LA RENUNCIA DEL CARDENAL MARX
Por bienaven
  
Lunes, 07/06/2021
LA RENUNCIA DEL CARDENAL MARX
Mathias von Gersdorff

En su carta de renuncia dirigida al Papa Francisco, el Cardenal Marx, Arzobispo de Munich y ex-presidente de la Conferencia Episcopal Alemana (2014-2020), analiza la situación de la Iglesia católica en Alemania y juzga que ha llegado a un callejón sin salida.

Esto es cierto sólo en parte: ¡el proyecto progresista de una iglesia nacional igualitaria alemana fracasó y ¡llegó a un "punto muerto"!

Es bastante trágico, por lo tanto, que el cardenal Marx destaque nuevamente que: "En mi opinión, la salida de esta crisis sólo puede ser a través de la Vía Sinodal".

Esta afirmación es inimaginable e irresponsable.

La "Vía Sinodal" sirve de pretexto a los progresistas más radicales para difundir sus posiciones anticatólicas, como por ejemplo la exigencia de la introducción del sacerdocio femenino en la Iglesia o de las "bendiciones de las parejas homosexuales."

La "Vía Sinodal" obligó en varias veces a Roma a intervenir en los asuntos alemanes y reforzó en todo el mundo la sospecha de que la Iglesia católica en Alemania se encuentra en estado de cisma.

Con sorpresa se pueden registrar en todas partes las sucesivas rebeliones del movimiento progresista alemán contra Roma, el Magisterio romano, la Congregación para la Doctrina de la Fe, etc.,

¿Por qué la Iglesia Católica en Alemania no puede llevar una vida normal? ¿Por qué los católicos alemanes, en consonancia con el espíritu de la época, se obstinan en creer que la Iglesia universal debe ser deformada según sus obscuros y confusos experimentos teológicos?

En lugar de percibir de una vez por todas que la Iglesia Católica en Alemania sólo tiene futuro si acepta con alegría y el corazón abierto la postura tradicional del Magisterio, el cardenal Marx recomienda -antes de dejar su cargo- que la Iglesia Católica en Alemania continúe en el proceso de destrucción de la "Vía Sinodal".

No es la Iglesia la que ha llegado a un callejón sin salida, sino el progresismo.
De hecho, lo que está ocurriendo no es nuevo. La "Vía Sinodal" fue simultáneamente concebida, desde el principio, como una revolución eclesial y un espectáculo mediático, pero fracasó estrepitosamente. Durante mucho tiempo, casi nadie fuera de los círculos católicos se interesó por ella y la movilización de los fieles fue mínima.

El progresismo, que hoy está instalado en puestos clave de la jerarquía eclesiástica, parece tan obstinadamente abrazado a sus objetivos y puntos de vista erróneos que aparentemente está dispuesto a arrastrar a toda la Iglesia a la ruina.



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