Virginia Sánchez Puerta (37) trabaja en Mendoza y es la única argentina de un equipo de científicos de EEUU que logró este descubrimiento sobre transferencia de genes. El trabajo fue publicado en la revista Science
Investigadora local demostró que hay plantas transgénicas naturales La investigadora, nacida en Bahía Blanca, vive en Mendoza hace 5 años. Aquí, en su lugar de trabajo en la facultad de Ciencias Agrarias. (José Gutiérrez / Los Andes)
Una investigadora de la UNCuyo y el Conicet de Mendoza logró no sólo un gran hallazgo científico sino además que fuese publicado en la revista de ciencia más reconocida del mundo: Science.
Se trata de Virginia Sánchez Puerta (37), doctora en Biología celular y Genética molecular. Fue la única argentina de un equipo de investigadores de la Universidad de Indiana (EEUU) que logró demostrar fehacientemente que las plantas pueden hacer una transferencia horizontal de genes con alguna otra que no sea de su especie.
Uno está acostumbrado a pensar que los genes se transfieren por herencia de los padres, en animales y plantas se creía que era la única manera posible. Lo que se descubre es que en las plantas hay transferencia horizontal, es decir de quienes no son sus padres, explicó la joven que es profesora adjunta del Instituto de Ciencias Básicas y de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo e investigadora adjunta del Instituto de Biología Agrícola de Mendoza (IBAM) del Conicet.
Para quienes se desempeñan en su área investigativa, el descubrimiento era una certeza que no tenía el aval de los científicos ajenos a la especialidad. Por eso el avance que hicieron es considerado un verdadero batacazo, ya que ahora no hay dudas.
Se trata de una transgénesis natural que puede ocurrir entre especies de linaje verde, entre ellas plantas, musgos, algas, pinos y helechos. Lo destacado del hallazgo es no sólo la masividad de la evidencia sino que además es la primera vez que se demuestra este fenómeno en musgos y algas.
Sánchez es oriunda de Bahía Blanca pero luego de realizar sus estudios de posgrado en Estados Unidos decidió radicarse en Mendoza, donde conoció a su esposo y por lo cual hace ya 5 años que vive aquí.
Gracias a los contactos que hizo en el país del norte es que conformó este grupo y asegura que es muy enriquecedor trabajar de esta manera.
La publicación en Science es también un logro, ya que -según destacó Virginia. que se trata de una de las revistas más prestigiosas. Lo importante es que el mundo se entera inmediatamente de lo que uno está haciendo y ese mismo día se publica en los diarios, esto es algo que no ocurre con las otras publicaciones, explicó la científica.
Para ser parte de las páginas de Science se requiere proponer una investigación novedosa y que produzca un cambio de paradigma. Luego de esa difusión el trabajo puede pasar a figurar en libros de textos.
La investigación
La transgénesis comprobada se produce por contacto directo, es decir entre plantas que se encuentran cerca.
La planta estudiada por Sánchez y su equipo fue la Amborella trichopoda, un arbusto endémico de Nueva Caledonia, Oceanía, y elegido por ser considerado el único sobreviviente de uno de los dos linajes más antiguos de las plantas con flor. Los investigadores aseguran que este intercambio de genes se realizó hace millones de años. Además, sostienen que el aporte no ha tenido ningún beneficio para la planta pero que sin embargo ésta lo ha mantenido en lugar de eliminarlo, como es esperable.
Ejemplares de este arbusto han sido trasladados para su conservación a diferentes jardines botánicos del mundo, uno de ellos el de la universidad donde se hizo el estudio.
Si bien en Mendoza no se encuentra la planta, Sánchez dijo que en la provincia se observa este fenómeno entre la flor de piedra y el algarrobo. Dentro de la célula está el núcleo con parte del ADN y además se encuentra la mitocondria -que provee la energía para el funcionamiento- que se puede fusionar con otras, explicó. Es justamente la fusión entre mitocondrias lo que se ha demostrado.
Aunque no está confirmado, también se sospecha que este proceso puede realizarse mediante vectores que lo lleven de una a otra panta, algo similar a lo que ocurre con la polinización. Esto ocurriría por ejemplo a través de un insecto que debería succionar de una especie e inyectar lo obtenido en otra. El efecto es que da variabilidad, dijo la investigadora, y aunque no es visible para el ojo común, sí lo es en laboratorio.
En cuanto a su aplicación, el descubrimiento servirá con fines agronómicos para mejorar un cultivo. Una de las utilidades que tendría es que hasta el momento se creía que si se hacía una planta transgénica no pasaría a otra. Vemos a partir de esto que puede trasladarse el transgénico de la planta cultivada, especificó Sánchez.
Ahora queremos saber qué incidencia hay en otras plantas, qué tan frecuente es, por eso hay diferentes grupos en el mundo abocados a esto. Queremos saber cómo se adquiere y cómo permanece, por eso ahora estoy trabajando en cómo es la integración a nivel molecular en laboratorio, detalló. El objetivo final es conocer cómo agregar genes foráneos a una planta.
Fuente: Los Andes
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