Agraviante, soberbio, altanero y violento. O lo que es lo mismo: Maradona ciento por ciento Maradona. Esa desmesura mostrada al final en la angustiante noche del Centenario (no por el partido mismo pero sí por los antecedentes camino al Mundial) muestra más allá de toda duda las abismales diferencias entre lo que este hombre era capaz de entregar en situaciones límites (México 86) y la más degradada expresión como conductor técnico de un equipo. El seleccionado está en manos de enfermos y espera que la magia le resuelva sus problemas.
O Palermo, quien nunca fue tenido en cuenta por el entrenador hasta una semana antes del increíble partido contra Perú.
O una bruja. No la "Bruja" Verón, en este caso, sino alguna que se encargue de "trabajos de magia negra".
Todo menos el trabajo. Excepto el pensamiento crítico, todo lo demás forma parte del Planeta Maradona.
¿De dónde le viene la soberbia a un patético que se zambulló cual ballena en la noche casi negra del Monumental ante Perú? ¿De dónde?
Encontró al fin un buen enemigo: la prensa. Ojalá encuentre respuestas futbolísticas cuando llegue la hora mundial. Ojalá encuentre paz.
Maradona-Paz / Paz-Maradona. Estamos en presencia de un oxímoron porque no se le puede pedir a Maradona que deje de ser Maradona.
Sí podría pedírsele que advierta, finalmente, que no está en sus cabales, que no está capacitado para conducir un grupo. Que no es lo mismo apilar ingleses en la cancha que advertir la necesidad que tiene un grupo para escuchar, entender e interpretar una idea de juego.
Pero la culpa no la tiene el chancho sino el que le da de comer. Grondona, Bilardo y Maradona (el orden de los factores no altera el producto) han hecho todo mal. Todo.
La designación del entrenador, la elección del cuerpo técnico, la convocatoria (o no convocatoria) de algunos futbolistas, la elección de los cambios durante los partidos y la táctica inexistente ("Aguantemos todos", como anoche en el Centenario; o "entrá y resolveme esto, San Palermo").
Todo mal.
Y sin embargo, Argentina está en el Mundial.
Un premio exagerado para semejante nivel de soberbia, de procacidad, de falta de ideas, de patetismo militante e incapacidad.
Exagerado premio.
¿Tiene el enemigo deseado? Bien, "no problem" La prensa está para contar los acontecimientos, para exponer las incoherencias, para denunciar a los corruptos y para dar su opinión en torno a lo opinable.
La prensa está para molestar. No tiene como primer compromiso quedar bien con los actores de las noticias.
El periodista ha venido al mundo para molestar. Estamos aquí para hacer periodismo y no publicidad.
Ocurre que en el Planeta Maradona el que piensa distinto y osa decirlo es un enemigo.
Pues los enemigos enaltecen.
Maradona empeoró el trabajo de Basile. Por poco consigue lo que parecía imposible: quedar afuera.
Esperar que Maradona actúe como Verón en el partido final del Centenario es sencillamente una utopía.
Esperar que Maradona acepte sus limitaciones como "hombre-entrenador", otra.
Esperar que Grondona, maquiavélicamente, deje afuera del Mundial al impresentable cuerpo técnico argentino e intente sacar un conejo de la galera (que Bianchi se haga cargo) es una quimera absurda sólo existente en la mente calenturienta de este columnista.
por Elio Rossi, Fox Sports International
Elio Rossi
Como analista en fútbol, Elio Rossi ha comentado todos los mundiales desde México 86 hasta Alemania 06 tanto en radio como televisión, además de su aporte en columnas de opinión en diarios argentinos. A su vez, acumuló experiencia en todas las ediciones de la Copa Libertadores de América y la liga argentina en los últimos 30 años. Actualmente es columnista exclusivo de Fox Sports.