La educación de Dolores estuvo más plagada de pasión por el show-business que de ninguna clase de devoción católica. El espectáculo era cosa familiar, de un modo u otro, y Dolores no tardó en seguir el camino trazado.
Cuando tuvieron el gusto de conocerla, los espectadores decidieron amar a Dolores Hart, porque envidiarla era demasiado fácil.
Fue la primerísima chica que besó a Elvis Presley en la pantalla. La leyenda se contagió por morreo y la rubia Hart se hacía cosa de la cultura popular.
Con Elvis en "Loving You"
Como recién llegada a la industria, Dolores era el prototipo de la starlet, lista para la gloria, fresca novia de los focos, rápidamente colocada en producciones de categoría.
Con Stephen Boyd en "The Inspector"
Sucedía entre finales de los años cincuenta y principios de los sesenta. De guapa de segunda línea, la Hart pasó a ser protagonista.
Allí estaba, por ejemplo, en "Where The Boys Are", comedieta vacacional sobre un grupo de chicas adolescentes.
La película, hoy puro camp, planteaba el despertar sexual de una manera quasipionera para una producción de esas características. El personaje de Dolores se debatía entre el ardor y la sensatez, sin perder un gramo de exquisitez.
Con George Hamilton en "Where The Boys Are"
Todos la comparaban con Grace Kelly; la Hart era una especie de versión juvenil de la rubia glacial y distinguida.
Como Grace, Dolores Hart también protagonizaría una alucinante historia de Hollywood.
Si aquella se hizo princesa de Mónaco, Dolores quiso casarse con Dios.
¿Quién lo entendía? Dolores decía adiós a su carrera y rompía el compromiso matrimonial con su novio, el arquitecto Don Robinson.
Le dijo: "Por supuesto que te quiero". Y él, anticipándose a sus palabras, contestó: "Pero no todo amor acaba en el altar".
Mantendrían su amistad y, hasta su muerte, Robinson visitaría todas las Navidades a su perdida Dolores.
En 1963, Dolores Hart dejaba todas sus pertenencias terrenas y se preparaba para su papel definitivo en una abadía de Connecticut. Tenía 24 años.
En 1970, la novicia se convirtió oficialmente en Sor Dolores Hart. Hoy, es la Madre Superiora de la abadía.
Como Clara en "San Francísco de Asís"
¿Descontento profesional y personal? ¿Llamada divina? En la vocación de Dolores había sido esencial su visita al Papa Juan XXIII, mientras preparaba su papel de Santa Clara para la película "San Francisco de Asís".
El Papa la vio y le dijo: "¡Tú eres Clara!".
Dolores no volvió a ser la misma.
Este 2012, Dolores Hart reaparecía en los Oscars.
¿El motivo? Un cortometraje documental, nominado a la estatuilla aquella noche, que recogía su increíble historia, contada por ella misma, desde sus hábitos, desde sus rezos, desde sus recuerdos.
El título no puede ser más delirante y, a la vez, más perfecto, quizá la última justificación a la decisión de Dolores: "God Is The Bigger Elvis" (Dios es el mayor Elvis).
Ella asegura que nunca ha renunciado a su interés por el cine.
De hecho, ha acudido a personajes de la industria para sufragar sus obras de caridad, ha estado detrás de muchos espectáculos organizados por su abadía y, actualmente, se la reconoce como la única monja que puede votar en la Academia de Hollywood.
Insondable será tamaña renuncia al mundanal ruido, pero ella defiende su historia como la de una mujer que encontró el sentido a su vida y siguió el rumbo que llevaba hasta él.
Sin mayores explicaciones, sin mirar atrás.
Como quien ama.
Publican libro de actriz de Hollywood que hace 50 años se hizo religiosa de clausura
La editora católica Ignatius Press publicó el 7 de mayo, el libro El Oído del Corazón: el viaje de una actriz de Hollywood hacia sus santos votos (The Ear of the Heart: An Actress Journey from Hollywood to Holy Vows, título original en inglés) que narra detalles de la decisión por la vocación a la vida de clausura de la Madre Dolores Hart, una ex actriz de Hollywood que protagonizó en el año 1957 el primer beso cinematográfico con Elvis Presley.
Cuando entró al monasterio benedictino en 1963, la actriz de 24 años sorprendió a sus amigos, familia y al resto de Hollywood ya que ella estaba comprometida para casarse y tenía un contrato cinematográfico multimillonario con Metro Goldwyn Mayer, y recibía cinco mil dólares a la semana.
En diálogo con ACI Prensa el 6 de mayo, la Madre Dolores relató que una noche después de su fiesta de compromiso, su novio Don Robinson sentía que había algo o alguien más en el corazón de ella y le propuso darse un tiempo para que esté segura antes del matrimonio.
Hart empacó sus maletas y dejó Hollywood hacia Connecticut a la Abadía de Regina Laudis, un monasterio benedictino fundado por monjas francesas en 1947 que ella visitó en un retiro espiritual cuando se encontraba en Broadway por una nominación a los premios Tony por su actuación en The Pleasure of His Company.
Cuando llegó al monasterio se reunió con Madre Abbess para un serio discernimiento sobre la posibilidad de su vocación religiosa, ya que eso era algo que estaba rondando en mi, tal vez algo que debería hacer, recordó la religiosa.
Durante ese tiempo, otra actriz católica, June Haver hizo noticia cuando se volvió postulante con las Hermanas de la Caridad en Kansas y luego lo dejó al pasar unos pocos meses, entonces para evitar la publicidad, Hart estaba orientada a mantener su decisión en silencio hasta que ella realmente ingrese.
Fue un tiempo horrible. Yo no podía aceptar ningún contrato, no podía aceptar hacer nada, no podía decir nada a nadie y a pesar que tomó la decisión de entrar, ella se seguía preguntando ¿realmente será una respuesta?.
Uso la analogía de caer del piso 20 de un edificio, porque eso es lo que sentí la primera noche después que ingresé (al convento) (...). Era claro lo que tenía que hacer, entrar al monasterio porque era ahí donde mi corazón estaba.
Cuando yo finalmente vine a Regina Laudis, me tocó el hecho que las primera palabras de los Santos reglamentos de los Benedictinos dice Escucha hija mía, hijo mío, la voz de tu maestro con el oído de tu corazón, contó la religiosa.
Además aseguró que muchas personas no entienden la diferencia entre una vocación y tu propia idea sobre algo. Una vocación es un llamado, uno que no necesariamente quieras. Yo lo único que siempre quise, es ser actriz, pero fui llamada por Dios.
Cuando su amigo de toda la vida, Richard DeNeut, le planteó diez años atrás la posibilidad de escribir un libro de memorias, ella temía que no tendría ni el tiempo ni la memoria para escribir todas las cosas maravillosas que han pasado en un libro. Sin embargo, DeNeut insistió y le dijo que sus memorias serían muy buenas y muy importantes para ser leída por los demás.
Ambos comenzaron a dialogar por teléfono y por skype una hora diaria para así registrar sus historias hasta que tuvieron material suficiente para un libro cuyos textos presentaron a la sede en California de la editora católica Ignatius Press, porque prometieron que no cambiarían nada de la historia. Nosotros no la escogimos porque era una editora católica, sino por la promesa dijo Hart.
La religiosa también explicó que la vida consagrada no es como muchos asumen, no se trata de dejar tus talentos en la puerta e ingresar para encontrar a Dios en algo místico - es en cambio- una comunidad que brinda sus talentos contigo y se sirven unos a otros con lo que tienen.
Luego de 50 años, Madre Hart es Priora de la Abadía y mirando atrás nunca se imaginó cómo ella fue capaz de usar los talentos que Dios le dió para convertirse de actriz exitosa a saber escuchar, dejé el mundo, con el fin de volver a ingresar de manera más profunda, como escribe en el prefacio del libro.
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