Profundas corrientes del Ártico se mantienen por 35.000 años, incluso en la era glacial
Este flujo también persiste hasta la actualidad que el clima es el más caluroso
Un estudio publicado ayer reveló que las corrientes profundas bajo el hielo ártico persistieron en buena manera durante los últimos 35.000 años, incluso en el período glacial, en que muchos científicos suponían que habría disminuido o desaparecido.
Este flujo también persiste hoy en día, en que el clima es el más caluroso, comunicó ayer la Universidad de Columbia.
"El Océano Ártico debe haber estado bañado a una tasa aproximadamente similar a la de hoy, independientemente de cómo fueron de diferentes las cosas en la superficie", dijo el coautor del estudio Jerry McManus, un geoquímico del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty, de la Universidad de Columbia.
Para estas conclusiones, los científicos analizaron las trazas radiactivas enterradas en los sedimentos, en el fondo del lecho marino Ártico, recogidos por el Observatorio Lamont Doherty durante expediciones que se realizaron en 1994, en cruceros por Estados Unidos y Canadá.
El equipo de Columbia describe que gracias a las corrientes, el uranio que se va erosionando desde los continentes, llega a los Océanos a través de los ríos, descomponiéndose en torio y protactinium, elementos que finalmente se unen a otras partículas y terminan en el fondo del lecho marino.
Durante el estudio se comparó la cantidad de torio y protactinium observado en los sedimentos y se comprobó que "el agua no podría haber quedado estancada, porque vemos la exportación de protactinium", dijo el autor principal del estudio, Sharon Hoffmann, un geoquímico de Lamont-Doherty, según la Universidad de Columbia.
El Oceanógrafo de Lamont-Doherty, Robert Newton, explica que la parte superior del Ártico actualmente se baña por las corrientes del Atlántico Norte, mientras que las profundas, por las corrientes saladas formadas durante la formación del hielo marino en la superficie.
"El estudio muestra que ambos mecanismos deben haber estado activos desde el tiempo de la glaciación hasta ahora", comenta Newton, aunque no participó en la investigación.
"Esta será una sorpresa para muchos investigadores del Ártico que creen que la formación de aguas profundas se apaga durante la glaciación".
En cada lugar que se tomaron las muestras de sedimento, los científicos encontraron que había menos protactinium de lo esperado, al menos en los 35.000 años de sedimentos estudiados.
A futuro la Universidad anunció que averiguará dónde está el protactinum faltante en el Ártico.
"Está en algún lugar", dijo McManus. "Todo el protactinio en el océano está enterrado en los sedimentos oceánicos. Si no está enterrado en un lugar, es que está enterrado en otro. Nuestra evidencia sugiere que está dejando el Ártico, pero creemos que es poco probable que llegue muy lejos antes de ser eliminado".
La salida conocida de las aguas profundas del Ártico es a través del estrecho de Fram, que divide a Groenlandia y las islas Svalbard de Noruega.
Hoy los investigadores de Lamond Doherty estiman que las aguas profundas del flujo Ártico aportan desde el Atlántico Norte a través de los mares nórdicos, hasta el 40 por ciento del agua que se convierte en el llamado pulmón del océano o North Atlantic Deep Water, que está relacionado con la entrega de oxígeno y sal al resto de los océanos del mundo.
En el estudio también participaron William Curry, presidente y director del Instituto de Ciencias del Mar de Bermuda, científico emérito de la Woods Hole Oceanographic Institution, y la investigadora Susan Brown Leger.
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