San Isidro, ¿capital nacional del rugby?
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historiascuriosasMartes, 14/11/2023
Sábado 11 de noviembre de 2023, acaba de finalizar el torneo de la Unión de Rugby de Buenos Aires, el más importante del país y el San Isidro Club se ha consagrado campeón por 27ª vez en su historia.
Hace exactamente dos semanas, finalizó la 10ª edición del Mundial de Rugby, que Sudáfrica se adjudicó por cuarta vez, tras superar a Nueva Zelanda en una final infartante.
En el país, ambos eventos pasaron completamente desapercibidos, sobre todo el segundo, del cual la gente no tenía la más mínima idea que se estaba disputando a excepción del reducido mundo de la ovalada.
No es de extrañar. La Argentina no es un país de rugby, como de ningún otro deporte que no sea el fútbol y en menor medida -mucha menor medida- el automovilismo, pero donde sí llama la atención que ninguno de los dos eventos haya tenido repercusión es en San Isidro, la autotitulada “capital nacional del rugby”.
Durante el mes que duró el mundial, uno caminaba por el centro de la ciudad y nada indicaba que estuviese pasando algo. En los bares, en los restaurantes, los locales comerciales, los televisores mostraban partidos de la UEFA, la Premier Ligue, los campeonatos de España, Italia, Brasil, y por supuesto, los nuestros, así como algún noticiero o programa culinario pero de lo que estaba sucediendo en Francia, ni una palabra. La gente en las calles se mostraba totalmente ignorante, ajena, indiferente, se veían personas con camisetas de fútbol pero ni una sola de la disciplina que nos ocupa, otras comentando sobre las posibilidades de Boca en la Libertadores o el superclásico ganado por River y nada más, ni una referencia al megaevento que estaba atrayendo a millones de personas de todo el mundo, ni siquiera cuando jugaban los Pumas.
Veamos un par de ejemplos. El día que nuestro seleccionado le ganó a Gales o cuando se enfrentó a Inglaterra por el tercer puesto (la medalla de bronce), en un bar próximo al mástil tenían sintonizado un partido de tenis y en otro, sobre 9 de Julio, muy cerca del Banco Provincia, un noticiero.
Lo mismo sucede cuando se enfrentan el CASI y el SIC, el superclásico del rugby nacional, equivalente a River y Boca de la ovalada. Nada. Nada de nada. En una ciudad que se define “tierra rugbística” apenas en los citados clubes la gente está atenta al encuentro. Fuera de ellos, la vida transcurre como todos los días, con la gente yendo y viniendo, completamente ajena a un suceso que, según dicen los entendidos, es parte del folcklore regional.
San Isidro se dice “capital nacional del rugby” pero si uno recorre sus calles no hay señales de ese deporte. Como hemos dicho, las confiterías y los restaurantes no sintonizan los partidos, no se editan publicaciones especializadas, no hay locales dedicados a la disciplina, ni bares temáticos, ni escuelas, ni comercios del rubro, ni canchas para practicarlo fuera del Club Atlético San Isidro, el San Isidro Club y en menor medida, del Colegio San Juan el Precursor, porque para más, la otra institución dedicada al deporte, Pueyrredón, dejó San Isidro hace algunos años.
Hubo en su momento un intento de museo pero el mismo languideció, en primer lugar, porque no se lo fomentaba y al no contar con el debido apoyo oficial y un sitio adecuado para su funcionamiento, fue pasando de un lugar a otro hasta acabar en un obscuro rincón del Tren de la Costa, un espacio que desde hace años se encuentra en el más completo abandono, en medio de locales cerrados, hasta que en el año 2017 lo desalojaron. Sin el debido apoyo oficial, durante mucho tiempo estuvo buscando dónde guardar sus objetos, tal como lo refirió su director Jorge Luccioni en un artículo aparecido en Clarín el 8 de abril de 2018, camisetas, copas, botines, pelotas, libros, recortes de revistas y cientos de fotos que tras el desalojo quedaron desperdigados, sin ningún orden, en tres espacios diferentes que, además, en cualquier momento también debían desocupar. Argentina en su más cruda realidad.
San Isidro no es la capital del rugby. San Isidro no es capital de nada. Es la cabecera de un distrito de la Zona Norte del Gran Buenos Aires y sede de un obispado, así como de los tribunales pero de la ovalada no tiene más que un decreto que alguien firmó en cierto momento y guardó en algún bibliorato que vaya uno a saber dónde estará.
El ponerse rótulos no da nivel ni categoría, solo sirve para el engaño, para creernos una mentira, como tantas que los argentinos sostenemos con falsa seguridad.
Foto de portada: CASI-SIC, súper clásico del rugby argentino.
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