Un desaparecido semanario porteño edita un relato ilustrado reivindicatorio de Napoleón I sobre los salvajes e innumerables duelos entre legionarios del Imperio (soldados napoleónicos) y oficiales blancos (soldados realistas).
Los partidarios de Napoleón llevaban en el ojal de la levita el emblema bonapartista, o sea un ramito de violetas, en cambio, los seguidores de Luis XVIII portaban un ramito de flores de lis, símbolo de los Borbones.
En los cafés de París, los temerarios caballeros de aquellos bandos irreconciliables, fácilmente identificables por el uso del distintivo que constituía en sí mismo un medio de provocación, creaban situaciones para poder retarse a un duelo a muerte, combate que se verificaba al día siguiente del desafío con asistencia de padrinos y médicos; en este caso muere la prometida de un general bonapartista asesinado a traición por los restauradores.
Esa mujer pertenecía a una familia de la más antigua e ilustre nobleza gala; incapaz de vivir sin el general imperialista y con ánimo de desagraviarlo, se disfraza de hombre y se deja matar por un conde y teniente coronel de la guardia real en un duelo a espada.
EUGENIO M. AUZÓN, Los dos ramitos, El Gladiador, n° 155, Buenos Aires, 18 de noviembre de 1904