El consumo de sustancias psicoactivas ha crecido exponencialmente durante la pandemia. Sin embargo, es un problema que no sólo afecta cada vez más a adolescentes y jóvenes, sino que ha aumentado también en adultos.
El Dr. Carlos Damin (M.N. 81.870), médico toxicólogo, director de FUNDARTOX y jefe de la cátedra de Toxicología de la Facultad de Medicina de la UBA, acaba de publicar 'Toxicología clínica: fundamentos para la prevención, diagnóstico y tratamiento de las intoxicaciones', un libro que se gestó a lo largo de muchos años junto a toda la cátedra de Toxicología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
En ese trabajo, el autor principal del libro advierte sobre esta problemática que crece en la Argentina: la disminución de la edad en quienes consumen alcohol y drogas.
Según advirtió, los jóvenes comienzan a beber alcohol y fumar marihuana a los 13 años y el 54,4% de la población argentina de entre 12 y 17 años toma alcohol, lo que posiciona al país en el primer puesto de América.
«Ha bajado claramente la edad de inicio/prueba del consumo de sustancias. A la del alcohol, la tenemos ubicada en los 13 años, al igual que la marihuana. Tenemos casos de chicos que terminan la escuela primaria y festejan con alcohol. Lo mismo ha pasado con el resto de las sustancias: disminuyó la edad de consumo de cocaína y de sustancias sintéticas», alertó.
Para el especialista, el principal problema en la Argentina es el alcohol, aunque se ha generalizado bastante con la marihuana. «El consumo de cocaína sigue siendo más restringido y se da en un rango etario mayor. El alcohol, en cambio, atraviesa todos los estratos socioeconómicos culturales y todas las edades», sostuvo.
Razones por las cuáles los jóvenes consumen alcohol
El Dr. Damin explicó que las razones por las cuáles las personas pueden comenzar a consumir sustancias son muchas y muy variadas. «Las primeras son culturales, sobre todo en lo que respecta al alcohol. El adolescente actual siente que no forma parte de los grupos de pertenencia si no toma bebidas alcohólicas y eso tiene que ver con que nuestra sociedad no tiene una cultura de hábitos saludables instalada», acusó.
Para él, los argentinos no cuidamos la salud ni la consideramos algo valioso, por lo tanto, no lo transmitimos de generación en generación. «Los chicos no tienen la pauta del cuidado de la salud incorporada. Además, la cultura argentina consume muchos medicamentos. Nos automedicamos y autoprescribimos muchos fármacos de venta bajo receta y esto hace que los adultos jóvenes y adolescentes copien esos comportamientos», precisó.
A su vez, consideró que hay factores individuales que hacen que a una persona le guste una sustancia y a otra no; que una persona quiera consumirla y otra no. «En la Argentina, hay una tendencia de querer que los chicos sean grandes. Solemos decirles a nuestros hijos 'vos ya sos grande', por lo que ellos quieren hacer cosas de grandes. Eso es otro factor importante que explica la disminución de edad en el consumo», dijo.
Cómo cambiar el escenario del consumo de alcohol
Uno de los grandes problemas es la falta de límites en la crianza. El Dr. Damin cree que los padres no saben cómo ponerles límites a sus hijos respecto al consumo. «En general, tienen miedo a fracasar o que sus hijos se vayan a consumir a otros lados. Prefieren que el consumo sea próximo a ellos para 'poder controlarlos'».
«Para cambiar este escenario, necesitamos revertir y cambiar ciertas actitudes de los padres. Primero, deben hacerse cargo de que es necesario que adopten actitudes saludables en casa, para que los chicos les crean respecto a que es importante cuidarse. A un papá o mamá que bebe alcohol y conduce luego un vehículo, que fuma cigarrillos en el hogar, que toma muchos medicamentos, etcétera, no los respetarán cuando les dicen 'no tomes', 'cuidate', etcétera. Los padres deben mostrar el ejemplo», explicó.
Por último, concluyó que se necesita un «cambio de actitud social y familiar. Otro aspecto importante es poner límites, algo que se debe hacer desde que los hijos son chiquitos. El no es un no que el chico tiene que aprender».