En medicina, se entiende por golpe de calor a la situación en que una persona que está sometida a temperaturas ambientales muy altas, presenta un fracaso del sistema de termorregulación, de tal forma que su temperatura corporal sube de forma exagerada, generalmente por encima de los 40 °C. Como consecuencia se produce una alteración en el funcionamiento de diferentes órganos, lo que puede provocar, si no se instaura un tratamiento adecuado, un fallo multiorgánico y la muerte. El tratamiento se realiza en el medio hospitalario y se basa en disminuir de forma inmediata la temperatura central del organismo, tratar la deshidratación y facilitar el soporte de las funciones vitales.
El golpe de calor es un proceso poco frecuente que suele presentarse en las primeras 24-48 horas de una ola de calor, antes de que el organismo sea capaz de iniciar el proceso de adaptación. Generalmente aparece con temperaturas ambientales superiores a 40 °C y humedad ambiental superior al 60 %. Se presenta en dos formas, la llamada forma activa que predomina en jóvenes no aclimatados a las temperaturas altas que realizan ejercicio físico intenso en días de mucho calor y la forma pasiva que predomina en adultos mayores en los que están alterados los mecanismos de regulación de la temperatura corporal.
El golpe de calor requiere tratamiento de urgencia. El golpe de calor sin tratar puede dañar rápidamente el cerebro, el corazón, los riñones y los músculos. El daño empeora cuanto más se retrasa el tratamiento, lo que aumenta el riesgo de sufrir complicaciones graves o la muerte.