El Parque Animado de Saavedra
Por historiascuriosas
  
Jueves, 19/03/2015
Con ciento diecinueve hectáreas en 1873, el Parque de Saavedra o Paseo del Lago fue el primer parque público de la república. Ocupaba gran parte de los actuales barrios de Saavedra y Núñez. Llamado “el Palermo de Belgrano”, se realizaron allí numerosas partidas de caza. Con motivo de haberse inaugurado el domingo 6 de julio de 1913 el Parque Animado de Saavedra, La Nación dice lo siguiente:

“Ese paseo del lago era la parte más baja de un gran lote de tierra con que un grupo de progresistas vecinos de la capital, teniendo fe en el porvenir, creyó poder hacer prosperar y valorizar al barrio circundante. Pero fue prematuro. Con las recias crisis que afligían al país periódicamente, todo se derrumbó, y el paseo del lago Saavedra, con sus 10.000 árboles plantados, quedó del todo destruido por el abandono, salvándose apenas del naufragio un millar de árboles corpulentos, base del ‘Parque animado de Saavedra’ que la intendencia municipal ha querido hacer revivir, transformándolo completamente y dándole un apacible carácter poético de vieja villa patricia, que bien le sienta, por haberse hallado por allí la posesión solariega de la familia de Cornelio de Saavedra.
“Hace un año la intendencia municipal ordenó que ese terreno pasara a la jurisdicción del Jardín Zoológico, y la dirección de éste, estudiando las líneas, bien grandiosas por cierto, se esforzó en acompañar la naturaleza boscosa del parque con grandes murallones que encauzan el arroyo Medrano; con torreones medioevales que se destacan sombríos en el sombrío verde del bosque, con puentes levadizos, puentes rústicos, obras de hierro batido con techumbres acentuadas, y, como nota que alegra, un esbelto puente que lleva a la isla del ‘bar’. Completa el arreglo un enorme salón de baile, de 100 metros de diámetro, que se ha llamado Plaza de las Naciones; una plazoleta de arena para juegos de chicos y columpios y hamacas y otros entretenimientos infantiles. Todo lo que hace muy aceptable el resurgimiento del parque, con un aditamento muy simpático por cierto: el viejo asado criollo que en los parques-jardines de la capital no puede ya dorarse al amor de la lumbre para no perjudicar las plantas, ha sido allí urbanizado con fogones hechos ex profeso, donde la leña está a mano y ya cortada y donde surtidores de agua cristalina dan más el carácter de clásicos a los asados.
“En unas seis hectáreas del parque vagan en libertad animales tranquilos y exóticos que condicen con ese marco de villa señorial. El resto del parque está destinado a fiestas populares. El Sr. Onelli no ha descuidado detalles: las copias de broqueles famosos, esbeltos palomares romanos y hasta ruinas auténticas bizantinas, que la municipalidad hace años compró en Europa, empotradas en paredes ruinosas de viejas taperas, dan la nota sabrosa al esfuerzo de antigüedad y de gusto con que se ha querido dar vida al flamante Parque animado de Saavedra”.

El parque animado se construyó en la isla del arroyo Medrano. En el interior de la isla había un lago artificial -surcado por góndolas- que se comunicaba con el arroyo por medio de un ingenioso sistema de compuertas.

Fuente: HERNÁN A. MOYANO DELLEPIANE, “Otras cacerías del zorro en los pagos de la Costa y Las Conchas”, Revista Cruz del Sur [ http://www.revistacruzdelsur.com.ar ], n° 5, Buenos Aires, noviembre de 2013, pp. 197-198


Ilustramos nuestro artículo con una caricatura de Clemente Onelli, que en 1913 dirigía el Zoológico de Buenos Aires y el Parque Animado de Saavedra.


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