Müthel, el último alumno de Bach
Por midas
  
Lunes, 04/05/2015
Johann Nikolaus Forkel, el primer biógrafo de Johann Sebastian Bach, menciona a Johann Gottfried Müthel como “uno de los más aventajados discípulos” del kantor de Leipzig. Otro biógrafo de éste, Philipp Spitta, da cuenta de que Müthel estuvo presente en el fallecimiento de Bach, ya que se trataba de su último alumno (había empezado a estudiar con él en mayo de 1750, tres meses antes de su muerte; de hecho, ocupó interinamente durante nueve meses el puesto que quedó vacante tras el óbito). Y el gran cronista musical del siglo XVIII, Charles Burney, también se prodiga en elogios hacia Müthel, cuya obra califica de “llena de novedad, gusto, gracia e inventiva”, incluyéndola entre “las más grandes producciones de nuestro tiempo”.

Sin embargo, esa producción que tanto encandiló a Burney fue más bien escasa y apenas un puñado de obras se llegó a publicar en vida del compositor. Todas ellas corresponden a los años que pasó en la floreciente ciudad de Riga, la actual capital de Letonia. Allí había viajado Müthel en 1753 para visitar a uno de sus cuatro hermanos, empleado de la corte imperial rusa (entonces Riga pertenecía a Rusia, que se la había arrebatado a Suecia en 1710, en el transcurso de la Gran Guerra del Norte). No tardó mucho en encontrar trabajo, primero como director de una pequeña orquesta privada y, más tarde, como organista de la iglesia de San Pedro, cargo en el que se mantuvo hasta su muerte, acaecida en 1788 en Bienenhof, un suburbio de Riga (hoy conocido como Bišumuiža).

Casi todas las grabaciones, no muchas, dedicadas a Müthel se centran en su obra para teclado, con excepción de un álbum doble que publicó Musica Alta Ripa hace más de veinte años para MDG, en el cual, además de música de cámara, figuraban un concierto para clave y dos conciertos para dos fagotes. Supongo que será por afinidad báltica (Müthel nació en Mölln, enclavada en Schleswig-Holstein, y pasó la mayor parte de su vida en Riga; Musica Alta Ripa es una formación radicada en Hannover), es ahora otro grupo de esa misma región, Arte dei Suonatori (con base en Poznan), el que se encarga de este poco frecuentado compositor. Se trata de dos discos que contienen cinco conciertos para clave (o, para ser más exactos, “los” cinco conciertos para clave, como refleja el título del álbum), entre ellos el que ya incluyera Musica Alta Ripa. Las notas de la carpetilla no aportan ningún dato sobre la fecha o el origen de estos cinco conciertos. Tampoco el Grove aclara mucho, ya que se refiere sólo a dos conciertos para clave, editados en Riga y Mitau (Jelgava) en 1767. Sin embargo, en la entrada de la Wikipedia alemana dedicada a Müthel se hace referencia a “sechs große Klavierkonzerte mit Orchester (eines ohne überlieferten Schlusssatz)”, es decir, seis grandes conciertos para teclado con orquesta, sin movimiento final tradicional). Debemos colegir, por tanto, que estamos ante un hallazgo relativamente reciente, aunque no hay forma de saber si fueron cinco o seis los conciertos para clave que realmente compuso Müthel.

¿Cómo definir esta música de Müthel? Resulta relativamente fácil: es lo más parecido que podemos encontrar a la vasta lista de conciertos para teclado de Carl Philipp Emanuel Bach, aunque tal vez sin los drásticos contrastes dinámicos que caracterizan a estos. Es decir, puro Sturm und Drang. Es algo que no debe chocarnos si tenemos en cuenta la amistad que unió a estos dos compositores desde que Müthel hiciera un alto en su viaje hacia Riga para visitar en Berlín a Carl Philipp, con quien mantuvo a partir de entonces una correspondencia epistolar que duró de por vida. Hay quien considera a ambos los auténticos promotores del nuevo estilo musical, puente entre el barroco tardío y el preclasicismo. Escuchando estos cinco conciertos, uno constata que Burney no andaba desencaminado en sus loas hacia Müthel, pues, en efecto, están llenos de novedad, de gusto, de gracia e de inventiva. Sobre todo, los movimientos lentos. Particularmente, he de reconocer que el del primer concierto, en Do menor, es uno de los adagios más fascinantes que he escuchado en mucho tiempo. La interpretación es superlativa, algo a lo que ya nos tiene acostumbrados Arte dei Suonatori. Quien realmente sorprende en esta grabación es el joven clavecinista Marcin Świątkiewicz, polaco como el grupo, pero con un desempeño musical paralelo en Inglaterra, donde colabora asiduamente con la violinista y directora Rachel Podger. Świątkiewicz toca con una elegancia subyugante, apropiadísima para el Empfindsamer Stil.


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