Más de 5 millones de personas en el mundo conviven con una patología que desconocen: la enfermedad inflamatoria intestinal.
La EII comprende principalmente a la Enfermedad de Crohn y a la Colitis Ulcerosa. Pueden diagnosticarse a cualquier edad aunque hay un pico de incidencia entre los 20 y los 30 y otro alrededor de los 60 años.
Son procesos inflamatorios crónicos que producen inflamación y úlceras múltiples (zonas erosionadas) que suelen cicatrizar y reaparecer en forma intermitente La colitis ulcerosa afecta al intestino grueso (colon) y se extiende hacia arriba en longitud variable en forma continua. La extensión del segmento afectado es variable entre unos pocos centímetros (proctitis, enfermedad limitada al recto) y el colon en su totalidad (pancolitis).
Cuando se limita al recto puede permanecer indefinidamente como proctitis o extenderse (la extensión después de varios años es rara). En cambio la Enfermedad de Crohn puede afectar una o más porciones del intestino delgado, el colon, y raramente otras partes del tubo digestivo; estas localizaciones pueden combinarse o presentarse aisladas. A diferencia de la colitis ulcerosa, pueden intercalarse zonas sanas con otras afectadas.
El recto está afectado en la mitad de los casos. Los síntomas más frecuentes de estas enfermedades son diarrea, sangrado, dolor abdominal, fiebre y pérdida de peso. En algunos pacientes puede haber manifestaciones fuera del intestino (denominadas manifestaciones extra-intestinales) que se presentan en las articulares, el hígado, la piel y/o a nivel ocular.