Nadie era capaz de detener a Dillinger y a su banda. No habia carcel que se le resistiera. Gracias a su encanto personal y a sus osadas fugas era aplaudido por casi todo el mundo, desde su novia Billie (Marion Cotillard) hasta el hombre de a pie que no sentia simpatia alguna por los bancos que habian hundido el pais en la depresion.