A mediados del año 1921, la prensa sanisidrense consideraba muy peligrosa la abundancia de perros sueltos que pululaban libremente y a toda hora por las calles del pueblo.
El semanario San Isidro pensaba que si continuaba ese abandono San Isidro se convertiría en un barrio de Constantinopla. Refiere un hecho del que fue testigo:
Un señor que caminaba por la acera, se vio asaltado por dos canes en actitud ofensiva. El transeúnte desenfundó un revólver, pero antes de que se dispusiera a disparar, apareció en el dintel de una casa vecina el dueño de los perros todo alarmado: -¡Señor, mucho cuidado! ¡No tire a los perros, que son míos!..., gritó. -¿Ah, sí?, ¿son de usted?... Pues entonces si me muerden, le tiraré a usted en lugar de a los perros!!.
Afortunadamente, el simpático dueño de los canes pudo retirarlos a tiempo.
Esos perros, San Isidro, n° 40, San Isidro, 4 de junio de 1921, p. 5
Mostramos una acuarela de Francisco Fortuny sobre una matanza de perros cimarrones en Luján durante el siglo XVIII.