Hoovering: habilidad de manipulación que puede dejarnos inmersos en una relación tóxica
Por buenapraxis
  
Jueves, 14/07/2022
¿Quién no ha estado alguna vez en pareja con una persona manipuladora e inmerso en una relación tóxica? Es más común de lo que creemos. Un manipulador/a puede causar que tu autoestima baje, hacer que te sientas desacreditado o generarte una sensación de que no servís para nada.

A esta práctica de manipulación, abuso o chantaje emocional se la conoce globalmente como hoovering, llamada también técnica de la aspiradora, ya que quien la practica intenta succionar, aspirar y absorber a una persona a una relación disfuncional o tóxica que ya se ha dado por terminada.

«En principio, el hábil manipulador ofrece lo que supone habrá de ser algo que su víctima añora poseer. Claro, solo se tratará de una carnada», explicó el Lic. Daniel Alejandro Fernández (M.N. 41.671), licenciado en Psicología con orientación psicoanalítica. «Luego, paulatinamente, dicha carnada se alejará más y más hasta casi desvanecerse, y la contrapropuesta del manipulador será que para que su víctima consiga aquello antes deberá seguir ciertas pautas. ¿Qué pautas? Solo las que satisfarán únicamente a quien manipula. De este modo, el dominio sobre el otro se llevará a cabo de manera lenta, pero efectiva», detalló el especialista.

Y añadió: «Desde luego, no todos muerden aquella carnada, sino solo aquellos ávidos por conseguirla. Y dado que la enorme mayoría de las estafas más efectivas son emocionales o apuntan al área emocional para luego extraer otros dividendos, esto nos da cuentas de presas emocionalmente frágiles. ¿Por qué? Por su historia, la cual a veces se remonta incluso hasta los primeros años de vida».

De aquí que, para el Lic. Fernández, hay que prestar suma atención a los rasgos más comunes de una persona manipuladora, que podrían resumirse en los siguientes:

Personas convincentes y buenos argumentistas: son expertos en tener siempre la razón, aunque no sea así. Cuando se percatan de que no están en lo cierto, resultan lo bastante hábiles y rápidos para cambiar de argumento.

Descubren tus debilidades y saben usarlas en tu contra: tienen una capacidad de análisis que les permite detectar no sólo aquellos aspectos en los que no sos hábil, sino en los que te hacen sentir mal. Es su modo de hacerte sentir inseguro y aprovechar ese momento para conseguir lo que quieran.

Saben cómo convertirse siempre en la víctima: como ellos consideran que no se equivocan, si hacen algo mal buscan culpabilizar al otro, aunque eso implique dar vuelta la historia. Como no asumen sus errores ni su parte en los problemas, logran que sientas pena por lo que les pasa a ellos.


Persistentes: son tan agotadores e incansables que a veces se les da la razón para no seguir en la discusión. No se detienen hasta conseguir lo que quieren.

Insaciables: para ellos el fin justifica los medios. Son especialmente buenos en anotar como propios méritos de otros y lo hacen gracias a la manipulación.

Conocen tácticas para hacerse amigos de todos: saben cuándo y cómo ser simpático con los demás para lograr lo que quieren. Les encanta que se estén en deuda con ellos.

Para el Lic. Fernández, en general una expareja manipuladora tiene signos de personalidad narcisista e intentará como sea llegar a su meta: en este caso, hacer caer de nuevo a un ex en una relación amorosa tóxica.

«Básicamente, las personas más susceptibles de ser manipuladas padecen de baja autoestima, anhelan con desesperación la aceptación de los otros, son inseguras de sí mismas, son sumamente crédulas y se caracterizan por un mecanismo de negación muy marcado. Y tras haber podido zafar de una relación en la que se sintieron emocionalmente estafadas, habrán de sentirse aún más inseguras y tendrán una autoestima aún más dañada, por lo cual pueden volverse todavía más vulnerables y, por ende, ser nuevamente víctimas en una vieja o nueva relación similar», explicó y aclaró que las personas narcisistas suelen manipular o volver disfrazadas tras la ruptura para atrapar de nuevo a su presa.

Signos y características del hoovering
De acuerdo con el especialista, un manipulador/a que intenta acercarse nuevamente a su presa tras una ruptura amorosa puede hacerlo de esta manera:

Dar una falsa señal de arrepentimiento: puede actuar y mostrarse totalmente arrepentido/a por actitudes o comportamientos del pasado, pero no lo hace sinceramente, sino con el único fin de endulzar al otro y hacer que vuelva a caer en sus garras.

Aproximación al círculo íntimo: puede ser que recurra a los afectos del otro para victimizarse e intentar recuperarlo, haciéndoles creer a los demás que tiene buenas intenciones y que es una buena persona que realmente ama.

Victimización: el manipulador puede inventar enfermedades o amenazar con que se va a morir si no vuelve con su víctima. Puede hacerla sentir imprescindible en su vida o mostrar arrepentimiento a corto plazo. No obstante, la careta se cae con el tiempo, a medida que vaya cambiando su discurso para hacer sentir culpable al otro por el fracaso del vínculo y posicionándose como víctima de la situación.

Pedirá la ayuda de su víctima: puede suceder que el manipulador/as diga que necesita del otro porque tiene un problema, pero que, en realidad, esté inventando un escenario para volver a atrapar a su víctima, jugando con su sensibilidad y generosidad.

Contacto inesperado: en general, el manipulador/a puede aparecer y desaparecer de la nada. Puede decir cosas bonitas y hacer recordar los momentos de felicidad juntos.

Acá no pasó nada: otra posibilidad es que minimice o ignore sus fallas y errores. Como personas narcisistas que suelen ser los manipuladores, ellos no sienten culpa. No hablará de lo que dañó, en cambio, durante la relación intentará desviar la atención para reconquistar a su víctima.


Por buenapraxis