Belgrano desató una fiesta en Córdoba. Belgrano es de Primera (Ficha del partido, imágenes, videos y mucha información)
Por gastom
  
Lunes, 27/06/2011
El plantel regresó a su ciudad luego de conseguir el ascenso a Primera y fue recibido por miles de hinchas que inundaron las calles con camisetas y banderas celestes.

El plantel de Belgrano regresó hoy a la ciudad de Córdoba luego de conseguir el ascenso a la primera división ante River Plate y desató la fiesta de sus hinchas, quienes inundaron las calles con camisetas y banderas celestes.

Los jugadores pasaron primero por Villa Esquiú y allí se subieron al ómnibus descapotable que lo paseará por la ciudad.

Cerca de 300 hinchas estuvieron desde temprano en el predio cantando junto a los jugadores al lado del ocurrente colectivo, que tiene inscripta la leyenda “un viaje de Primera”.

Los futbolistas desayunaron en Villa Esquiú y la mayoría coincidió en que todavía “no caen” sobre lo ocurrido ante River.

Entre otros directivos, se observó la presencia del periodista Santo Biasatti, el flamante prosecretario de Belgrano.

El recorrido del plantel en ómnibus terminará en el Patio Olmos, donde continuarán los festejos con su gente y familiares.

PROMOCION 2011 Belgrano Vs. River

Video Motivador para Jugadores, Hinchas y Dirigentes del Club Atlético Belgrano de Córdoba de cara a la Promoción vs. River

Partido de IDA
Belgrano VS River Plate 2-0 Promocion 2011 22/06/11 + Invasión de los Hinchas de River

Los Goles en HD:

Partido de VUELTA
River Plate 1 vs Belgrano 1 - Domingo 26.06.11

Los Goles en HD:

BELGRANO ES DE PRIMERA

Belgrano empató 1-1 frente a River Plate en el Monumental y logró el ascenso a la Primera Divisón, mandando al descenso al Millonario.

Mariano Pavone marcó el gol para el local a los 5 minutos de la primera etapa.

Un minuto antes, el árbitro Sergio Pezzota le había anuolado un gol al Celeste, por offside.

A los 25, Pezzota no vio un claro penal de "Chiqui" Pérez a Caruso.

En el arranque del segundo tiempo, el "Picante" Pereyra erró un gol increíble. Se iba sólo contra Carrizo pero se la quiso tirar por arriba y la desperdició.

A los 17, Guillermo Farré marcó el empate para el Celeste.

Luego, Olave le atajó un penal a Pavone para convertirse en la figura del partido.

Cuando faltaban dos minutos para el final del partido, los hinchas de River comenzaron a arrojar piedras y algunos intentaron invadir el campo de juego.

Tras esperar algunos minutos, Pezzota decidió dar por finalizado el encuentro.

La ida. En el primer partido, el miércoles en Alberdi, el Pirata ganó 2-0 con goles de César Pereyra y César Mansanelli, de penal.

River: Juan Pablo Carrizo; Jonathan Maidana, Alexis Ferrero y Juan Manuel Díaz; Facundo Affranchino, Walter Acevedo, Carlos Arano, Roberto Pereyra; Erik Lamela; Leandro Caruso y Mariano Pavone. DT: Juan José López.
Belgrano: Juan Carlos Olave; Gastón Turus, Luciano Lollo, Claudio Pérez y Cristin Tavio; César Mansanelli, Guillermo Farré, Ribair Rodríguez y Juan Maldonado; Franco Vázquez y César Pereyra. DT: Ricardo Zielinski.
RODRIGO, EL PRIMO DE OLAVE

Gigante. Enorme. Monumental. Heroico. Cualquier calificativo le queda chico a Juan Carlos Olave. Empujado por la Garza Tocalli, por su primo Rodrigo desde el cielo o vaya a saber por quién. El arquero de Belgrano fue un verdadero frontón para el pobre Millonario, donde fue ninguneado años atrás.

Por esas cosas que tiene la vida, el 1 logró sacarse la espina de aquel descenso en el 2001. Como prometió, volvió a Belgrano para ascenderlo. Y de qué manera lo hizo. Siendo figura en el partido más importante de la historia para el Pirata. Y, claro, también para un River que le dice “Hola B” al ascenso por primera vez en 110 años. Al final fue 1-1. Pavone marcó para River. Farré para el Celeste. Pero el que ganó el partido de verdad fue el pelilargo ex Las Palmas.

La B, de pobre a ricachón. La tensión era mayúscula. Cada pelota parada en favor de Belgrano dolía más que una inyección de Bencetazil para la gripe en todo River. Y los porteños sufrían como si estuvieran viendo el Juego del Miedo 5.

Si el Monumental se puso en mute cuando Mansanelli la mandó a guardar con un tiro libre que luego sería anulado por un offside más finito que una bombilla. Pero el gol de Pavone cambió todo. Las puteadas y el temor se transformaron en aliento y en esperanza con ese derechazo bajo e inatajable para Olave. Y la bomba explotó con ese grito de guerra impresionante, castigando al costadito donde se ubicaban los Celestes, en la tribuna Centenario.

El Millo quería tirarle la chapa en la cara a un Pirata pobre que se defendía con una pistola de cebitas contra dos tanques.

Y vaya si lo hacía con una cancha que literalmente se movía. “Pezzotta hijo de re mil p...”, le gritaban al rosarino que estaba en la mira de todo el planeta, cuando hizo lo que nadie esperaba: no cobrarle un clarísimo penal a River (de Pérez a Caruso).

Ni hablar de cuando Lollo lo bajó a Pavone y debió irse expulsado. Y el insultómetro se disparaba hasta las nubes en la platea Belgrano (sí, así se llama) cuando las cabecitas pispeaban hacia arriba donde había cientos de teles que mostraban con zoom los errores del vestido de verde. Igual, la Banda siguió lastimando una banda al Celeste.

Pavone le reventó el pecho a Olave, Caruso pifió en el área chica más tarde y el primer tiempo se fue con un “Vamos Millonario que esta tarde tenemos que ganar” más que optimista. Y también estruendoso.

En el complemento, ya nada fue igual. La B, un poco atrás; River ya no era el mismo. No llegaba tan claro. No pasaba como colectivo lleno por la Chacabuco. O, bueno, por la Libertador, en la Capi.

El Picante Pereyra tuvo una chance inmejorable a los 4, pero falló en el mano a mano con Carrizo en una emboquillada que le cerró la boca a todo Núñez. River hacía agua atrás. Quedaba muy regalado. En una nueva contra de Pereyra, Guillermo Farré clavó el gol del ascenso a los 16, con una volea inolvidable, luego del choque de dos defensores del local. Silencio estampa otra vez en el estadio. Más tarde llegaría el penal de Tavio a Caruso, más dudoso que el paradero de Bin Laden tiempo atrás. Y allí apareció Olave para cerrarle la boca a la mitad de Baires y el país. Ni rebote dio el Juanca. Sobre el final, la visita aguantó y aguantó. Y River se desesperó.

Por Olave, Belgrano retornó a Primera de manera histórica. Y el “Hola B” que el Millo le dice al ascenso marcará un hito en la historia del fútbol argentino.

Juanca: Se me cumplió un sueño
Emocionado. Pero conciente. Olave habló y fue una de las voces que todos querían escuchar después de semejante actuación. “Dios por algo hace las cosas. Nos tenía guardado algo grande. Volví para darle una mano a Belgrano, sufrí mucho el día que nos tocó descender. Esto es impagable, no tomamos dimensión de lo que hemos logrado. Hay que disfrutar”, alcanzó a decir el Juanca.

“La clave histórica de Belgrano es que nunca se entrega. Tuvimos la templanza para jugar en un escenario difícil. Hay que respetar el ascenso porque hay mucho corazón. Se me cumplió el sueño. Belgrano tiene que seguir creciendo, seguir por esta vía. Siempre la luchamos, le agradezco a mi señora, a mis hijos, a mi suegra, que no la tenemos, y a los hinchas”, cerró.
El 1x1 de Belgrano
»OLAVE (9). Sacó todas menos la del gol. Un fenómeno.
»TURUS (7). De menor a mayor. Empezó flojito, pero terminó siendo una de las figuras.
»PÉREZ (7). Ganó de arriba y de abajo. Impasable.
»LOLLO (7). Gran partido del chico. Terminó con chichones esa cabeza de tanto sacar centros.
»TAVIO (5). Hizo un penal que pudo haber complicado todo. Igual, cumplió.
»MANSANELLI (6). El Hacha las corrió a todas. Complicó con la pegada.
»FARRÉ (8). El gol del ascenso histórico fue suyo. Fue voz de mando al medio.
»RIBAIR (8). Se comió el mediocampo. El uruguayo jugó una Promo inolvidable.
»MALDONADO (4). Apareció muy poco el zurdo.
»VÁZQUEZ (6). Se la bancó siempre el Mudo. Aguantó la pelota, solito, en momentos claves.
»PEREYRA (6). Se esforzó muchísimo. No desentonó el Pica. Erró un mano a mano ante Carrizo.
»ANDRIZZI (6). Entró bien Martín. Les tapó la boca a los críticos.
»PARODI (-). El pibe jugó apenas cuatro minutos. Entró para aguantar al final. Y cumplió.

BELGRANO SE MANDÓ UN MONUMENTALAZO

El cemento más pesado del país los miraba saltar como locos. Unos 30 en el césped y los 2.500 fieles en las tribunas de un Monumental abatido. Todos llorando de alegría por lo mismo. Todos disfrutando de haber dado uno de los golpes más grandes en la historia del futbol argentino. Todos sintiéndose inmortales. Legendarios.

Fue alrededor de las 18 cuando por fin los jugadores de Belgrano pudieron dedicarle la hazaña a su gente. Esos valientes que se quedaron esperando que otros 50 mil primero exploten, luego destrocen y finalmente abandonen el estadio con un dolor peor que mil goleadas juntas. Y que cuando terminó el partido más inolvidable de todos debieron ver a los suyos correr hacia el vestuario para evitar problemas mayores.

“Viejo y glorioso Belgrano de corazón sin igual, tu barra te lo agradece”…, le dedicaban los piratas de civil a los piratas de pantalones cortos. Y el desahogo era tremendo. Es que debieron esperar más de una hora para mimarse los uno a los otros luego de una guerra futbolística en la que el Celeste iba de punto, coma y todos los signos que de puntuación que se le ocurran.

El mono Micky andaba por ahí. Metido en el festejo del plantel. “Déjeme pasar que soy la mascota”, le rogó a un policía. Y paso nomás de cara dura. Bien de cordobés.

Y bien cordobés es este ascenso, loco. Porque había que meter el pecho en ese escenario, eh, había que ser guapo y Belgrano lo fue. Y la provincia entera es de Primera gracias a él.

Porque el equipo de Zielinski fue el peso mosca que derrumbó a Tyson. Fue un grande, en un escenario de titanes, fue como el Uruguay del 50. 11 gladiadores, que vestidos de celeste, silenciaron al mundo. Aquellos fueron uruguayos, estos de la Docta. Los primeros en el Maracaná y los Piratas en el Monumental. Pero no caben dudas: la piña que en aquel momento se comió Brasil, ahora la sufrió nada más y nada menos que River.

Sí, hermano. Si sos hincha de la B, agrandate. No hay forma de no hacerlo. Mandaste al descenso al club más exitoso del país. Un gigante en serio que ayer se fue llorando de su casa. Sumido en el peor capítulo de su rica historia. Ese que pensó que te comía crudo con el gol de Pavone pero que miraba incrédulo cuando Farré lo empataba y cuando el Tanque pasaba de héroe a villano al fallar el penal.

¿Sabías, hincha celeste, que el Millo había sido campeón de la Libertadores un 26 de junio como el de ayer? Fue 15 años atrás, ante América de Cali y en ese Monumental. Ayer, también un 26 del seis y con Almeyda como único sobreviviente del plantel, le cambiaste para siempre la felicidad de aquella fecha. Se la arruinaste.

Así de groso es lo que lograste, Belgrano. Volver a Primera tras cuatro años, volver a manos de los socios y volver a demostrar tu estirpe de cuadro con mística, ya era picante. Pero el Monumentalazo con el que sacudiste ayer al país entero no será olvidado ni por los tátaras nietos piratas ni Millonarios. Grande Pirata, felicitaciones.

MONUMENTAL BELGRANO

En la foto: Mansanelli, Andrizzi, Farré, Pereyra, Lollo, Ribair y Vázquez son testigos de la epopeya celeste en el Monumental. Después de cuatro años, el Celeste regresó a Primera División.

Dicen que los que escriben la historia son aquellos que se animan, que toman riesgos, que ante la adversidad demuestran coraje. Belgrano reunió cada uno de estos requisitos para quedar inmortalizado.

Ante un caldera, ante 50.000 almas riverplatenses, ante un “gigante” el celeste supo plantarse y obtener el tan ansiado retorno a la Primera División del fútbol argentino y lo hizo nada más y nada menos en el Monumental de Núñez ante al equipo mas ganador de la historia del fútbol nacional.

Con un Juan Carlos Olave vestido de héroe acompañado de muchos soldados que transpiraron hasta el último instante para obtener el 1 a 1. Aún está en la memoria la tapa del podio del 17 de junio de 2007 cuando a pesar de ganarle 3 0 a Banfield, descendía a la B Nacional. Aquella portada reflejaba el llanto y desazón del capitán Gastón Turus y del por entonces arquero celeste Germán Montoya.

Pasaron cuatro años de promociones perdidas ante grandes como Racing Club y Rosario Central pero tanto en la historia como en la vida hay revancha y los “piratas” pudieron otra vez llorar, derramar lágrimas, pero esta vez de alegría. ¿Cómo explicarlo? Se hace imposible incluso para los propios futbolistas que hace meses atrás, integraban un plantel que estaba último en la tabla de posiciones de la B Nacional.

Hoy Belgrano está nuevamente en la elite tras haber vencido en una mediática, polémica, accidentada e histórica promoción a River Plate.

Lo hizo tras vencer con criterio en Alberdi por 2 a 0, asustar al, poderoso y luego de plantarse en un

Monumental que se presentó desde el inicio dificilísimo para los dirigidos por Ricardo Zielinski.

• 20 son las temporadas de Belgrano en Primera División, diez por los viejos Nacionales y otros dies desde la reestructuración del fútbol.

Es que como toda historia digna de contar debe haber sufrimiento y suspenso. Y la hazaña en el Monumental del Pirata tuvo estos condimentos, ya que a los cinco minutos Mariano Pavone hizo delirar al millonario y golpeó el corazón celeste. Incluso al elenco de Alberdi le costaba y no tuvo un buen primer tiempo. Pasó sofocones y parecía que el dos a cero revitalizador para el local estaba al caer, pero con la enorme figura de Ribair Rodríguez logró aguantar. En el complemento Guillermo Farré pisoteó los laureles millonarios con un remate que dentro de 20 años y tal vez mucho más será recordado como el gol que mandó al descenso a River Plate.

Habiendo referenciado anteriormente que si no tiene suspenso la historia pierde fuerza y la hubo porque el “Picante” Pereyra hizo recordar a Claudio Bustos en la promoción ante la academia al malograr un mano a mano cuando promediaba el segundo tiempo y sobre el final cuando la historia, el orgullo y el amor propio obligaba, Sergio Pezzota, de muy mal partido, cobró un dudoso penal y Olave selló la llave. River estuvo muy lejos de su rica historia y Belgrano jugó en gran nivel y consiguió hacer historia. Por tal motivo, el Celeste y Córdoba están otra vez en la elite del fútbol argentino.

EL ARBITRO: Sergio Pezzotta
Muy mal pero para los dos lados. No cobró un penal de Lollo, lo dejó en cancha a él y también a Pavone.

LA FIGURA: Ribair Rodríguez
Frenó el envión de River en el medio y puso el pecho los 90 minutos.

DATOS:
Goles: PT: 5m Pavone (R). 16m. Farré (B).
Cambios: ST: al inicio Martín Andrizzi por Maldonado (B); 19’ Daniel Villalva por Acevedo (R); 25’ Fabián Bordagaray por Affranchino (R) y 41’ Lucas Parodi por Mansanelli (B).
Incidencias: ST 24m. Olave (B) atajó un penal a Pavone (R). El partido se dio por terminado a los 44 minutos por incidentes en la tribuna de River.
Amonestados: En River: Pavone, Arano y Maidana. En Belgrano: Lollo, Claudio Pérez, Farré, Tavio, César Pereyra y Ribair Rodríguez.
Árbitro: Sergio Pezzotta.
Cancha: River Plate.

LA HISTORIA DE UN BELGRANO LLENO DE ÉPICA

Foto: Los jugadores de Belgrano y su ofrenda a los 2500 hinchas en el Monumental

Hubo un día en el que los “grones” se adueñaron de la tierra y cantaron su revancha a grito pelado. Un día en el que Belgrano fue de Alberdi, de Córdoba y del mundo, para anunciarles a todos que había llegado la hora de cumplir sueños postergados. Un día en el que la bandera del interior del país (si no existe, hay motivo para crearla) flameó en el Obelisco sin que pudieran evitarlo.

Belgrano volvió a ser pionero. Como en 1968, cuando fue el primer representante cordobés en los viejos torneos Nacionales; o como en 1986, cuando se convirtió en el primer equipo de la provincia en ganar un torneo organizado por AFA. Una vez más, la Docta se tiñó de celeste intenso, sin mezquindades, y “la primera barra” recibió refuerzos impensados.

En su hora más gloriosa, la “B” volvió a ser de la A. Volvió para quedarse y el eco de semejante rugir popular tumbó a uno de los gigantes.

River, “el más grande” según su himno oficial, uno de los “intocables” hasta ahora, mordió el polvo y jugará en la B Nacional. El 1-1, épico por donde se lo mire, selló la historia de uno y otro, condicionado por el 2-0 que la “B” había obtenido en Alberdi.

Amanece, que no es poco
Si alguien está leyendo estas líneas, quiere decir que amaneció; que no se cumplieron los presagios agoreros de los que anunciaban “el fin del mundo” si River se iba al descenso. Habrá que esperar hasta el año próximo para ver si el calendario maya tenía razón.

La historia del partido del domingo comenzó a escribirse mucho antes de que Sergio Pezzota ordenara el comienzo. Belgrano, que había caído simpático en Buenos Aires cuando se conoció que jugaría una de las llaves de promoción ante River, se convirtió en un monstruo tras el triunfo a la ida.

No sólo fue “ninguneado”, sino que cierta prensa del puerto invitó, hasta el hartazgo, a hacer de la salvación de River una causa nacional, como si el rival de turno fuera un equipo extranjero. Algún que otro acto fallido ante las cámaras lo desnudó así.

La delegación pirata se instaló el sábado a primera hora en un hotel del microcentro porteño. Y, entrada la madrugada de ayer, se encontró con el escrache, convocado en los foros del Millonario, con el objetivo de que, esa anoche, nadie durmiera. Una bomba de humo, que alguien activó desde adentro del hotel, hizo saltar la alarma y se ordenó la evacuación de las habitaciones. Eran las 4 del día del partido.

La pasividad de los policías que “custodiaban” el lugar fue escandalosa. El descanso no fue posible, pero los jugadores llegaron al Monumental cantando como hinchas, pese al piedrazo que rompió uno de los cristales del colectivo. En el trayecto, fueron testigos de postales surrealistas, como la del hincha enfundado con los colores de la banda roja que, a 60 cuadras del estadio, emprendió el recorrido… de rodillas.

De antología
Y después había un partido, que empezó con un gol anulado y, acto seguido, una gran definición de Pavone: 0-1 con sólo cinco minutos de juego. Pareció, a lo largo de ese primer tiempo, que el orgullo de River iba a poder con el argumento celeste de defenderse... Pero Belgrano creyó en sí mismo.

Creyó en sí mismo Olave, cuando le tapó el penal a Pavone y miró al cielo. Creyó en sí mismo “ese negrito”, que ahora ya todos conocen como Ribair. Y Franco Vázquez se puso el equipo al hombro y se recibió de crack, pisando la pelota, despilfarrando el tiempo y derrochando categoría.

El grito de Farré, de los héroes silenciosos celestes, puso las cosas en su lugar. El dolor de River fue insoportable. La estupidez de los apocalípticos, también. Por eso el festejo estalló en el vestuario. Y, recién cuando el Monumental quedó desierto, con excepción de los 2.500 cordobeses que conocieron el éxtasis en la bandeja alta de la Centenario, el terreno fue como un patio de juegos.

Hasta “el Ruso” Zielinski se tuvo que aflojar. Y “el Mono Miki”, emblema moderno, nunca se pareció tanto a Superman. Salud, Belgrano. Gracias por la justicia.

Así lo vivió un hincha de River y Talleres


La verdad que esta nota la tenía en mente escribirla después del partido del miércoles en Alberdi. Y hasta pensé escribir dos, viendo dos escenarios posibles. Pero pensé que no hay que adelantarse al futuro, aunque yo en mi mente lo haya hecho, y esta realidad que duele, que golpea, que deja atónita a la gente, pero que en lo personal, no me asombra del todo.

Y son tantas las cosas que tendría que decir, que esto se haría interminable. Tantos sentimientos encontrados, tantas broncas, y hasta un dejo de felicidad y admiración, por gente que ha sabido saber hacer bien las cosas.

Todos saben de mi fanatismo por Talleres, y también de River, aunque viviendo en Córdoba mucha atención a su campaña no le he dado, pero eso no quiere decir que uno deje de ser hincha. Y hasta pensé en mi mente en ir a ver la reválida, pero lamentablemente me quede viéndolo desde afuera, y lamentándome.

Pero como nobleza obliga, no hay que desmerecer ni ocultar lo inocultable. Belgrano de Córdoba, si, de CORDOBA, ascendió a la máxima categoría del futbol argentino. Y hay que ponerse de pie, y aplaudir, esta hazaña que se dio en todos los órdenes. Un club que vive su mejor momento futbolístico e institucional. Un momento redondo, donde el club vuelve a primera, y a su vez vuelve a sus socios casi simultáneamente. Donde podemos tratar a Armando Pérez como Sr. Presidente, y ya no como Sr. Gerenciador.

Este club que llego a estar devastado en lo institucional se saneo casi completamente, y de estar ultimo en la categoría, paso a enmudecer una catedral del futbol argentino.

El trabajo hecho por los celestes es impecable, y merece ser aplaudido. Y por ello le doy mis más sinceras felicitaciones a los hinchas de Belgrano. Los verdaderos hinchas, a los clásicos hinchas. No esa cantidad de pseudo simpatizantes que mas que alentar por un club, esperaban una desgracia ajena. Mi deseo de darle la mano y decirle: “flaco, se lo merecen”, va para todos los que rieron, gritaron y hasta lloraron, numerosamente en el gigante del Barrio Alberdi.

Y hasta como hincha de la T, me pone contento que desde la capital, se acuerden que Córdoba existe. Y que es parte de la Argentina también. Por más de que algunos periodistas, inconscientemente lo traten como “el exterior”, hoy el país hablo de Córdoba, de Belgrano. El futbol de la tan bella provincia mediterránea vuelve a escribir una página en la historia del futbol grande de la Argentina.

Las cargadas van y vienen, es el folclore del futbol. Y todos tenemos con qué contestar. Haciendo un juego de historia y presente.

Pero una vez más remarco el merecimiento de los verdaderos hinchas. Porque sabiendo que no tengo la verdad del mundo, no logro comprender a aquellos que festejan las desgracias ajenas, y hacen reiteradas burlas y deseos de mala suerte al contrario, y hasta ir a alentar a Belgrano, deseándole solo el mal a River.

Yo prefiero quedarme con lo otro, con el futbol de caballeros. Con el futbol que hace, que un hincha de Talleres, como he visto varios en estos días, decirles que lo vivido en Alberdi fue una verdadera emoción, quizás más que las expectativas de la Copa América. Felicitarlos y conciliar las aguas, como en su momento Bianchi le regalaba la Intercontinental de Boca como un logro a toda la Argentina. Allá por el 2003. Con ese futbol del caballeros.

Hoy se fue un grande de la primera división, y personalmente, mas allá de Belgrano, no lo veo un motivo de alegrías. Mas allá del descalabro institucional que se vio por la entidad de Núñez. De años de malas decisiones y pésimas dirigencias, que vendían humo a la gente, mientras se ellos se retiraban con los bolsillos llenos. Y todo esto surtió efecto. Y River vio el fondo que jamás vio en 110 años de vida. Lo peor. Un descenso. Muchos serán los culpables. Pero es tiempo de decisiones. Sabias decisiones.

Me quedo con la felicidad y el llanto, pero no con la violencia. Como dije, con el futbol de caballeros. Ese que hace que me quede emocionado viendo la despedida del más grande de River, como es Enzo Francescoli, como también sienta admiración y nostalgia por la despedida de Palermo y Abbondanzieri, dos señores.

Con eso me quedo, nada más, con el festejo del triunfador, y con la humildad y el respeto del vencedor. Porque el futbol lo viven mucho, pero los que pasan a la historia, son pocos. Son aquellos señores que serán reconocidos en las tribunas por sus virtudes, y no por sus malas artes, tanto dentro, como fuera del campo de juego.

River va a tener que replantear muchas cosas. Y darse un baño de humildad, para aventurarse a lo desconocido, una nueva categoría, donde se gana con la garra y la frialdad mental, y no con nombres importantes.

Y para Belgrano, mi más grande admiración, respecto y felicitaciones por el excelente presente que pasan. “El libro de la historia del futbol está abierto, y ustedes tienen la pluma para escribirla”. La gloria del futbol de Córdoba esta en sus manos. Aprovéchenla.

Y para mis compañeros de Talleres y River, solamente la reflexión y una frase que me apasiona de Alejandro Dumas: “…y no olvidéis nunca que hasta el día en que Dios se digne descifrar el porvenir del hombre, toda la sabiduría humana estará resumida en dos palabras: confiar y esperar”.

Volveremos, se los aseguro.


Por gastom