Es aparentemente multifacética, andariega dentro de la célula vegetal, y sólo es posible verla con microscopía de avanzada. Se trata de una proteína llamada ASR, que otorga resistencia a la sequía. Su eficacia ya fue probada al introducirla en plantas como el maíz y el arroz. Según los investigadores, esta proteína vedette entra en escena cuando la planta está en una situación límite de sequedad que pone en juego su supervivencia.
Investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales detectaron que una proteína llamada ASR, permite a las plantas soportar mejor situaciones adversas como la escasez de agua. Luego de comprobar su resistencia a la sequía, los investigadores detectaron una actividad curiosa, poco frecuente, que les llamó la atención. En una imagen al microscopio de una célula vegetal, lo habitual es observar esa familia de proteínas en el núcleo. Para nuestra sorpresa, la vimos en el citoplasma, y muy abundante, indicó a Argentina Investiga Norberto Iusem, director del estudio y quien la bautizó ASR, sigla en inglés que remite a la regulación hormonal y presencia también en fruto maduro.
Cuando Iusem se detuvo en ella, era una total desconocida. Me atrajo -relata- porque era muy abundante y no se sabía para qué servía. Originalmente, se encontró en el tomate; luego se vio que estaba presente en todas las plantas, menos en Arabidopsis, que se usa como planta modelo en investigación. Desde entonces y hasta hoy, muchos investigadores en todo el mundo la han tenido en la mira.
En la actualidad está probado que pertenece a una familia de proteínas que interviene ante situaciones de escasez de agua. Uno de sus miembros existe en una variedad de tomate, Lycoperson chilense, que se halla de pie en una zona tan árida como el desierto de Atacama, en Chile. En este contexto, ya hay laboratorios que generaron plantas transgénicas, es decir, con el gen que codifica esta proteína, y observaron que toleran situaciones adversas, de estrés, como la sequía, indica Iusem.
Rara como encendida
Miles de células dan vida a una planta, y explorar qué ocurre en su interior es un imán, casi una obsesión para estos científicos. Yo miro las hojas y las raíces porque allí está esta proteína con sus distintas variantes. Especialmente en la raíz es donde se detecta la señal primaria de escasez de agua, describe el especialista del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFIByNE-Conicet).
Como las plantas no se mueven, bajo tierra avanzan como pueden mediante sus raíces a modo de tentáculos, en pos de nutrientes y agua. Cuando no los encuentran, un sistema vascular permite que una señal viaje hasta órganos más lejanos para desarrollar supervivencia. Los cactus -ejemplifica- tienen una capacidad de reserva de agua asombrosa; están de pie a pesar de que hace meses que no llueve.
Entre los recursos que guardan las plantas, los científicos encontraron que ASR se hace notar más cuando las lluvias son esquivas. El gen que codifica esta proteína no presenta mayor actividad en especies que habitan zonas selváticas con abundante precipitación y, en cambio, se enciende o se activa en ambientes secos. También, hace un par de años, descubrimos que en regiones del Perú, donde hay mayor variedad climática durante el año, hay más diversidad genética a nivel poblacional relacionada con esta familia de proteínas en el tomate peruano, comenta Iusem.
Si bien diversas investigaciones en otros laboratorios desnudaron qué ocurre con esta proteína en varias especies vegetales, un reciente estudio de este grupo local publicado en la revista PLoS One descubrió que es más extraña de lo que imaginaban.
Lo curioso es verla en el citoplasma de la célula, porque no es lo habitual para este tipo de proteína, que es un factor de transcripción de genes, es decir, se supone que tiene un rol protagónico en el núcleo.
Ahora reflexionamos sobre eso y creemos que debe cumplir también alguna función en el citoplasma, enfatiza Iusem, quien dirigió esta investigación en la que participaron Martiniano Ricardi, Francisco Guaimas, Rodrigo González, Hernán Burrieza, María López-Fernández, Elizabeth Jares-Erijman y José Estévez.
Esta novedad es muy atrayente, consideran, mientras se concentran en buscar cuál será su función en el citoplasma. Una de las hipótesis que sugieren es que actúe como chaperona, es decir, que acompañe a otras moléculas para asegurar que todo en la célula salga sin mayores sobresaltos.
Suponemos -indica- que ASR ayuda a plegarse a otras proteínas, de manera que adopten la conformación correcta en el espacio, y no cometan errores en sus posibles combinaciones de forma, dado que esta vedette entra en escena cuando la planta está en una situación límite, de sequedad, que pone en juego su supervivencia. Es decir, no es un buen momento para equivocarse.
Con nuevos interrogantes por responder, Iusem insiste en obtener más información sobre ASR. Cuanto más conozcamos cómo funciona esta proteína en la célula, podremos comprender la respuesta global que monta la planta para resistir sequías y, eventualmente, lograr aumentar el rendimiento de cultivos en condiciones climáticas desfavorables, concluye.
Rodolfo Zibell
Subsecretaría de Relaciones Institucionales
Universidad de Buenos Aires
Fuente: Universidad de Buenos Aires
Leer mas:
http://www.tomamateyavivate.com.ar/inventos-y-descubrimientos-argentinos/investigadores-argentinos-descubrieron-una-proteina-que-resiste-a-las-sequias/