El parlamento polaco acaba de rechazar un proyecto de ley para liberalizar el aborto.

Como informó la agencia de noticias PAP, 215 diputados votaron a favor, 218 en contra y 2 se abstuvieron ante el proyecto de ley para aumentar las posibilidades de matar seres humanos antes de nacer sin penalización.

Los diputados de izquierda, que promovieron el proyecto, prometieron volver a presentarlo repetidamente, hasta que sea aprobado.

Sin embargo, el presidente Andrzej Duda declaró que si se produce, vetaría la norma.

El primer ministro Donald Tusk asumió el poder en diciembre, y en su programa electoral prometió legalizar el aborto hasta la 12ª semana de embarazo, pero la coalición gobernante han boicoteado el debate continuamente.

En 2022, la activista Justyna Wydrzyńska fue condenada a 8 meses de trabajos comunitarios tras ser declarada culpable de suministrar píldoras abortivas a una mujer.

La organización abortista Amnistía Internacional lanzó una campaña para pedir su liberación de la aberrante práctica, declarando que "la condena de Justyna sienta un peligroso precedente".

De todos modos, en Polonia el aborto despenalizado existe. Como ocurre en muchos países, hay "ventanas" por las cuales se cuela un falso derecho a matar y no recibir pena: si se determina que hay "peligro" para la vida de la madre, o si el nuevo ser es fruto de una violación o de incesto.

Afortunadamente, desde 2020, el Tribunal Constitucional de Polonia se expidió respondiendo al requerimiento de casi 120 diputados sobre la constitucionalidad de la práctica eugenésica de abortar a un niño porque presente alguna malformación o anomalía.

La presidente de la corte, Julia Przyłębska, señaló que todo ello implicaba negar a esos niños "el respeto y la protección de la dignidad humana".