Los celulares y las computadoras sin control de los padres son una puerta abierta a contenidos pornográficos, además de otros mensajes que les hacen daño.

Los adultos deben supervisar cómo usan esos dispositivos los niños y jóvenes y evitar que estén mucho encerrados y solos, aunque parezca que están estudiando o jugando. Existen aplicaciones para impedir que accedan a ese material que altera la manera de ver la realidad del sexo y los predispone a problemas psicológicos perfectamente conocidos por médicos y psicólogos.

Además, la falta de control de los padres puede exponer a los menores a situaciones de acoso como el grooming (cuando un adulto logra captar la confianza de un niño y, en algunos casos, logra provocar que se desnude, vea al acosador desnudo y hasta llegue a encontrarse con él). El grooming es un delito penado con la cárcel, pero lo importante es evitar que suceda.

Toda prevención realizada por los padres puede evitar daños diversos. El control de los contenidos que ven los niños y jóvenes, las charlas francas habituales, las advertencias en la forma adecuada, son caminos necesarios.