En este contexto de pandemia, es preocupante la disminución de la asistencia de pacientes a la consulta y al screnning anual. El miedo al contagio por COVID-19, las dificultades para trasladarse en transporte público y también la creencia errónea de que los consultorios no están funcionando, fueron los principales factores para el ausentismo. Incluso, los pacientes diagnosticados y en tratamiento registran más del 50 % de ausencia en promedio. Los profesionales de DIM Centros de Salud advierten sobre la fundamental necesidad de realizar, al menos, un chequeo anual para prevenirlo.
El cáncer de próstata en la Argentina es el tercero en mortalidad, muy cerca del cáncer de colon y recto, mientras que el primero con mucha mayor prevalencia es el cáncer de pulmón. El cáncer de próstata se origina cuando las células de dicha glándula comienzan a crecer fuera de control. La próstata, presente solo en los hombres, produce parte del líquido que conforma el semen. La misma se encuentra ubicada debajo de la vejiga, atravesada por la uretra en la porción prostática.
El agrandamiento benigno de la próstata y el cáncer de próstata son condiciones que generalmente se presentan en hombres a partir de los 50 años. Todos los hombres deben saber que es fundamental el control anual, que un diagnóstico precoz, puede curarlos del cáncer. No hay que perder esa oportunidad, por eso, la adherencia a los controles y tratamientos es crucial.
«Las principales señales de alerta son el incremento en la frecuencia de las micciones, especialmente durante la noche, flujo débil e interrumpido, dificultad para orinar y limitaciones para vaciar la vejiga por completo» manifestó el Dr. Fernando Iborra (MP 336639 / MN 134567), urólogo de DIM Centros de Salud.
«A partir de los 45-50 años, y en caso de antecedente familiar, a partir de los 35, está indicado el comienzo regular de los controles. Éstos contribuyen a una detección precoz de dicha enfermedad, porque de descubrirse, rápidamente se puede procesar la curativa de resolución, tanto por cirugía o radioterapia», dijo.
El cáncer de próstata, en sus estadios iniciales, es totalmente asintomático y es en esta etapa que las posibilidades de curación son altísimas. Por lo tanto, es muy importante consultar con el urólogo sobre las ventajas de realizar o no estudios para diagnosticar cáncer de próstata en estadios iniciales.
«Los controles de rutina nos permiten diagnosticar la hiperplasia prostática benigna y el cáncer de próstata. Estos controles incluyen la realización de un examen digital del recto (tacto rectal) y un estudio de sangre para medir el antígeno prostático específico (PSA). Si luego de ambas pruebas se mantiene la sospecha, el urólogo recurre a la realización de una biopsia prostática, que es el método que determina con precisión la presencia o no de células tumorales», explicó el especialista.
Detectado a tiempo, existen diversos tratamientos para el cáncer de próstata, con buen pronóstico, entre los que se incluye la cirugía, radioterapia, terapia hormonal, terapias dirigidas y quimioterapia. Para la hiperplasia benigna de la próstata hay medicaciones y también se utiliza la cirugía cuando los síntomas afectan mucho la calidad de vida y existe riesgo de obstrucción urinaria.
Aún existen ciertos prejuicios y miedos sobre la consulta con el urólogo, poco a poco se van dejando de lado y cada vez son más los hombres que toman conciencia y asisten al control. La principal prevención es el control, y por supuesto una vida sana, con alimentos saludables, evitar el tabaquismo, la obesidad y el alcohol. «No nos cansamos de insistir en que los pacientes deben continuar sus controles, confiando en que sanatorios y hospitales cuentan con protocolos para disminuir al máximo el riesgo de contagio por COVID-19», completó el Dr. Iborra.