Una investigación sugiere que tanto el aislamiento social como la soledad se asocian a tasas más elevadas de insuficiencia cardíaca, pero que la soledad es un factor de estrés psicológico más fuerte que el aislamiento social.
Se sabe que el aislamiento social y la soledad son factores importantes de riesgo para la enfermedad cardiovascular, pero se desconoce mucho sobre su relación específica con la insuficiencia cardiaca. Ahora, un nuevo estudio publicado en
JACC: Heart muestra que tanto el aislamiento social como la soledad se asocian a tasas más elevadas de insuficiencia cardíaca, pero que el hecho de que una persona se sienta o no sola es más importante para determinar dicho riesgo que el que esté realmente sola.
La desconexión social puede clasificarse en dos componentes diferentes, pero relacionados entre sí. El "aislamiento social" se refiere a estar objetivamente solo o tener conexiones sociales poco frecuentes, mientras que la "soledad" se define como un sentimiento doloroso causado cuando el nivel real de interacción social de alguien es menor de lo que le gustaría.
Para el estudio, los investigadores analizaron los datos del estudio UK Biobank, que siguió los resultados de salud de la población durante 12 años y evaluó factores psicosociales como el aislamiento social y la soledad mediante cuestionarios autodeclarados.
Se revisaron los resultados de salud de una población de más de 400.000 adultos de mediana y avanzada edad. Según el Dr. Jihui Zhang, investigador de la Universidad Médica de Guangzhou (China) y autor principal del estudio, los estudios anteriores no habían sido concluyentes, habían arrojado resultados contradictorios y habían utilizado distintas medidas para evaluar el aislamiento social y la soledad.
El trabajo desveló que tanto el aislamiento social como la soledad aumentaban el riesgo de hospitalización o muerte por insuficiencia cardiaca entre un 15% y un 20%. Sin embargo, también se apreció que el aislamiento social sólo constituía un factor de riesgo cuando la soledad no estaba también presente. En otras palabras, si una persona estaba aislada socialmente y a la vez se sentía sola, la soledad era más importante.
La soledad también aumentaba el riesgo, aunque la persona no estuviera aislada socialmente. La soledad y el aislamiento social eran más frecuentes en los hombres y también se asociaban a comportamientos y estados de salud adversos, como el consumo de tabaco y la obesidad.
Una de las razones de estos hallazgos podría ser que las personas pueden sentirse solas incluso cuando mantienen relaciones o interactúan con otras personas, detalló el Dr. Zhang.
«Estos hallazgos indican que el impacto de la soledad subjetiva fue más importante que el del aislamiento social objetivo», aseguró.
En su opinión, los resultados «sugieren que cuando la soledad está presente, el aislamiento social no es más importante en la relación con la insuficiencia cardiaca. Es probable que la soledad sea un factor de estrés psicológico más fuerte que el aislamiento social, porque la soledad es común en individuos hostiles o con relaciones sociales estresantes».
Según el Dr. Zhang, el estudio no señala la necesidad de disponer de herramientas eficaces para detectar el aislamiento social y la soledad en la atención clínica, sino también indica la importancia de distinguir entre estos dos factores.
Los hallazgos son especialmente relevantes, ya que la pandemia de Covid-19 ha puesto de relieve las repercusiones del aislamiento social y la soledad en una amplia gama de resultados sanitarios, afirmó.
Ref: ABC