Técnica automática y sutil para potenciar en un retrato los rasgos faciales más exclusivos de la persona
En la imágen: Dos ejemplos de caras que han sido modificadas a partir de una foto original, la situada en el centro. La versión de la derecha es la que realza los rasgos faciales más exclusivos de la persona a fin de hacer que el rostro sea más fácil de memorizar y de distinguir de entre otros, pero sin alterar la identidad de la persona, ni su edad, ni su género, ni su grado de atractivo físico. La versión de la izquierda cumple con todos esos requisitos, excepto por el hecho de que en este caso el efecto que ejerce es hacer que el rostro sea más corriente y más difícil de recordar y de distinguir de entre otros. (Imágenes: Cortesía del equipo de investigación)
Un nuevo y asombroso algoritmo utiliza cambios sutiles para hacer que un rostro sea más fácil de memorizar y de distinguir de entre otros, y ello sin cambiar el aspecto general de una persona.
¿Es usted una persona con una cara muy común, fácil de olvidar o de confundir con las de otras personas? Mucha gente dedica cantidades importantes de tiempo, dinero y esfuerzo para conseguir tener una apariencia distintiva, con un estilo propio e inconfundible y eso depende en buena parte del rostro. Para conseguir ese objetivo, la persona puede usar, entre otros recursos, maquillajes muy cuidados y peinados muy elaborados. El valor de tener una identidad facial difícil de olvidar o de confundir queda bien patente por ejemplo en el hecho de que actores y actrices a menudo tienen rostros inconfundibles, algo incluso más importante que su atractivo físico.
Ahora el rostro fotografiado de cualquier persona que lo desee puede ser instantáneamente transformado en una cara más memorable, sin necesidad de recurrir a maquillajes complicados y caros para realzar rasgos faciales a la hora de hacerse una fotografía, gracias a un algoritmo desarrollado por investigadores del Laboratorio de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial (CSAIL), dependiente del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, Estados Unidos.
El algoritmo que hace cambios sutiles en diferentes puntos de la cara para que sea más memorable, sin cambiar el aspecto general de una persona, es obra del equipo de Aditya Khosla, Aude Oliva, Antonio Torralba y Wilma Bainbridge.
En un futuro cercano, el sistema podría ser utilizado en una aplicación para smartphones (teléfonos inteligentes) que permitirá a las personas modificar una imagen digital de sus rostros antes de subirla a sus páginas en redes sociales. Este recurso de reforzar la identidad de un rostro podría además ser utilizado para las solicitudes de empleo. En este caso, serviría para crear una versión digital de la cara de un candidato a un puesto de trabajo que fuese más fácil de recordar por los empresarios o responsables de la selección de personal.
El sistema es capaz también de generar el efecto contrario, el de hacer que una cara sea menos singular y más fácil de confundir con las de otras personas.