Las personas que sufren Síndrome de Savant padecen retraso mental o autismo en diversos grados, pero poseen una sobresaliente habilidad en un área que les hace especiales.
Estos individuos destacan por su capacidad de cálculo extraordinaria, su memoria fotográfica, pueden ser músicos virtuosos que reproducen fielmente una pieza musical con tan sólo escucharla una vez o pintores deslumbrantes que son capaces de reproducir un monumento con tan sólo verlo unos segundos, es decir, rozan la genialidad en un área determinada pero en sus capacidades sociales, cognitivas e intelectuales, presentan un desarrollo que se considera deficiente.
Aparece en uno de cada 10 autistas y en uno de cada 2.000 individuos que tienen dañado el cerebro o padecen retraso mental.
Estas habilidades suelen ser congénitas, pero pueden aparecer de forma repentina en personas que padecen ciertas forma de demencia, y las últimas investigaciones al respecto llevan a pensar a los expertos en la posibilidad de que algunos aspectos de estas genialidades estén latentes o adormecidos en todos nosotros.
Las destrezas de los savant van vinculadas a una notable memoria profunda , basada en la recitación habitual, pero con poca comprensión de los que están diciendo. Aunque comparten capacidades, incluida la memoria, el grado de habilidad de los savants varía mucho de unos a otros. Los savants expertos en minucias tienen cierta facilidad para la memorización de resultados deportivos o números de matrículas. Los talentos poseen dones musicales o artísticos muy superiores los que cabe esperar en personas con tales minusvalías. Y las destrezas de los savants prodigiosos, individuos muy fuera de lo común, destacarían aun cuando se diesen en alguien normal.
Los savants son individuos que nos muestran lo poco que en realidad conocemos el cerebro humano y sus infinitas posibilidades. Suelen sobresalir como calculistas extraordinarios o se convierten en verdaderas enciclopedias vivientes con prodigiosa y detallista memoria fotográfica, son músicos virtuosos o pintores deslumbrantes. Sea cual fuere el campo en el que brillan, rayando o entrando de lleno en el campo de la genialidad, sus otras capacidades, sociales, cognitivas e intelectuales, presentan un desarrollo que se considera deficiente.
No todos los savants son autistas, muchos están relacionados con retrasos mentales de diverso tipo no relacionados con el autismo, sin embargo, los autistas sabios suponen uno de los enigmas psicológicos y cognitivos más interesantes. El término francés idiot savant, muy utilizado durante décadas, ha dado paso a este otro de sabio autista, que se suele considera más adecuado, desde que en el 78 lo promocionara el doctor Bernard Rimland.
Lo fascinante de los savants está en la gran cantidad de formas en que muestran sus habilidades, podría decirse que cada uno de ellos posee una cualidad única. Muchos de ellos, a pesar de tener retraso mental general en diverso grado y una capacidad para desenvolverse en ambientes sociales a veces casi nula, son verdaderos genios, por ejemplo, del cálculo.
Sorprendentemente, se han dado muchos casos de savants que, al ser interrogados acerca de lejanas fechas, son capaces de responder correctamente el día de la semana correspondiente a las mismas, sin que para ello tomen más que unos segundos en ofrecer su respuesta. ¿Qué diá de la semana era el 9 de Junio de 1987? A menos que tengamos un viejo calendario a mano, o una agenda electrónica o, por casualidad, ese día sucediera algo importante para nosotros, nadie podría saber qué día de la semana era. Nuestra memoria funciona de tal forma que esa clase de datos no esenciales, aparentemente inútiles, no están a nuestro alcance, son filtrados y olvidados. Sin embargo, un savant con capacidades de memoria cronológica sobresalientes nos respondería en pocos segundos, correctamente: era martes.
Junto a esta habilidad, muchos otros savants son capaces de realizar cálculos mentales de una complejidad endiablada a una velocidad asombrosa, sin necesidad de acudir a calculadoras, papel, lápiz, ni nada que no sea su propio cerebro. Volviendo al intrigante asunto de la memoria, muchos savants son capaces de retener todo aquello que los sentidos les ofrecen. Para nosotros, esa habilidad sería una maldición, porque supondría vivir en una especie de presente eterno sin diferencia posible del pasado con el ahora, sin poder filtrar ningún dato sin interés y rememorando continuamente imágenes, olores o sonidos memorizados involuntariamente. En estos casos, esa capacidad de memoria fotográfica nos indica que el cerebro humano es capaz de memorizar sin problemas cualquier información que los sentidos le ofrezcan a lo largo de la vida pero, por nuestro propio bien, esa inimaginable cantidad de datos es filtrada adecuadamente en nuestra mente. ¡¡Nos gustaría tener más memoria!! Naturalmente, pero llegados a estos extremos, se convierte más en un grave problema, que impide la relación social normal, que en una ventaja deseable. Capaces de recordar fechas, nombres, número de las guías telefónicas, localizaciones en mapas, los rotros de cualquier persona que hayan visto en su vida es increíble, todo se encuentra en su interior, pero no se canaliza adecuadamente y, por ello, el supuesto don se convierte en patología.
Más allá de los simples contenedores de datos, o enciclopedias humanas, los savants artistas han fascinado a médicos y psicólogos pero, sobre todo, al mundo de la literatura y el cine. Cierto es que dan mucho juego, algunos son pintores geniales, otros interpretan complejas partituras al piano a la perfección, como si para ellos fuera un inocente y sencillo juego de niños y, sin embargo, no son capaces de vestirse solos o desarrollar una mínima conversación coherente.
¿Qué mecanismos biológicos pueden llevar al cerebro humano a convertirse en una máquina capaz de memorizar millones de cifras sin esfuerzo o proporcionar la capacidad de tocar el violín como los ángeles y, sin embargo, condenar a su poseedor a una vida de aislamiento social? Se desconoce, no hay por el momento una explicación satisfactoria que muestre la razón que lleva a algunos autistas y a otras personas con patologías psíquicas a convertirse en savants. Las teorías son muchas y muy diferentes. Algunos científicos plantean que la focalización desde la niñez de la atención en un área concreta del conocimiento hace que se desarrolle su habilidad en ese campo. Otros, piensan que, unido a lo anterior, hay una indudable base física en la raíz del problema, puesto que se han descrito casos de adquisición de habilidades de ese tipo tras una lesión cerebral a causa, por ejemplo, de un accidente y no sólo se da en casos innatos.
Ejemplos de savants podrían ponerse gran número, hay muchos más de los que podría pensarse en una primera impresión.
George Widener, estadounidense nacido en el 62, podría decirse que es un multisavant. De pequeño, era capaz de ganar en concursos y otros premios escolares de arte o en aquellos que requerían memoria, sin necesidad de prepararse lo más mínimo. Con el paso de los años, su autismo, clasificado a veces como cercano al síndrome de Asperger, fue haciendo que su comportamiento social fuera cada vez más reservado. Aislado, obsesionado en raros detalles que a nadie más parecían importar, sus habilidades sociales fueron degradándose poco a poco pero, a la vez, conjugó su asombrosa memoria y su capacidad para el dibujo desarrollando un estilo de arte único. Es capaz de recordar hasta el más mínimo detalle sobre cada día de su vida, su mente maneja el calendario mejor que un ordenador, realiza cálculos mentales que parecen imposibles y hasta ha memorizado estadísticas y datos censales e históricos que dificilmente cabrían en varias decenas de gruesos libros.
Leslie Lemke es una persona minusválida y ciega, pero al mismo tiempo es un virtuoso del piano, aunque nunca ha recibido clases. A los 14 años de edad fue capaz de tocar el Concierto Nº 1 de Tchaikovsky, después de haberlo oído unas pocas horas antes en la televisión. Es capaz de tocar de memoria miles de piezas para piano, e incluso improvisa las propias.
Richard Wawro es un artista de renombre mundial. Es autista y vive en Escocia. Sus pinturas están en museos y diversas colecciones. Según los expertos "pinta con la precisión de un mecánico, pero con la visión de un poeta". Sus habilidades las demostró desde los primeros años de vida.
Kim Peek, es autista y una enciclopedia ambulante. Ha memorizado más de 7.660 libros, puede decir de corrido todas las carreteras de cada ciudad, pueblo y condado de EE.UU., así como sus códigos telefónicos y postales, las emisoras de televisión, y las redes de teléfono de que disponen. Si uno le dice la fecha de su nacimiento, rápidamente calcula en qué día de la semana se produjo. Puede identificar cualquier pieza musical clásica, con la fecha en que se estrenó, la fecha de nacimiento y muerte del compositor. Sin embargo, no se puede valer por sí mismo y depende de sus padres para las más básicas necesidades diarias. En él se inspiró el director de la película "Rain Man", para el papel que interpretó el actor Dustin Hoffman.
Stephen Wiltshire, posee una increíble memoria fotográfica que le permite reproducir fielmente un monumento con sólo haberlo visto durante unos segundos o dibujar una ciudad habiéndola visto desde el aire sólo una vez.
Alonso Clemonts sólo se podía comunicar a través de sus esculturas. Podía ver por segundos la imagen de un animal en la pantalla de la televisión y la modelaba en menos de 20 minutos, con sus proporciones perfectas y con los detalles de cada músculo y de cada pelo.
En verdad, nuestro cerebro guarda todavía secretos fascinantes