La ambrosía era el alimento de los dioses griegos y romanos que, según la mitología, unía a la inefable delicia del sabor, el poder de infundirles la inmortalidad, para lo cual lo ingerían mezclado con néctar e incluso se bañaban y friccionaban con él. Los dioses adquirían sus grandes fuerzas de esta singular dieta y se debilitaban cuando, por cualquier motivo, se privaban de ella. También los hombres se hacían fuertes e inmortales si tenían la suerte de alimentarse con ambrosía. En la República Argentina se da este nombre a un exquisito postre preparado con leche y huevos a medio batir. La ambrosía es, además, una planta compuesta, con cuyas hojas se prepara la infusión llamada té de México.