La compañía argentina Laboratorios Richmond y la empresa farmacéutica CanSino Biologics Inc. (CanSinoBIO) de origen chino firmaron un acuerdo para la producción y comercialización de distintas vacunas en el país. En un futuro, estas dosis podrán exportarse a todo Latinoamérica. La primera vacuna a transferir tecnológicamente será la de COVID-19, cuyo nombre comercial es Convidecia®.
Las dosis van a elaborarse en la planta biotecnológica que la compañía argentina tiene en Pilar, Provincia de Buenos Aires. El convenio creará 120 puestos de trabajo directos y potenciará el desarrollo de conocimiento científico argentino. A su vez, permitirá sustituir las importaciones de estas dosis, que desde agosto de 2021 se aplican en Argentina. El acuerdo, además, busca ubicar al país como referente de vacunas para América Latina. El laboratorio es el fabricante local de los dos componentes de la vacuna rusa Sputnik V contra la COVID-19, la primera que se aplicó en el país.
«Como laboratorio siempre estamos en busca de nuevos desarrollos y exploramos acuerdos con compañías de todo el mundo. Ahora, las plataformas tecnológicas que incorporaremos derivarán en la producción de vacunas para tratar diversas patologías. En una primera instancia, comenzaremos con la producción de la vacuna contra COVID-19 de CanSinoBIO», señaló Juan Manuel Artola, CEO de Laboratorios Richmond.
La vacuna Convidecia® fue desarrollada por la empresa CanSino Biologics en colaboración con el Instituto de Biotecnología de Pekín. Se trata de una vacuna de vector viral de dosis única que puede almacenarse entre los 2 y los 8 grados centígrados. Las vacunas con vectores virales utilizan un virus distinto al SARS-CoV-2, por ejemplo un adenovirus, genéticamente modificado que no puede provocar la enfermedad, pero sí puede producir proteínas de ese coronavirus para generar una respuesta inmunitaria segura.
El acuerdo de transferencia contempla incluir en varias etapas tecnologías tales como adenovirus, proteínas recombinantes, ARN mensajero, entre otras. «La producción abrirá un nuevo capítulo de crecimiento también para nuestros científicos. Somos un laboratorio que hace escuela», expresó Elvira Zini, directora de Asuntos Científicos de Laboratorios Richmond.
CanSino Biologics Inc. es una compañía biofarmacéutica que desarrolló proyectos de 17 vacunas para 12 enfermedades infecciosas, entre ellas la meningitis, la neumonía, la tuberculosis, la COVID-19, la enfermedad por el virus del Ébola, la tos ferina, la difteria, el tétanos y la culebrilla, entre otras.
En cuanto al flamante convenio con la companía argentina, el Dr. Xuefeng Yu, presidente y director ejecutivo de CanSinoBIO, expresó: «Nos complace alcanzar esta colaboración con el Laboratorio Richmond, una de las compañías farmacéuticas de primer nivel en América Latina. Comenzando con la producción local de la vacuna para COVID-19, esperamos explorar más opciones en el futuro. Nuestro objetivo conjunto es seguir adelante con una amplia cartera de productos en desarrollo y lograr un compromiso a largo plazo».
La vacuna Convidecia
La vacuna de CanSino Biologics desarrollada en China, se administra en una sola dosis, y fue autorizada para uso de emergencia en Argentina, Chile, Ecuador, Hungría, Indonesia, Malasia, México, Moldavia y Pakistán.
La fórmula inoculante de Convidecia® fue aprobada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en mayo de este año. Los estudios publicados en diciembre pasado en la revista The Lancet demostraron que la vacuna mostró alta eficacia como refuerzo: la monodosis otorgó 91,7% de protección para prevenir la COVID-19 grave a partir de los 28 días posteriores a la vacunación. El ensayo clínico se hizo en Argentina, Chile, México y Pakistán.
Estudios más recientes, de marzo de este año, demostraron además que Convidecia® mostró ventajas como potenciador heterólogo (combinación de plataformas de las vacunas disponibles) frente a Ómicron, según informó esa compañía farmacéutica.
De acuerdo con información dada a conocer por el laboratorio, la vacuna de CanSinoBIO en sus dos versiones, inyectable e inhalable, puede inducir una respuesta inmune más fuerte que las inyecciones de proteína recombinante inactivadas. Las vacunas basadas en proteínas utilizan fragmentos inocuos de proteínas o estructuras proteicas que imitan el virus causante de COVID-19, con el fin de generar una respuesta inmunitaria.
«La respuesta de anticuerpos neutralizantes generada por el refuerzo de la vacuna Inhalable de CanSino contra Ómicron es 14,1 veces mayor que, por ejemplo, la del refuerzo de Sinovac y dos veces mayor que la misma inyección de CanSino intramuscular», agregó el estudio. Tanto Sinovac como Sinopharm, que se aplica en Argentina, están desarrolladas con virus inactivados o atenuados, que utilizan el virus SARS-CoV-2 previamente inactivado o atenuado, de modo que no provoca la enfermedad, pero sí genera una respuesta inmunitaria.