Gloriosos Arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael
Por bienaven
  
Jueves, 29/09/2022
La Sagrada Escritura nos da los nombres de sólo tres ángeles: San Miguel, San Gabriel y San Rafael. De los demás conocemos muchos de sus actos y experimentamos su influencia benéfica, pero no conocemos sus nombres. Las que aparecen en revelaciones privadas, no dan ninguna garantía de autenticidad, porque la Iglesia no las ratifica.

Todo lo demás que se dice sobre los ángeles nos llega por revelaciones privadas, y éstas sólo dan garantía de autenticidad cuando son aprobadas por la Santa Madre Iglesia.

San Miguel: Príncipe de la milicia celestial y defensor de la Iglesia.
La fiesta de hoy, bajo el nombre de "Dedicación de San Miguel Arcángel", fue la más antigua de las consagradas al Príncipe de la Milicia celestial. Es el Ángel del Pueblo de Dios, su Defensor en tiempos de angustia como dice el Profeta Daniel (10:12-21): "En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe, constituido en defensor de los hijos de su pueblo, y será un tiempo de angustia como jamás hubo".

Está llamado a defenderlos contra sus enemigos internos y externos. El Papa León XIII, tras una visión, hizo rezar una oración al final de la misa a San Miguel Arcángel, para que nos proteja en la lucha contra "Satanás y los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para perecer las almas". Por eso, en el Nuevo Testamento, San Miguel es el protector de la Santa Iglesia.

San Gabriel es el ángel de la Encarnación.
Fue él quien anunció a Daniel que dentro de 70 semanas nacería el Mesías (Dan 9:20-27). También se apareció a Zacarías, diciéndole que su mujer, a pesar de su avanzada edad, daría a luz al Precursor (Lc 1,11-22). Fue él quien, apareciendo a la Santísima Virgen, le pidió su consentimiento para ser la Madre del Mesías.

Él mismo dijo a Zacarías: "Yo soy Gabriel: estoy ante el trono de Dios, y he sido enviado para traerte esta buena noticia" del nacimiento del Precursor.

San Rafael, el ángel benèfico
San Rafael es el ángel benéfico que acompaña al joven Tobías en su viaje de Nínive a Media, lo defiende del peligro y apadrina su matrimonio con Sara. También es el que cura al viejo Tobías de la ceguera. Le dijo: "Cuando rezaste con lágrimas y enterraste a los muertos, fui yo quien presentó tus oraciones al Señor. Ahora el Señor Dios me ha enviado para curarte. Yo soy el ángel Rafael, uno de los siete ángeles que están delante del Señor" (Tob 12-15).

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Al honrar a los ángeles, exaltemos el poder de Dios, Creador del mundo visible e invisible, ya que, como dice el prefacio de la misa de hoy, "el honor que les tributamos como criaturas dignas de ti se traduce en gloria para ti; y en su inefable belleza muestras cuán grande eres y cuán digno de ser amado sobre todas las cosas".


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