Todo comenzó cuando Randi Zuckerberg, hermana del joven Mark y ex-directora de marketing de Facebook, subió una foto a su cuenta en la red social desarrollada por su hermano y utilizada por mil millones de personas de todo el mundo.

En la toma se ve a su familia, en la cocina, jugando alegremente con la opción “Toque” de Facebook en sus smartphones. Convencida de que sólo sus amistades podrían verla, Randi se sorprendió y ofendió tiempo más tarde cuando la imagen empezó a replicarse en otra red social, Twitter. Media hora después de brindar por Navidad junto a sus familiares, la empresaria estaba discutiendo con una tal Callie Schweitzer por haber subido la foto sin su permiso.

“No estoy segura de dónde sacaste la foto. La subí solamente para mis amigos en FB. Que la repostees en Twitter tiene cero onda”, la increpó Zuckerberg. La mujer que alteró la Nochebuena de la ejecutiva no tardó en responderle, en tono conciliador:

“Estoy suscripta a vos y esto [la foto] apareció al tope de mis Noticias. Te pido disculpas sinceramente, pero me apareció en el feed y parecía público”.

Tal vez luego de consultarlo con Mark, que debe tener más claro el tema de la privacidad en Facebook, Randi entendió por qué Schweitzer tuvo acceso a una foto que sólo debería haber sido vista por un número mínimo de personas. “Me parece que la viste porque sos amiga de mi hermana (etiquetada). Gracias por la disculpa. Pasa que me pongo sensible cuando las fotos privadas se convierten en ‘noticia’”.

Más allá de haber comprendido que el error había sido suyo, Randi eligió hacer una reprimenda pública sobre cómo manejarse con las fotos privadas (¿de su familia?) en la web. “Etiqueta digital: siempre pidan permiso antes de postear públicamente la foto de un amigo. No tiene que ver con configuraciones de privacidad, es una cuestión de decencia humana”.