Investigadores Argentinos descubren que los probióticos pueden prevenir el botulismo en bebés
La utilización de probióticos, microorganismos que promueven beneficios en la salud del organismo, puede prevenir al lactante del botulismo, gracias a una investigación realizada en Mendoza.
El botulismo del lactante (BL) es una toxinfección que afecta a menores de un año de edad. Se trata de una enfermedad neuroparalítica poco común pero potencialmente letal, especialmente si no es diagnosticada precozmente, ni es tratada en forma adecuada. Es causada por neurotoxinas botulínicas (NTBo) sintetizadas por el bacilo Clostridium Botulinum y otras especies, cuyas esporas se encuentran ampliamente distribuidas en la naturaleza. Su reservorio natural, y hábitat más frecuente, es el suelo, principal fuente de contaminación.
Hasta ahora no había sido considerado el uso de probióticos para interferir en la producción de la toxina, y en este caso se decidió probar con el Lactobacillus paracasei subsp paracasei. Esta alternativa resulta una innovación de alto valor científico si se tiene en cuenta que en cuanto a medidas preventivas hasta el momento sólo se considera no administrar miel a menores de un año de edad y evitar el ingreso al niño de las esporas con los alimentos, fómites, polvo ambiental, etc.
Parte de los resultados se lograron durante dos trabajos de tesis realizados por la Dra. Isabel Bianco y la Lic. en Bromatología María Carbone, en el marco de proyectos de investigación de la Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado de la Universidad Nacional de Cuyo, dirigidos por el Dr. Rafael Fernández y la Dra. Laura de Jong.
En diálogo con EL OTRO MATE Fernández explicó que se logró determinando en el laboratorio la interferencia del desarrollo y toxinogénesis de Clostridium Botulinum aislados de casos de BL de Mendoza, por bacterias ácido lácticas (BAL) reconocidas como probióticas. Se realizaron cultivos como testigo y de mezclas (co-cultivos) en diferentes proporciones de Clostridium Botulinum y BAL. Se determinó que las BAL por un lado inhibían el desarrollo del otro (que podría traducirse en una interferencia en la colonización intestinal), y por otro que la cantidad de toxina producida por Clostridium Botulinum era menor, en algunos casos con una disminución muy significativa, de hasta 10.000 veces menos (esto podría significar una enfermedad menos grave y menor duración, más una recuperación más rápida).
Según cifras brindadas por los investigadores, en Argentina entre 1982 y 2011 se registraron 659 casos de BL, el 90% en menores de seis meses de vida. Las manifestaciones clínicas se producen principalmente a nivel de las placas neuromusculares donde bloquea la liberación de acetilcolina y desencadena una parálisis fláccida, simétrica y descendente que puede producir la muerte por paro respiratorio o cardiorespiratorio.
La administración de los probióticos puede realizarse a través de alimentos funcionales, suplementos dietarios y formulaciones farmacéuticas, en consecuencia, el producto podría ser adquirido tanto en puestos de ventas de alimentos como en farmacias.
Se espera que la incidencia del BL, como también su gravedad, disminuyan significativamente. Es fundamental la difusión de la enfermedad y su prevención, no sólo en la población médica sino también entre la población general, principalmente en madres de niños pequeños y embarazadas, pronostica Fernández.
Fuente : EL OTRO MATE
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