Un grupo de astrónomos enfocaron el telescopio ALMA en el norte de Chile, al corazón de una galaxia cercana para obtener una imagen del gas molecular en torno al agujero negro que hay en su centro, y retratar así, una versión de lo que también puede ser el interior de la Vía Láctea, informó en octubre, desde Chile, el Observatorio Europeo del Sur (ESO).

La fotografía central corresponde a la cercana galaxia activa NGC 1433, y en ella se observa el gas molecular rodeando a un agujero negro, y el destello inesperado que corresponde a material procedente de otro agujero central.

“ALMA reveló la existencia de una sorprendente estructura espiral en el gas molecular cercano al centro de la NGC 1433", dijo Françoise Combes, del Observatorio de París, Francia, autora principal de un estudio sobre la imagen.

"Esto explica cómo fluye el material hacia el interior para alimentar al agujero negro”, agrega la astrónoma.

Con estas nuevas y precisas observaciones de ALMA, el equipo descubrió además un chorro de material que fluye fuera de otro agujero negro, extendiéndose solo unos 150 años luz.

“Es el chorro molecular de este tipo más pequeño observado hasta ahora en una galaxia externa", destaca Combes.

Según la astrónoma, este chorro que está siendo arrastrado junto con el chorro desde el agujero negro central, muestra “cómo este tipo de chorros pueden frenar la formación de nuevas estrellas y regular el crecimiento de los bulbos centrales de las galaxias”.

Según los astrónomos en el centro de casi todas las galaxias del Universo hay agujeros negros supermasivos, es decir de aquellos que se componen de masas de más miles de millones de veces la masa del Sol.

“Incluso en nuestra propia galaxia, la Vía Láctea”, destaca ESO, hay un agujero negro masivo.

“En un pasado remoto, estos extraños objetos eran muy activos, engullendo enormes cantidades de material de sus alrededores, resplandeciendo con un brillo cegador y eyectando diminutas fracciones de esa materia a través de chorros extremadamente potentes. En el universo actual, la mayor parte de los agujeros negros supermasivos son mucho menos activos que en su juventud, pero la interacción entre los chorros y su entorno aún sigue moldeando a las galaxias”, agregan los astrónomos de ESO.

El Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), una instalación astronómica internacional, es una asociación entre Europa, Norteamérica y Asia del Este en cooperación con la República de Chile.

La instalación cuenta con 66 antenas, y la última fue enviada al observatorio hace solo un mes.

"Norteamérica ha proporcionado 25 antenas de 12 metros, mientras que Asia del Este ha entregado 16 (cuatro de 12 metros y doce de 7 metros)", informó ESO.

"A fines de 2013, se espera que todas las antenas de radio de alta precisión, capaces de captar ondas milimétricas y submilimétricas, se encuentren en funcionamiento y operen de forma simultánea como un solo telescopio, en un conjunto que se extenderá hasta 16 kilómetros a través del llano de Chajnantor, ubicado en el desierto de Atacama en el norte chileno", aclara el Observatorio.

ALMA está financiado en Europa por la Organización Europea para la Investigación Astronómica en el Hemisferio Austral (ESO), en Norteamérica por la Fundación Nacional de Ciencias de EE.UU. (NSF), en cooperación con el Consejo Nacional de Investigaciones de Canadá (NRC) y el Consejo Nacional de Ciencia de Taiwán (NSC), y en Asia del Este por los Institutos Nacionales de Ciencias Naturales (NINS) de Japón en cooperación con la Academia Sinica (AS) en Taiwán.