Si estoy a dieta: ¿por qué engordo?
Por munieca
  
Viernes, 16/10/2009
Según estadísticas recientes publicadas sobre desórdenes alimenticios en Estados Unidos, cuatro de cada 5 niños menores de 14 años tienen miedo a ser gordos, el 50% de las niñas entre 9 y 10 años aceptaron sentirse mejor con ellas mismas cuando estaba a dieta, el 50% de las mujeres de su población actualmente está a dieta, uno de cada cuatro hombres está a dieta y finalmente la realidad: es el país con mayor índice de obesidad en el mundo. Pero ¿cómo es esto posible si alrededor de un 30% de su población está a dieta?

Tienes razón, yo pensé lo mismo –Latinoamérica es diferente a Estados Unidos. Aunque siendo realistas de alguna forma u otra los países latinoamericanos terminamos por seguir las tendencias del vecino del norte. En el caso de México no estamos tan lejos de ellos siendo el segundo país con mayor obesidad en el mundo. Y en lo personal no tengo ninguna amiga que actualmente no esté en régimen de dieta rigurosa.

Así es, señoras y señoritas, todo indica que son pocos los que teóricamente no quieren estar o están actualmente a dieta, para supuesta y principalmente estar sanos. Además, claro está, para sentirse mejor y verse mejor. Aun si es bajo los estándares de una sociedad que exige que luzcamos como cocainómanos hambrientos (Las modelos son más delgadas que el 98% de las mujeres reales).

Pero dejemos de lado los estándares de belleza y pensemos que todo es en pro de vivir sanamente. Y mejor veamos cómo funciona nuestra mente que en muchos casos suele jugarnos trucos a la hora de querer hacer dieta impidiéndonos llegar a nuestro peso deseado. ¿Haz escuchado de la distorsión de porción? Bueno, pues ha sido comprobado que entre más grande sea el plato en el que comemos mayor cantidad ingerimos y este es uno de los varios trucos que nuestra mente juega y que nos impide alejarnos de los excesos.

Para evitarlo simplemente hay que procurar servirnos la comida en el plato más chico que tengamos a la mano. Otro ejemplo: Se ha descubierto que cuando elegimos comer algo que dice “bajo en calorías” nos confiamos y comemos 20% más de calorías pues consumimos mucha mayor cantidad del producto, por lo que en muchos casos se recomienda mejor comer productos normales pero en menor cantidad. Esto en parte es la explicación a cómo es posible que vivamos a dieta pero nunca bajemos. Y es que cuando tenemos la buena intención de bajar de peso, muchas veces la mente nos juega trucos y se queda sólo en eso, en buenas intenciones.
Actualmente y después de un estudio publicado por el Journal of Consumer Research, se ha descubierto que la mera presencia de comida “sana” en un menú en un restaurante o incluso en una máquina expendedora de alguna manera satisface nuestras metas de peso y nutrición a largo plazo (pensamos, –bueno al menos no estoy comiendo en un lugar donde sólo hay chatarra–) y elegimos lo menos sano del menú simplemente creyendo que la próxima vez sin duda alguna elegiremos algo que nos haga bien. Una vez más… tan sólo buenas intenciones.


Y si hemos entrado en una paradoja pues las cadenas de comida rápida han estado añadiendo ensaladas y opciones menos calóricas en sus menús. La consecuencia: Están vendiendo más hamburguesas y papas que nunca.

¿Pero sinceramente a quién no le ha pasado? Sales con la familia a un restaurante X porque deciden que ahí hay “ensaladas”, además de elecciones del gusto de toda la familia. Al final, aunque hayan elegido el lugar por sus “ensaladas” terminas comiendo un postre con triple helado y brownie de chocolate en salsa de chocolate porque –ya hice el esfuerzo de comerme una ensalada y merezco un premio. Lo bueno es que una vez que sabes que tu mente se deja guiar por las buenas intenciones que tienes más que por hechos reales en tus decisiones alimenticias quizá esta logre jugarte menos trucos y una vez que decidas bajar de peso lo logres realmente.

Y a ti ¿te ha pasado esto cuando estás a dieta? ¿Cómo crees que puedas evitarlo?


Por munieca