que está con depresión, o que está preocupada por sí misma, o que padece un duelo, y no puede responder a las necesidades del bebé, está generando una situación traumática, que se traduce en trastornos de personalidad a largo plazo.
—¿Por qué esta enfermedad se da mayoritariamente en los adolescentes?
—La crisis adolescente es un factor desencadenante, sin que haya una situación traumática puntual. La crisis adolescente es un duelo. Duelo por el cuerpo infantil que dejan y se encuentran con un cuerpo que es diferente, que desconocen. A veces no están preparados para dejar la niñez. Y entonces creen que dejando de comer, el cuerpo no crece. Los adolescentes quieren borrar el cuerpo todas las marcas del crecimiento, porque tienen miedo a enfrentar la nueva etapa.. Es la madre la que tiene que permitir ese crecimiento. Si la madre está siempre con miedo, el chico va a sentir miedo. Todo lo que la mamá siente, lo trasmite a su hijo.
—¿Qué pasa cuando los adolescentes son muy exigidos por los padres?
—Responder con las exigencias significa: ser brillantes, siempre 10 en los estudios. Tienen que aprobar siempre y hacer muchas cosas más: equitación, idioma, hockey, canto, baile, gimnasia. Tiene que ver con lo que esperan de ellos. ¿Y quiénes esperan? Los padres y la sociedad. Por eso estas chicas se autoexigen. En una sociedad que solo busca triunfadores, esto se va transmitiendo de generación en generación. Por eso insisto en que siempre hay que indagar en la familia. Porque a veces uno ve de afuera todo perfectito, pero no es así en la intercomunicación familiar.
—También los adolescentes gorditos son sensibles a la mirada de sus pares.
—Los adolescentes y los no tan adolescentes. Yo tengo una paciente anoréxica que de chica era gordita. Cuando llegó a la adolescencia, los compañeros se burlaban de ella, y no se lo bancaba. Un día, en medio de una clase de gimnasia, el profesor le dijo delante de todos: “Ricos los ravioles del domingo ¿no?”. Eso fue suficiente para que dejara de comer. Para alguien que está creciendo, que está susceptible con su propio cuerpo, esto es una marca que no la puede superar.
—Este aumento de casos de anorexia ¿Está también relacionado con que la sociedad, la publicidad, lo que se muestra, asocia éxito con estar flaco?
—No hay ninguna gorda o gordo en las campañas publicitarias. Y cuando aparece uno, está ridiculizado, está para hacer reír, exagerado y torpe. Pareciera que la belleza hoy pasa solo por lo estético. Todo el mundo tiene que lucir bello, esbelto, siempre joven. Hay madres que parecen hijas de sus hijas. Y eso se trasmite. Cada vez se valora y se respeta menos a las personas internamente. Por ejemplo, cuando usted va a ver un desfile de modelo ¿Va a ver la ropa solamente o le llama más la atención los cuerpos esbeltos de las modelos, que trasmiten perfección todo el tiempo?
—¿Qué tratamiento aplican ustedes?
—Tenemos un enfoque interdisciplinario. Y los diferentes equipos tienen que reunirse permanentemente. Tanto el equipo de nutrición, como el de endocrinología, de psiquiatría, de salud mental, de psicología y de terapia de familia. Si no, los pacientes boycotean el tratamiento. “No, porque la otra doctora me dijo tal cosa”, mienten. En la bulimia y la anorexia siempre tiene que haber una evaluación psiquiátrica. No basta con el tratamiento psicológico. No hacemos grupos de autoayuda. Hacemos grupos terapéuticos dirigidos por un psicólogo y una psiquiatra. Nos llegan mayoritariamente pacientes de clase media. Pero se da en todas las clases. En los pacientes de clase baja que recibimos, generalmente hay una situación traumática previa. Como el abuso. Está muy asociado. Pero no se olvide que este es un hospital público, gratuito, no una institución privada.
-¿Cómo se imagina un mundo sin anorexia?
-(sonríe) Un mundo sin problemas familiares, donde predomine el amor. Un mundo donde estuvieran satisfechas las necesidades básicas. Donde hubiera respeto por el prójimo y honestidad. Donde la mejor herencia que le podemos dejar a nuestros hijos, es el ejemplo. Por eso, hoy, nosotros apuntamos a la prevención.



Características del anoréxico

Perfeccionista, autoexigente, obsesivo, dependiente
sobresale en los estudios y en todo lo que encara
Baja autoestima
Carece de dominio sobre su vida personal
Rigidez extrema en el control del apetito. Conteo de calorías.
Hiperactividad. Exceso de gimnasia y deportes
Negación del riesgo que significa el bajo peso.


Por tk