La verdad poco clara de los peligros de la sal
Por doctorsalud
  
Lunes, 21/01/2013
A la hora de decidir políticamente bajar el consumo de sal, el ocultamiento de la incertidumbre científica puede ser un error y traer consecuencias en la salud, advierten especialistas.

La Universidad de Columbia puso en el mes de diciembre de 2012 un debate de la incertidumbre respecto a los beneficios y peligros de la sal analizado por otros científicos, destacando que la comunidad debe conocer este grado de incertidumbre que había durante la toma de decisiones públicas a la hora de considerar qué es lo que es bueno o malo para la salud.

A pesar de esta controversia científica sobre la calidad de las pruebas que implican la sal en la dieta sobre la enfermedad, los líderes de salud pública a nivel local, nacional e internacional presionaron con la reducción de sal en la población”, concluyó uno de los planteamientos publicados por la Escuela Maiman.

El ocultamiento de la incertidumbre científica en este caso fue un error que no sirve ni a los extremos de la ciencia ni a la buena política”, agregó

En su análisis, la Universidad de Columbia resalta lo expuesto por otros científicos, que si las evidencias se muestran de manera transparente se puede evitar posibles consecuencias no deseadas.

Ellos concuerdan que las decisiones políticas respecto a cuánta sal se debe o no consumir, se hizo de manera muy simplista, y que la comunidad científica no tiene una postura clara al respecto.

Las preguntas que se plantearon son si realmente ¿la sal es tan mala para la salud?, o bien ¿representa un riesgo solo para las personas con la presión alta?

Otra interrogante fue "si las autoridades van a regular la cantidad de sal en los alimentos, ¿tenemos evidencia necesaria para apoyar estas acciones?”.

Los científicos revisaron los estudios que hay hasta el momento y encontraron pocas evidencias para tomar decisiones con apoyo científico.

Un análisis de la Escuela Mailman publicado en la revista de Salud por los profesores Ronald Bayer y Sandro Galea citados por la Universidad de Columbia, revela los siguientes debates.

En 1970, la comisión de la Academia Nacional de Ciencias no halló pruebas suficientes de riesgo, pero sin embargo recomendó no más de 0,25% de sal en los alimentos infantiles”, según describe.

A su vez, los científicos citaron como controversial la decisión de un comité del Senado donde se estableció que el consumo de sal debía ser de tres gramos al día, siendo que el consumo promedio es de tres a cuatro veces esa cantidad.

Hicieron notar que en 1980, varios importantes estudios, entre los cuales citaron al Estudio de Salud de Escocia de Framingham Heart y la multinacional Intersalt, no pudieron encontrar evidencias significativas entre la ingesta de sodio y la salud.

En otros estudios de los años 80 y 90, citaron que algunos análisis demostraron que una gran reducción de la sal podría reducir la presión arterial ligeramente.

En tanto, dos grandes estudios del 2000 evidenciaron que la suspensión de la sal reduce la presión arterial y el riesgo cardiovascular, sin embargo, en 2011 se plantearon dos opiniones de dudas a esto.

Según el análisis actual, el problema es complejo en el debate de la sal, ya que no hay una línea divisoria clara de las posiciones de los principales científicos.

Por esta razón el doctor Bayer, especialista de ética y profesor de Ciencias Sociomédicas, de la Escuela de Historia y Ética de la Salud Pública, señaló que en estos casos no se puede seguir ocultando la incertidumbre real respecto al problema de la sal.

"Llegamos a la conclusión de que es un error que los políticos pretenden que la evidencia es clara de lo que realmente es. Ocultando la incertidumbre científica no sirve a la ciencia ni al público", destaca Ronald Bayer.

Un epidemiólogo planteó que es necesario explorar la certeza de las acciones de la salud pública, con el objeto de trabajar y cada vez más tomar decisiones en base a evidencias más informadas.

"Estábamos interesados ​​en explorar las diferencias entre la certeza de nuestra acción en la salud pública y la confianza de la ciencia. Comprender las razones de la diferencia entre ambos puede ayudar a guiarnos a la práctica basada en la evidencia más informada", dice a su vez el doctor Gelman Galea, profesor y presidente de la Escuela de Epidemiología.

Por esta razón, los investigadores del debate creen que se está siendo demasiado simplista al tomar acciones y decisiones públicas respecto a la sal, sin valorar realmente las evidencias que hay de manera más transparente. Considerar este problema puede ayudar a evitar posibles consecuencias no deseadas.


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