Sin dudas el 2020 y la COVID-19 puso a prueba a las familias completas y a las mujeres primordialmente, de por si más propensas a sufrir estrés. Por este motivo, el Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA) evaluó el estado de las mujeres y madres durante la pandemia, principalmente aquellas que ya llevan más de 7 meses con sus hijos en la casa debido a la suspensión de las clases, en muchos casos, incluso, trabajando desde la casa.
El estrés es una reacción natural a presiones físicas o emocionales. Sin embargo, los problemas comienzan cuando de alguna forma la madre se encuentra fuera de control y esa situación afecta a otros integrantes de la familia. No cabe dudas que esta situación se repitió en más de una casa.
Los especialistas del CEETA mencionan que lo ideal es reconocer inmediatamente las señales y los síntomas de un cuadro de estrés, y así aprender a aplicar soluciones rápidas y sanas a fin de evitar dañarse a una misma y a algún integrante de la familia.
La Lic. Gabriela Martínez Castro, directora del CEETA, asegura que "hay más mujeres estresadas debido a la pandemia, llegan a la consulta en general con mucha ansiedad, con estrés, con la sensación de no poder pensar, de estar embotadas, con mucho dolor físico, con la sensación de no poder respirar, con serias dificultades para dormir, con mucha sensación interna de desorganización, como que van a hacer algo y lo dejan por la mitad y siguen con otra cosa, y así no terminan nada y se les acumula el trabajo. Hay muchas personas con sensación de despersonalización, que es la sensación de estar fuera del cuerpo sabiendo que están conectadas con el cuerpo, una sensación muy desagradable e incapacitante. Un montón de mujeres llegan híper preocupadas y con ataques de pánico".
A su vez, la Lic. Martínez Castro agrega que "la gente en general ya está habituada a este lío que ya lleva 7 meses y no se dan cuenta que el fruto del estrés es esta permanente bandejeada, la necesidad de mantener el equilibrio entre tantas cosas, tareas domésticas el trabajo, la familia, los hijos, la escolarización de los chicos en casa, el cuidado personal, etc. Enumeran los síntomas y no se dan cuenta que ya sufren estrés crónico".
Y aquí la especialista hace un llamado de atención. "A esta altura el estrés ya es crónico porque lleva muchos meses y es acumulativo, no es que pasa, sino que se acumula en la psiquis, en el cuerpo, y estalla en enfermedades como gastritis, problemas gastrointestinales, taquicardia, dificultad para respirar, sensación de morirse, sensación de que se van a volver locas, o que se van a descontrolar, muchos trastornos menstruales, pérdida de cabello, tienen mucha irritabilidad, temblores, sudoración, etc. No saben el motivo de todo esto porque nunca lo han sentido, pero claramente se debe a un estrés crónico que es producto de hacer tantas tareas en simultáneo, ser multitasking todo el tiempo".
Los especialistas del CEETA enumeran algunos de los síntomas de alerta, ante los cuales hay que consultar al médico:
► Disminución en la atención
► Baja concentración
► Falta de memoria
► Sintomatología física como dificultad para respirar, sensación de ahogo
► Problemas gastrointestinales, dolores de cabeza, baja en las defensas del sistema inmunológico
► Contracturas y riesgos cardíacos
► Problemas de inestabilidad, mareos
► Ataques de pánico
► Insomnio, dificultad para dormir, pesadillas
► Mucha irritabilidad
Es de destacar que este estrés que sufre la mujer repercute en todo su entorno y también en sus hijos. "El estrés de las mamás repercute tanto en los hijos, que también sufren ansiedad producto de una madre que no ha estado lo mayormente tranquila, como en las parejas, que lamentablemente suelen terminar en divorcio", asegura la Lic. Martínez Castro especialista en trastornos de ansiedad.
Los profesionales recomiendan que "el entorno ayude a la mujer, el marido o la persona con quien convive tiene que colaborar en la división de las tareas, organizarse, hacer listas de lo que le toca a cada uno, tratar de congeniar de la mejor manera posible entre el trabajo de ambos y la escolarización de los chicos que en muchos casos son pequeños y necesitan el apoyo o la ayuda de un mayor y esto no es nada fácil si se le suma el trabajo que cada uno tiene", agrega Martínez Castro.
A esto se le suma que "no muchas empresas están dispuestas a contemplar esto, de hecho, se está viendo mucha discriminación con mujeres que tienen hijos a la hora de contratar empleados, justamente por este tema, porque saben que se tienen que encargar de los niños, de las tareas domésticas y del trabajo, y esto hace que baje la calidad de su rendimiento", complementa la directora de CEETA.
El tratamiento
En ciertos casos en que los síntomas sean intensos y la mamá no logre control sobre su situación, un tratamiento psicológico breve y focalizado en la temática, la acompañará en el proceso de adaptación y le brindará estrategias eficaces para manejar su estrés.
A la hora de tratar esta dolencia, desde el CEETA recomiendan la terapia cognitivo conductual por ser una terapia de tipo breve en el tiempo, focalizada en el problema, con tarea para hacer dentro y fuera de las sesiones que hacen que rápidamente surta efecto y pueda devolver la calidad de vida de la persona antes de padecer el trastorno.
Para momentos de altos niveles de estrés, se pueden realizar actividades de meditación de Mindfulness con respiración consciente para apaciguar la mente y todos los pensamientos que se entrecruzan.
"Tratar de preocuparse lo menos posible, tener una visión lo más realista posible, sobre las situaciones que le están generando estrés. Lo más importante sería no adelantarse de forma negativa a los eventos por suceder y siempre tratar, a través de la respiración, mantenerse presentes y no en el futuro, sino en lo que sí está pasando y no en esas situaciones que no han comenzado", recomienda la LIc. Martínez Castro.
Algunos ejercicios de relajación implican fijar la atención en la manera en cómo entra y sale el aire del cuerpo realizando un conteo del 1 al 10 o de 2 en 2, que ayuda a reconocer cuándo un pensamiento irrumpe en la mente.
También sirve realizar una relajación consciente, que consiste en tomarse unos minutos para recostarte en el suelo, y mientras se respira de forma calmada, sentir cada parte del cuerpo para luego relajarla y lograr un estado de tranquilidad.
Estas son algunas de las formas de reducir los niveles de estrés y ansiedad para tener una mejor calidad de vida.
Para evitar situaciones de estrés en el futuro, los especialistas de CEETA recomiendan:
► Dejar para más tarde las actividades que no sean esenciales en ese momento
► Tomarse un tiempo diario para estar sola, aunque sean 15 minutos, sin sentir culpa.
► Aprender a delegar. Asignar algunas tareas a familiares y personas que puedan ayudar.
► Aceptar que no existe la "súper" mujer y reconocer que no se hace daño a nadie por dejar ciertas tareas para después.
► Compartir tiempo a solas con la pareja.
► Practicar algún ejercicio que les guste regularmente.
► Realizar alguna actividad de ocio, como salir con una amiga, caminar.
Sin dudas esto puede tratarse con terapia cognitivo conductual, una innovadora terapia que, a diferencia de otras terapias, se aboca a modificar comportamientos y pensamientos. Está orientada hacia el presente, se investiga el funcionamiento actual.
El énfasis de la TCC está puesto más en el !Qué tengo que hacer para cambiar! que en el "Por qué". Muchas veces, el explorar expresamente y conocer cuáles son los motivos de lo que nos ocurre no alcanza a brindar una solución y no es suficiente para producir un cambio.
Es una psicoterapia basada en la evidencia y con un basamento científico y 100% comprobado. Los resultados se ven en el cortísimo plazo. El paciente tiene un papel activo, con tareas para realizar dentro y fuera de la sesión a través de la aplicación de las herramientas que se le brindan.
La terapia cognitiva conductual de tercera ola o tercera generación cuenta con numerosos aportes validados científicamente en los últimos años. Son las denominadas Terapias de Tercera Generación o Contextuales.
Son modelos de intervención que ponen su foco de atención en el contexto y la función de nuestros eventos privados como ser los pensamientos, emociones, sensaciones en lugar de su contenido, frecuencia o duración.
La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), uno de los nuevos modelos de tratamiento que ofrecen las terapias contextuales, es uno de los más reconocidos con evidencia empírica. El objetivo de la misma es lograr flexibilidad psicológica ante las situaciones difíciles de la vida y ante el sufrimiento, entender que nuestra vida es significativa y valiosa aun cuando sufrimos.
Utiliza diferentes técnicas como Mindfulness y ejercicios experienciales entre otros.
Se pueden medir los progresos obtenidos desde la primera sesión, se administran cuestionarios y planillas en los que se evalúan los síntomas específicos, en su frecuencia, duración, intensidad y características.
Esta medición es repetida periódicamente hasta la sesión final, para tener una idea del cambio obtenido. La relación terapeuta-paciente es de colaboración y activa. Paciente y terapeuta se comprometen a trabajar con un objetivo común. Los pacientes pueden aportar sugerencias y participar en el diseño de las tareas para el hogar.