Son alumnos de la Técnica 4 de San Justo. Idearon Un aparato que permite pararse y moverse a discapacitados motrices. Armaron una cooperativa para investigar cómo mejorar la producción.




Pensar que cualquier persona que se encuentra en silla de ruedas puede estar de pie y movilizarse, parece una utopía. Sin embargo, los jóvenes de la Escuela de Educación Secundaria Técnica N° 4 “Juan Manuel Fangio” de San Justo lograron que se haga realidad. En 2010, luego de que los profesores de la institución tomaran un curso en el I.N.T.I para ayudar a reparar los elementos que utilizan las personas discapacitadas, el colegio recibió el llamado de una señora que pedía ayuda para arreglar su bipedestador. Ni ellos sabían exactamente con qué se iban a encontrar.

“Cuando fuimos a la casa, descubrimos que se trataba prácticamente de un cajón de madera. Nos resultaba impensado que alguien se ayudara de ese elemento tan precario. Pero, para ella era fundamental, ya que le permitía básicas, como agarrar algo de una alacena”, cuenta Luciano Grosso, a lo que Brian Abastante agrega: “Sin embargo, cuando analizamos bien el estado del aparato, notamos que era imposible de reparar, estaba muy deteriorado. Por ese motivo, decidimos construirle uno de hierro con las mismas características, el cual le resultó muy útil, aunque para nosotros no era suficiente ya que requería de la ayuda de una segunda persona y no se podía movilizar”.

Así, los jóvenes continuaron perfeccionando su proyecto hasta lograr uno con movilidad y elevación propia: “Fue un gran cambio respecto al modelo anterior”, remarca Facundo Vitale. Y este cambio fue comprobado por Alicia, la señora que solicitó la reparación del primer aparato: “Sentí una gran mejoría ya que ese bipedestador me permitió pararme sola. Antes, aunque estuviera a dos metros de un vaso de jugo, no podía llegar a agarrarlo.

Pero, con este bipedestador sí”, remarca orgullosa Alicia, quien hizo emocionar a los estudiantes al mostrarles los resultados positivos que tenía algo construido por ellos mismos: “Los diez que participamos en el proyecto nos pusimos a llorar porque fue emocionante ver como algo armado con nuestras manos podía ayudar de tal forma a una señora. Parece contradictorio, porque el hecho de estudiar en una Escuela Técnica genera personas más frías, pero a nosotros este proyecto, denominado T. D. P (Todos de Pie), nos tocó el alma”, remarca Gustavo Martello.

No obstante, los chicos no se rindieron en este proyecto y necesitaron continuar perfeccionándose, dando origen así al primer bipedestador autónomo de la Argentina, el cual es más liviano y más fácil de maniobrar que su antecesor.

El invento, aprobado por Alicia o, como ellos la llaman, su musa inspiradora, compitió en la feria regional, donde obtuvo el tercer puesto. Participó también en la “Feria de Ciencias y Tecnología de la Provincia”, donde salió primero en el área de Ingeniería y obtuvo el segundo premio a nivel general.

“La importancia del proyecto radica en promover la integración. Y los chicos entendieron perfectamente este punto y se comprometieron, no sólo por el hecho de demostrar sus conocimientos, sino porque entendieron el significado social que tenía de lo que hacían”, señala Norberto Onetto, su profesor quien, al igual que los chicos, agradece el apoyo de la gente: “Sentimos un orgullo muy grande de ver que hay muchas personas que nos acompañan y nos dan una mano para seguir adelante”, concluye.

Fuente: Clarin

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