Los bowls, bolos o bochas inglesas se utilizan oficialmente en Inglaterra desde el año 1299, cuando se construye la primera cancha en Southampton. En el Club Atlético de San Isidro, por influencia de los socios ingleses y de sus hijos, se juega a los bowls desde los primeros tiempos. Se utilizaban espacios no determinados y no era un pasto cuidado. Por suerte para los aficionados a este sereno deporte, el 13 de noviembre de 1938 se inaugura una nueva cancha de mayores dimensiones (36 por 30 metros). El CASI es uno de los cinco clubes del país que tiene canchas de bolos sobre césped.
Una de las socias del CASI, Leila Williams de Meyrelles, ha tenido el honor de presidir la Federación Argentina Femenina de Bowls. Recogemos sus impresiones:
"Los bowls llegaron cuando ya era mayorcita. Un día fui a verlo a mi hermano jugar ese juego para gente mayor, alguien me desafió a que intentara arrimar al bochín. Me explicaron en que consistía... y yo arrimé, ¡así de fácil!
"Los bowls me llevaron a Estados Unidos, Sudáfrica y Australia, por eso y por los amigos que capitalicé le estoy muy agradecida. Con las bochas encontré un deporte que permite jugar, bien o mal, hasta el último día. Ahora no corro, pero todavía puedo caminar, desafiar, ganar, perder, sonreír y apretar fuerte los dientes, mientras digo, lo importante es competir".
Aun cuando parezca un club dentro del club, la gente de los bowls recibe con los brazos abiertos a todos los que quieran visitar sus cuidadas canchas. Si llegan a la hora del té, probarán tortas y scones caseros. Allí practican el deporte británico vestidos de blanco, siendo constantes en la calma y la buena educación.
Fuentes: Nicanor González del Solar y colaboradores, Club Atlético de San Isidro. Libro del Centenario, Buenos Aires, Artes Gráficas Integradas, 2002, pp. 200-201; Leila T. Williams de Meyrelles, Deslomando recuerdos, Buenos Aires, Bergerac Ediciones, 2010, pp. 77-78